miércoles, 16 de diciembre de 2015

En el solsticio de invierno

El Sol entra en el signo de Capricornio el martes 22 de diciembre a las 05:49 de hora peninsular española. Será el instante del solsticio de invierno, de la detención de la caída de la estrella que calienta e ilumina nuestros días; y ello va a suceder con la Luna en creciente. El satélite de la Tierra alcanzará su plenitud el día de Navidad a las 12:12 h.p., en el signo de Cáncer del cual es regente. Y empezará a disminuir mientras el Sol Invicto va remontando su órbita en la bóveda celeste...

Muchas veces hemos cantado silenciosamente a la Luna, alegres al verla en el cielo y contemplarla como una puerta abierta a espacios más altos o como una nave para conducirnos a aquel misterioso “allá” a donde queremos ir. Pero la Luna tiene también significados nefastos y puede que sean los dominantes en una coyuntura determinada. Quizás aquí. Quizás ahora mismo.

El astro central que se consume a sí mismo para darnos luz y calor va a revertir su disminución ante un luminar que no es más que un reflejo suyo, una engañosa y temporalmente poderosa señora a la que tantos poetas han verseado. La vigencia de la pálida e inestable diosa del psiquismo desordenado tiene los días contados, como lo tienen todos los efluvios que ella derrama a cambio de la luz que se roba. Es propio del Sol prevalecer hasta el fin de los tiempos.


domingo, 20 de septiembre de 2015

Equinoccio de otoño 2015

Estamos ya a las puertas de la entrada del Sol en el signo Libra y por tanto del inicio de una nueva estación.

Según los cálculos del Observatorio Astronómico Nacional, ésta comenzará en la Península Ibérica el miércoles 23 de septiembre a las 10h 21m de hora local. Durará 89 días y 20 horas, y terminará el 22 de diciembre con la llegada del solsticio.

En los días de la estación, el alba estará presidida por Venus (extraordinariamente brillante en septiembre) acompañada de Marte y Júpiter. El principio de la noche estará dominado por Saturno hasta mediados de noviembre.

Veremos a Marte y Júpiter en una conjunción casi perfecta (separación de sólo 0,4º de arco) al alba del día 18 de octubre. Y al despuntar los días 8 y 9 de noviembre, el cielo nos obsequiará con una bellísima alineación de una Luna menguada en forma de nave, Venus, Marte y Júpiter (por este orden desde el horizonte sureste).

En la estación que comienza, a los boreales nos toca la siega y la vendimia, el repliegue y la concentración siguiendo el gesto de la estrella central, que se sumerge bajo el ecuador celeste perdiendo lozanía. Es una época en que Apolo, el “certero flechador”, va seguir disparando sus flechas, no faltaría más, pero cada vez algo más débilmente, cada vez con un poco menos de alcance. Porque él y sus hijos de esta mitad del mundo precisan redirigir una parte de su energía hacia dentro, poniéndola al servicio de labores de calafateo y reedificación interior.

Estampa de la vendimia en el Empordà (de la web http://www.vinscollderoses.net)

Lo cual no quiere decir que se cancele el despliegue del escenario y la salida a la palestra del protagonista estelar de cada día, no. Como tampoco lo vamos a hacer quienes seguiremos proyectando nuestra acción con vigor en la plaza pública. Sólo que dedicaremos una parte de nuestro tiempo, y quizás no menor, a la meditación, el estudio y la necesaria ejercitación. Ya se sabe que después de la siega, hay que volver a preparar la tierra para que pueda ser penetrada nuevamente por la semilla y ésta –previa putrefacción- germine. Cosas que sucederán bajo la atenta supervisión de Dioniso, a quien Apolo va a ceder su lugar en el debido momento.

Y ojo con el eclipse total de Luna de la madrugada del 28 de septiembre, visible en toda España.



sábado, 22 de agosto de 2015

La Tumba de Hermes

En nuestro viaje por los símbolos del Cosmos nos detenemos ahora ante la Gran Pirámide de Gizeh, erigida bajo el reinado del faraón Keops unos 2.600 años antes de nuestra era. Es la mayor de las construidas en Egipto y fue considerada durante la Grecia helenística y el Imperio Romano como una “Maravilla del Mundo”. Mereció este apelativo sin duda por su monumentalidad y belleza; pero lo que en verdad la hace maravillosa es su diseño simbólico inteligente.

La pirámide tiene una base cuadrada de aproximadamente 230 m de lado que está orientada según los cuatro puntos cardinales. En la actualidad corona a unos 137 m de altura, pero habida cuenta de la inclinación de los planos que contienen las caras laterales (de 51º 50’ sobre la horizontal) y del hecho que estaba cubierta de un grueso revestimiento de piedra caliza hoy desaparecido por la erosión, se estima que el vértice de la pirámide debía estar originalmente a una cota de 147 m por encima de su base. En cuanto a la longitud de las aristas, ésta resulta ser de 219 m lo que supone que las caras laterales de la construcción son triángulos isósceles ligeramente achatados y no equiláteros como quizás se podría suponer.

Imagen de la Gran Pirámide de Gizeh (foto de Nina Aldin Thune)

La Gran Pirámide fue llamada en la antigüedad “la Tumba de Hermes” puesto que se afirmaba que “en dicha pirámide se encierra la Ciencia Sagrada transmitida por Hermes (identificado con el profeta Idris o Henoch) desde los tiempos antediluvianos, en clara alusión a la civilización Atlante, remontándose a través de ésta hasta la propia Tradición Primordial. Se afirma también que la referida pirámide guarda esa Ciencia no en forma de documentos o inscripciones jeroglíficas, sino ‘fijada’ en su propia estructura exterior e interior, pues en verdad se trata de un auténtico modelo simbólico del Cosmos, al cual refleja en todas sus proporciones y medidas.” (F.G.F. y colaboradores, Introducción a la Ciencia Sagrada. Revista SYMBOLOS, 25-26, p. 316, acápite “El Hermetismo Alejandrino”)

En la voz “Pirámide” del Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos de Federico González leemos:
“La pirámide es un símbolo sustituto de la montaña, en el sentido de altura y elevación espiritual que ello significa. 
Las pirámides son unánimes, ya sean escalonadas o no y se encuentran en las civilizaciones precolombinas y egipcias, de modo notorio, aunque también algunas otras pequeñas (celtas) o montes con templos escalonados, que pueden subirse, como en el sudeste asiático o China. Los zigurat mesopotámicos son de igual sentido, aunque un camino espiral circunda la montaña. 
Son todas ellas sendas hacia la sumidad intelectual y lo más alto.”
El arquetipo que reproduce la Gran Pirámide –como también las pirámides menores vecinas, igualmente de bases cuadradas y orientadas– está a la vista de cualquiera que contemple su estructura sustrayéndose a las discusiones acerca del número y peso de los bloques que componen el monumento y de si éstos fueron colocados con rampas, grúas de madera u otro tipo de artefactos por tal o cual número de esclavos, tan caras a los ‘egiptólogos’. Ante nosotros, simplemente, la imagen de un punto en lo alto del que emanan rayos oblicuos cuyas intersecciones sobre el plano terrestre determinan un espacio ordenado. Un símbolo bellísimamente desnudo de la Cosmogonía.

Como narra el Tao te King y los relatos cosmogónicos de todas las tradiciones de maneras análogas, “el Tao da nacimiento al uno” quedando afirmada una Unidad misteriosamente en el seno de la Nada supraesencial. El punto geométrico (y como tal, el vértice de la pirámide) es un símbolo de esa primera determinación, del mismo modo que la recta (en el modelo de la pirámide, cada una de sus aristas) lo es de la polarización primordial inherente a su propia esencia según todas las semillas y gérmenes del Universo revelan. La conjunción de la Unidad y la Dualidad primigenia conforma un Ternario generador (“el tres da nacimiento a todo”) cuya imagen simbólica por excelencia es la forma triangular (como la de las caras de la pirámide), siendo el cuadrado un símbolo de la Creación emanada de la Tríada principial que espeja a la Unidad en el plano de la Manifestación (4 = 4+3+2+1 = 10 = 1+0 = 1).

Podemos ver al cuadrángulo horizontal que constituye la base de la pirámide, pues, como un símbolo de la Existencia Universal y también de un grado de particular de esa existencia, por ejemplo aquél en el que discurre nuestra vida como seres humanos individuales. Este nuestro periplo por dicho ámbito es un oficio temporal cuyo desenlace es la reintegración en nuestro Origen, según muchos compañeros de viaje afiliados a la Cadena Áurea atestiguan y hasta puede que hayamos comenzado a experimentar íntimamente. Se atisba, pues, un viaje vertical de retorno por un espacio intermediario cuajado de estados manifestados e inmanifestados del Ser que cabe ver como análogo al espacio que encierra el volumen alzado de la pirámide. Devueltos a la Unidad principial, participaremos de un enorme fundido al negro del Cosmos en el seno del No-Ser, de unas tinieblas más luminosas que cualquier Luz, definitivamente liberados de cualquier concreción. Todo lo cual no es más que una manera de hablar de algo que es incognoscible y completamente inefable por naturaleza…

Sección sur-norte de la Gran Pirámide (esquema de Franck Mounier). Leyenda: 1.- Acceso original, en la cara norte, actualmente obstruido. 2.- Acceso actual, ordenado abrir por Al-Mamun en el siglo IX d.C. 3.- Bloques de granito que sellaban el acceso al pasaje superior. 4.- Pasaje que comunica con la Cámara subterránea. 5.- Cámara subterránea. 6.- Pasaje de acceso a la Gran galería. 7.- Cámara de la Reina. 8.- Pasaje que comunica con la Cámara de la Reina. 9.- Gran galería. 10.- Cámara del Rey y estructuras de descarga. 11.- Antecámara. 12.- Pasaje perforado que comunica con la Gran galería y la Cámara subterránea. 7 y 10.- Canales de ventilación de las Cámaras del Rey y de la Reina.

Acerca del viaje de ultratumba y la simbólica de la Gran Pirámide, es muy notable que se hayan encontrado tres cámaras fúnebres a diferentes niveles en el interior del monumento (ver esquema). La primera de ellas se halla por debajo de la cota del terreno, a mayor profundidad que el cuerpo de la pirámide propiamente dicho y por lo tanto fuera de él, en un nivel que cabe relacionar con el tránsito post-mortem por el inframundo y al que se llega por un pasadizo descendente que arranca de la entrada a la pirámide, ubicada en el lado norte. Antiguamente, éste era el único ámbito al que se podía acceder directamente desde el exterior de la pirámide puesto que el corredor ascendente que conduce a la denominada “Cámara de la Reina” estaba sellado por grandes bloques de granito. Desde la tumba inferior (presumiblemente, la única estancia en que se depositó alguna vez un cadáver) se puede alcanzar esa segunda cámara situada aproximadamente en su vertical, sobre el eje de la pirámide, a través de un pasadizo perforado, mientras que de la “Cámara de la Reina” se accede a la “Cámara del Rey”, ubicada a un nivel aún superior cerca del centro de la pirámide, a través de un pasillo horizontal y una “Gran galería” aboveda y oblicua. Nos llama mucho la atención la semejanza entre el tránsito por estas estancias fúnebres y el ascenso por las sefirot Malkuth, Yesod y Tifereth del pilar central del Árbol de la Vida, un recorrido que debe continuar hasta la cima (en el Árbol, Kether) y culminar más allá del Cosmos con el despojamiento de todo lo que pudiera ser algo.

Acabaremos esta nota volviendo sobre las dimensiones algo intrigantes de la Gran Pirámide. Varios autores atribuyen a Herodoto la observación de que “si se levanta un cuadrado sobre su altura [de la pirámide], su superficie corresponderá a la de cada una de las superficies triangulares [de las caras laterales]”. Expresando esta igualdad en términos matemáticos y sustituyendo en la ecuación resultante la medida del lado del cuadrado de base, se obtienen dimensiones totalmente concordantes con las expuestas al principio, un ángulo de inclinación de las caras laterales idéntico al observado y algo mucho más interesante: que la distancia entre el punto medio de un lado de la base cuadrada de la pirámide y el vértice de ésta (o sea, la longitud del apotema de una cara triangular) y la distancia horizontal entre ese mismo punto medio y el eje de la pirámide están en proporción áurea. Siendo ésta una relación geométrica que expresa que “el Todo es a la parte como ésta es al resto”, traspuesta a las dimensiones de la Gran Pirámide sugiere que alcanzar el centro del estado de ser en el que se desarrolla nuestra vida como hombres y mujeres, es decir adquirir la plenitud de nuestra condición humana, es análogo a retornar al Origen.

jueves, 6 de agosto de 2015

La rueda, una imagen simbólica del Cosmos

[ Fragmento del capítulo 2 del volumen El Simbolismo de la Rueda, de Federico González Frías. http://simbolismoyalquimia.com/imagen-simbolica-del-cosmos.htm ]


"De los numerosos símbolos que aparecen en una u otra tradición o civilización, alejadas en el espacio (geográfico) o en el tiempo (histórico) y que son idénticos, merece especial atención el símbolo de la rueda. No sólo porque éste se da en todas las culturas de las que tenemos noticia, sino también por las innumerables posibilidades que brinda, la diversidad de campos que abarca, y la acción concentradora que ejerce en el estudio y el ordenamiento indispensable en cualquier investigación seria.

Por otra parte, las relaciones de todo tipo a que se presta este símbolo parecen indefinidas, así como sus conexiones con otros pantáculos igualmente tradicionales. (1) En efecto, siendo el símbolo de la rueda la expresión del movimiento y la multiplicidad, también lo es de la inmovilidad original y de la síntesis. Es, asimismo, la expresión simbólica de la expansión y la concentración. De la energía centrífuga, que parte del centro a la periferia, y de la energía centrípeta, que retorna a su centro, eje o fuente. Para volver a extenderse una vez más, siguiendo una ley universal a la que obedecen las mareas de los mares (flujo y reflujo) y la tierra (condensación, dilatación). Así como la diástole y la sístole, la aspiración y la expiración del hombre o del universo, es decir, tanto de lo microcósmico como de lo macrocósmico. Es este símbolo también la manifestación de lo que siendo apenas virtual (el punto) genera un espacio o plano (que delimita la circunferencia). (2) Y está obviamente ligado, por lo tanto, con el espacio y el tiempo, y asociado o unido a cualquier idea de cosmogonía y creación.

En este mismo sentido, el movimiento superficial de la rueda, o externo, estaría vinculado con la manifestación, mientras la virtualidad, la inmovilidad del punto central o eje, se hallaría conectada con lo inmanifestado. (3) Las modalidades especiales del símbolo de la rueda surgen por la irradiación, o por la "actualización", de las "potencialidades" del punto central, que se hace "presente" en el tiempo, creando un campo espacial. Se ha visto que un punto genera un plano, es decir, un espacio. Ese punto central es un eje en la tridimensionalidad. Por lo tanto el símbolo de la rueda está estrechamente ligado con todo símbolo axial y vertical. Y asimismo con todas las proyecciones de la vertical, es decir, con la creación de planos o espacios horizontales, articulados a través de un eje al cual reflejan, siendo uno de ellos el perímetro limitado de nuestro mundo, ciclo, o cualquier campo definido en relación con las coordenadas espaciotemporales."




Notas

(1)  "La esfera es en la tridimensionalidad lo que el círculo es en el plano. Sabido es que el símbolo de la rueda se representa gráficamente como un punto y la circunferencia a que da lugar por la irradiación de sus posibilidades. Mientras el punto central (o eje de la rueda) permanece fijo e inmutable, la periferia se mueve y gira alrededor de él."

(2)  "Es curioso observar que el punto central y la circunferencia, 'que juntos conforman la figura del círculo', constituyen el emblema astrológico del sol, que es el padre de la vida, la que produce por irradiación de su energía hasta sus propios límites."

(3)  "En la nomenclatura alquímica, el punto y la circunferencia y a veces sólo un círculo (simbolizado por Uroboros, la serpiente que se muerde la cola), son imágenes de la vida y su origen, de la sucesión y la simultaneidad. Y también del oro entendido como rey de los metales o símbolo de la perfección mineral. Hay que recordar que la alquimia sostiene que la energía de los astros en los cielos, se cristaliza en la de los minerales, siendo ambas análogas entre sí. Esto es lo mismo que decir que existe una reciprocidad entre cielo y tierra y viceversa. Es innecesario agregar que estas relaciones están invertidas la una con respecto a la otra y que la perspectiva o visión varía según se tome un punto de vista o el opuesto. Lo mismo sucede con el punto central y la circunferencia a que da lugar. Siendo estos términos complementarios, están sin embargo jerarquizados. Lo más alto es el cielo, lo más bajo la tierra. 'El hombre acata las leyes de la tierra, la tierra acata las leyes del cielo' (Tao Te King 25). Es imprescindible un punto central o eje para que la circunferencia o la rueda existan, no así a la inversa. Hay una interrelación, pero también una preeminencia con respecto a la mitad superior (cielo) y a la mitad inferior (tierra) de una esfera."

lunes, 3 de agosto de 2015

Cosmografías (III)

Las cosmografías se expresan y transmiten con el lenguaje de las artes y ciencias herméticas, esto es, el de las artes de la palabra (gramática, dialéctica, retórica) y de las ciencias del número, los ciclos y la proporción (aritmética, música, geometría, astronomía). Ello es así porque los códigos simbólicos de estas ciencias, reveladas al ser humano por el dios instructor e iniciador que es invocado con los nombres de Thot-Hermes-Mercurio, están diseñados para promover la intelección directa, en este caso, de la Cosmogonía y su Principio inmanifestado.

Luca Pacioli (1495). Arista desconocido. Museo di Capodimonte, Nápoles.

Por medio de la contemplación de los modelos simbólicos del Cosmos nos sumergimos en la vivencia efectiva del orden vivo del que nuestro ser forma parte, de una Cosmogonía en curso que se encamina inexorablemente hacia su culminación, que no es sino la reabsorción del Cosmos en su origen. Sí, la Cosmogonía culmina paradójicamente con la abolición de la Manifestación y la desaparición de todo lo que ha venido al ser, al igual que la vida de una estrella es coronada con su extinción.
"¿Dónde desapareció el universo? ¿Quién se lo llevó? ¿En qué se diluyó? Hace un rato que se lo veía. ¿Dejó de existir? ¡Qué maravilla!" (Shankaracharya, La Joya Suprema del Discernimiento)

sábado, 25 de julio de 2015

Cosmografías (II)

Escribe A.J. Festugière glosando el Timeo de Platón:
"Nuestra alma intelectual está compuesta de las mismas sustancias que el Alma del Mundo. Su movimiento es pues del mismo tipo, los círculos de lo Mismo y de lo Otro deben girar en el alma humana con la misma regularidad que en el Alma Universal. Si esos círculos giran a contratiempo en los años de turbación que suceden al nacimiento es a causa del desorden inherente a la materia. Pero corresponde a una sabia educación, a la recta filosofía, corregir estos errores. ¿En qué consistirá esta corrección? En conocer exactamente los movimientos regulares de los astros, es decir, el pensamiento perfecto del Alma del Mundo, y luego reformar el pensamiento propio conforme a este conocimiento. Actuando así, el sabio no sólo obtiene una prueba de la Divinidad, sino que entra en comunión con la Divinidad misma (...) Ahí reside el valor de la contemplación de los astros." (La révélation d'Hermès Trismegiste, II, pp. 138-139)
Robert Fludd, Utriusque cosmi maioris scilicet et minoris metaphysica, physica atqve technica historia (1617)

De tal modo las cosmografías, en tanto que imágenes simbólicas de la Cosmogonía (de gignomai, "yo llego a ser", "soy engendrado"), conducen eficazmente a la vivencia del orden interno establecido de manera análoga en el Alma del Ser Universal y en el alma de cada ser individual. De una Cosmogonía Perenne, o sea de un Cosmos en permanente construcción, permanentemente inacabado; es decir, del Ser Universal en acto, el cual se hace cognoscible precisamente a través del despliegue de la Manifestación.
"Para muchas disciplinas iniciáticas el conocimiento de la ley cósmica y sus distintos niveles de realidad, es decir, la cosmogonía, es el paso previo al reconocimiento del ser en el mundo, la relación del ser individual con el Ser Universal, y su encarnación; por lo tanto, el Conocimiento del Ser en sí mismo, o sea la ontología como integración de todo lo que la Ley ordena y soporte de la metafísica (es decir, para aquello que está más allá de la ley cósmica)." (Federico González Frías, Simbolismo y Arte, p. 62)

sábado, 18 de julio de 2015

Cosmografías (I)

La voz "cosmografía" deriva del griego kosmos ("mundo", "universo", o más propiamente "orden", "estructura") y de grapho ("yo describo"). Alude, pues, a una descripción de la estructura del universo que necesariamente ha de ser simbólica, pues lo que se debe decir del Cosmos ante todo es que se trata de una manifestación significante de su origen inmanifestado. Una posibilidad concreta emanada de una potencialidad sin límites a la que revela.

Así, poco tienen que ver las cosmografías sagradas con las cosmologías profanas (de logos, "tratado"), enunciados y catálogos cuya razón de ser y virtualidad se agotan en la propia descripción. Como dice el poeta:
"La suma de las vueltas alrededor de un eje es igual a la numeración de las galaxias; ambas no nos dicen nada acerca del universo. Lo que está implícito en la horizontal, lo que en Él es inmanente o potencial, lo que advertimos en la interioridad de la conciencia, eso es lo que interesa. No el vagabundeo de existencias análogas, sino la esencia, la encarnación". (Federico González Frías, En el Útero del Cosmos, acto I)
Las cosmografías sagradas o tradicionales no describen al universo como un contenedor o envoltorio que recubre un interior en el que pasan cosas (por ejemplo, nuestras vidas) que no tienen nada que ver con esa piel estrellada que vemos, sino como "ciclos, ritmos, formas, números, vida, muerte y resurrección que son la vida misma transcurriendo". Es decir, como una estructura inseparable de la vida del Ser Universal, de su "siendo", y que revela a la matriz misteriosa en la que éste es engendrado. Un modelo arquetípico que está grabado en el corazón del macrocosmos y del microcosmos. Una "vibración primordial coagulada", la proyección en el espacio y el tiempo de la Cosmogonía.


Reloj astronómico de Praga (s. XV)

viernes, 19 de junio de 2015

Solsticio de verano 2015

El Sol ingresará en el signo de Cáncer el próximo domingo 21 de junio a la 18:38 h (hora local peninsular) dando inicio al verano boreal. La estación concluirá con el advenimiento del equinoccio de otoño el 23 de septiembre y tendrá una duración de 93 días y 15 horas.


Venus seguirá siendo visible y muy brillante tras la puesta del Sol hasta finales de julio aunque cada día por menos tiempo. En agosto será invisible (alcanza la conjunción con el Sol a mediados del mes) hasta reaparecer en sus últimos días como lucero del alba, condición que mantendrá durante el mes de septiembre. Marte empezará a verse antes del amanecer a finales de julio, y Júpiter se podrá contemplar tras la puesta del Sol hasta finales de agosto, pasando a ser visible antes del amanecer a primeros de septiembre. Saturno podrá verse después de la puesta del Sol durante todo el verano.

La lluvia de las Perseidas (las conocidas lágrimas de San Lorenzo) sucederá hacia el 12 de agosto y su observación será favorable por coincidir con la Luna en fase cercana a la Luna nueva.

El día 13 de septiembre se producirá un eclipse parcial de Sol que no será visible en España.

(Datos astronómicos proporcionados por el Observatorio Astronómico Nacional del Ministerio de Fomento).

jueves, 19 de marzo de 2015

Llega la primavera

Estamos a punto de dejar atrás un invierno frío que recordamos que arrancó con un solsticio coincidente con una luna nueva. Y la estación se va a despedir nada menos que con un eclipse de sol (parcial en España) que será visible en toda Europa, el norte de África y el noroeste de Asia. En nuestras coordenadas de latitud y longitud, este fenómeno comenzará mañana viernes 20 de marzo a las 9h 11m y concluirá a las 11h 28m (hora local peninsular), produciéndose en su momento álgido -a las 10h 17m- una ocultación del 63% del disco solar.

Todas las tradiciones de la Antigüedad han considerado a los eclipses como momentos de desencadenamiento de energías funestas opuestas a la luz de las que uno debe ponerse a resguardo. Escribe Federico González al respecto, en la entrada "Eclipse" de su Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos:
"Si los antiguos viviesen estarían atónitos ante la levedad con que se tratan los eclipses actualmente. Justamente, hoy miércoles 15 de Junio a las 21.45, se producirá uno de ellos y podrá verse claramente donde estamos, en Cádiz; mientras tanto la población lo convierte en jolgorio, mirando la Luna y haciendo bromas sobre ella, y dice que aparecerá teñida de sangre, en lugar de estar escondidos en sus casas, como hacían todos los pueblos europeos y precolombinos y otros descendientes de los atlantes, y que llegado este momento preciso (de dos horas de duración) se cubrían con sus capas o ponchos y allí emitiendo todo tipo de sonidos espantosos trataban de ahuyentar aquello que había dejado el eclipse. 
Muy peligroso el eclipse. 
Se necesita ir con cuidado y posponer toda cita o encuentro en esas horas."
Afrontaremos, pues, este momento de coyuntura con el gesto adecuado hasta que el Sol rebase olímpicamente al lento disco negro. Y celebraremos, unas horas después, que nuestra estrella central alcanza el punto vernal, ingresando victorioso -tras un tiempo que nos ha parecido lleno de pruebas- en el signo de Aries y el hemisferio norte celeste.

Según cálculos del Instituto Geográfico Nacional, la llegada de la primavera será a las 23h 45m de mañana (hora local peninsular). Durará 92 días y 18 horas, y terminará con el solsticio de verano el día 21 de junio.

La primavera, de Sandro Botticelli (ca. 1482)

Podremos ver a Venus y a Júpiter tras la puesta de Sol durante toda la estación, pero a Marte sólo hasta finales de abril. Al inicio de la primavera, el orto diario de Saturno tendrá lugar hacia la medianoche, si bien en junio el astro será visible ya tras la puesta de Sol. El máximo brillo anual de Saturno tendrá lugar el 23 de mayo, momento en que se encontrará en su oposición.

martes, 17 de marzo de 2015

La Hidra, el Cuervo y la Copa

La larguísima constelación de la Hidra ocupa más de 90º de ascensión recta (o sea, de longitud celeste) y es la más extensa de todo el firmamento. Se divisa su cabeza debajo de la constelación de Cáncer, y su cuerpo demarca una banda sensiblemente paralela a la eclíptica, a la manera de un subrayado, bajo las constelaciones zodiacales que surcan el cielo de las noches de primavera.

Dice Arato de la Hidra que, “como si estuviera viva, culebrea de cabo a rabo; su cabeza llega bajo la mitad del Cangrejo, su espiral bajo el cuerpo del León; su cola cuelga sobre el mismo Centauro. En mitad de su espiral está situada la Copa, y en el extremo la figura del Cuervo en acción de picotear la espiral.” Manilio observa que “la Hidra imita con la disposición de sus fuegos un lomo de escamas.”

Las constelaciones de la Hidra, el Cuervo y la Copa
y los asterismos que las rodean (Urania's Mirror, Londres, ca. 1825).

Eratóstenes relata en sus Catasterismos el mito que vincula a la hidra, el cuervo -pájaro del dios Apolo- y la copa. Un día, los dioses estaban celebrando un sacrificio y enviaron al ave a por agua de una fuente. El cuervo voló hasta ella y vio que al lado del manantial crecía una higuera con frutos apetecibles pero que éstos aún estaban verdes. Decidió entonces posarse en el árbol y aguardar lo necesario para que los higos madurasen. Transcurrido ese tiempo, el cuervo se comió los higos y recapacitó que no había cumplido con lo que le había sido encomendado. Resolvió por ello coger una hidra que habitaba en la fuente y presentarse ante los dioses con la serpiente y la copa -vacía- en la que debía haber transportado el agua diciendo que el animal se había bebido el líquido. Apolo, conocedor de lo verdaderamente sucedido, dispuso que el cuervo se quedase a vivir para siempre entre los hombres sufriendo una prolongada sed.

Cornelius explica que la constelación de la Hidra se asociaba en Mesopotamia a la serpiente de agua Tiamat, aniquilada por Marduk en la gran guerra de los dioses, y que la antigüedad grecolatina también la relacionaba con la Hidra de Lerna que Hércules mata en su segundo trabajo. Esta es la narración que transcribe el autor:
“Lerna, una región costera fértil y sagrada, cercana a la ciudad de Argos, había vivido bajo el terror de la monstruosa Hidra. Esta criatura, que vivía en un pantano, tenía el cuerpo de un perro y (en la versión más corriente) nueve cabezas, cada una de las cuales expelía vapores venenosos. De cada cabeza que se cortara o aplastara nacían tres cabezas nuevas. Para aniquilar a este monstruo, Heracles siguió los consejos que le dio Atenea: lo forzó a salir de su madriguera disparándole dardos de fuego y no respiró mientras duró el combate. Cortó las cabezas, pero a cada golpe de su espada nacían otras nuevas. En ese momento, un cangrejo salió del pantano y pellizcó el pie de Heracles con sus pinzas. Inmediatamente fue aplastado y se convirtió en la constelación de Cáncer.
El conductor del carro de Heracles, Yolao, acudió en su ayuda. Yolao hizo un fuego en una esquina de la cueva y, cogiendo ramas encendidas, quemó y cauterizó las heridas de la Hidra, cortando de este modo el flujo de sangre para impedir que se formaran nuevas cabezas. En ese mismo momento, Heracles encontró la inmortal cabeza de oro de Hidra entre el amasijo furioso del cuerpo de la criatura; la arrancó del cuerpo y la enterró debajo de una pesada roca. Después, la evisceró y mojó las puntas de sus flechas en la hiel del monstruo. Desde entonces, cualquier herida producida con estas flechas ha tenido consecuencias fatales.”

domingo, 15 de marzo de 2015

Popa

La Astronomía contemporánea divide la gran constelación Argo Navis (la nave Argo) de la Antigüedad en tres asterismos menores: Carina o Quilla, Vela y Popa. De los tres, sólo este último es visible desde las latitudes intermedias del hemisferio norte. A la Popa se la observa debajo del Can Mayor (a la cual se sitúa fácilmente en el cielo de invierno por el gran brillo de Sirio) flanqueada por la Vía Láctea.

La constelación Argo Navis en la Uranographia de Johannes Hevelius (1690),
con la popa de la embarcación en primer plano.

De este modo, contemplar a la Popa es evocar la gesta mítica de Jasón y los Argonautas en pos del Vellocino de Oro, la dorada piel del carnero enviado por los dioses para rescatar a Frixo y que se relaciona con la constelación de Aries.

Cuenta el mito que el rey Atamante de Beocia, desencantado de su esposa Nefele - con quien había tenido a Frixo y Hele -, se casó con Ino y ésta, guiada por los celos, tramó un plan para causar la muerte del hijo varón habido en el anterior matrimonio del rey. Ino arregló secretamente que las mujeres del reino tostasen el grano de trigo almacenado para la siembra de primavera. Cuando los hombres lo sembraron, las semillas no germinaron y hubo una gran hambruna en el país. Atamante envió a un emisario a consultar al oráculo de Delfos acerca de esta cuestión, y aquél, sobornado por Ino, regresó diciendo que el requerimiento del oráculo para que el trigo brotase de nuevo era que Frixo fuese sacrificado. Dispuesto ya Frixo para el sacrificio, Zeus atendió los ruegos de Nefele y envió a un carnero maravilloso con piel de oro que arrebató al niño y a su hermana.

El carnero transportó a Frixo y a Hele por los aires. Al atravesar el estrecho que separa Europa de Asia, la niña cayó al mar que hoy es conocido como Helesponto y murió ahogada en él. Frixo llegó solo al país de la Cólquide a orillas del Mar Negro y fue acogido por su rey Eetes, hijo de Helios y de la ninfa Perseis. En muestra de gratitud, Frixo sacrificó al carnero en honor a Zeus y regaló el Vellocino de Oro al rey. Eetes consagró el Vellocino al dios Ares, colgándolo de un roble del bosque sagrado del dios de la guerra, y lo puso bajo la custodia de un terrible dragón.

Tiempo después, en la ciudad tesalia de Yolco, aconteció que el rey Esón fue desposeído de su trono por su hermanastro Pelias, nacido de la unión de Tiro con Poseidón. Para proteger a Jasón, el hijo pequeño de Esón, su madre Alcimede lo confió al centauro Quirón, y éste lo educó en el monte Pelión enseñándole las artes de la medicina. Habiendo alcanzado la edad adulta, Jasón regresó a Yolco y reclamó el trono a su tío. Pelias impuso a Jasón una condición para devolverle el poder usurpado: que se hiciese con el Vellocino de Oro y lo trajese de vuelta a Tesalia.

Habiendo consultado al oráculo de Delfos, Jasón organizó una expedición naval a la Cólquide con la ayuda de los más grandes héroes de Grecia, entre ellos Heracles, Orfeo y los Dioscuros. Bajo la dirección de Atenea y con la ayuda de Hera - diosa deseosa de perjudicar a Pelias pues éste desdeñaba su culto -, el héroe Argo, hijo de Frixo, construyó un navío bautizado con su nombre con madera de roble del bosque de Dodona, y este fue el bajel que llevó a los Argonautas comandados por Jasón hasta las orillas del reino de Eetes.

Medea, sacerdotisa de Hécate, hija de Eetes y de la ninfa Idía y sobrina de la hechicera Circe, se enamoró de Jasón apasionadamente a primera vista y éste le prometió desposarse con ella a cambio de su ayuda para conquistar el Vellocino de Oro. La sacerdotisa protegió a Jasón con ungüentos mágicos del hálito de fuego de los toros a los que el héroe debía uncir por orden de Eetes y condujo al héroe y a sus compañeros al bosque sagrado donde se encontraba el Vellocino, durmiendo al dragón vigilante con sus sortilegios para que pudieran obtener el botín.

Jasón se hace con la piel de oro y escapa con Medea y los Argonautas a bordo de la nave Argo. Para impedir que los barcos de Eetes den alcance al navío tesalio, Medea despedaza a su hermano Apsirto, a quien había tomado como rehén, y arroja sus trozos al mar para que Eetes deba demorarse recogiendo los trozos de su hijo muerto. Más adelante, las artes de Medea permiten derrotar al gigante de bronce Talos que custodiaba la isla de Creta.

Cuando los Argonautas llegan por fin de vuelta a Yolco, Medea ayuda a Jasón a desembarazarse de Pelias, quien incumple su palabra de restituir el reino al legítimo heredero de Esón; pero es tan cruel su muerte a manos de sus propias hijas, hechizadas, que los habitantes de la ciudad deciden expulsar a Jasón y a Medea. La pareja se refugia en Corinto y vive allí felizmente durante diez años, engendrando a varios hijos.

Jasón acaba repudiando a Medea para casarse con Glauce, hija del rey corintio Creonte, y Medea se venga del héroe argonauta asesinando a la esposa de éste, a Creonte y a sus propios hijos habidos de la unión con Jasón. Tras estos crímenes, Medea huye en un carro tirado por dragones que le había obsequiado el dios Helios.

Explica Arato en los Fenómenos que la Argo celeste navega “del lado de la popa, pues no realiza su marcha según lo acostumbrado, sino que se desliza en sentido inverso, como las naves auténticas cuando los marinos vuelven en dirección contraria la popa al entrar en puerto; cada uno hace virar en seguida la nave, y agitada por el flujo y reflujo toca tierra firme. De este modo, en el sentido de la popa, se desliza la Argo de Jasón.” Por su parte, Eratóstenes expone que “la diosa Atenea elevó al firmamento esta constelación por haber sido la primera nave que se construyó; la nave poseía voz profética y fue la primera que surcó el mar hasta entonces impenetrable. Así quedaba como testimonio imperecedero para las generaciones futuras.” Manilio dice que Argo “posee el cielo merecido por los grandes peligros pasados” y que “por salvar a dioses fue convertida en diosa.”

Plutarco, recogiendo una antigua tradición egipcia, decía que se trataba de la nave de los muertos a las órdenes de Osiris.

domingo, 8 de marzo de 2015

Liebre

En el excelente blog de Astronomía La bitácora de Galileo se explica que fue Eudoxo de Cnido quien dio el nombre de Liebre a la constelación que se divisa bajo Orión junto al Can Mayor. Entre los egipcios había sido llamada La Barca de Osiris (deidad con la cual se asociaba a Orión) por su proximidad al Erídano, análogo celeste del río Nilo.

La constelación de la Liebre. Iohann Bayer, Uranometria. Augusta, 1603

Arato dice que la Liebre “corre constantemente, todos los días”, y que “Sirio va siempre detrás en actitud de perseguirla; se levanta tras ella, y cuando ésta se oculta él la acecha”. Eratóstenes cuenta que forma parte de la cacería protagonizada por Orión y sus canes, y que “parece ser que Hermes la situó en el firmamento por la celeridad y fecundidad del animal, ya que es el único cuadrúpedo que concibe un gran número de crías, a alguna de las cuales pare y a otras retiene en su vientre”.

La Liebre culmina a medianoche a mediados de diciembre.

jueves, 5 de marzo de 2015

Erídano

Junto a Rigel, a los pies de Orión, comienza un largo y serpenteante rosario de estrellas poco brillantes que dibujan el trazado del Erídano. Es una vasta constelación que se extiende hasta el polo austral y que posee una única estrella de primera magnitud.

Arato, en sus Fenómenos, atribuyó a este asterismo el nombre con el que hoy es conocido. De este "río tachonado de estrellas" que discurre "bajo los pies de los dioses", el autor dice que es "un simple residuo del Erídano, el río de inagotables lágrimas". Según la mitología griega, se trata de uno de los ríos que atraviesa el Hades y fue en él donde Faetón cayó tras intentar conducir el carro del dios Helios.

Eratóstenes escribe que "otros autores en cambio sostienen como más verosímil que se trata del río Nilo, que es el único cuyas fuentes fluyen desde el sur", y que "tiene tres estrellas en su primer meandro, otras tres en el segundo, y desde el tercero hasta el final siete, que dicen que son las siete desembocaduras del Nilo."


El río Eridano en una lámina del Atlas Coelestis seu Harmonia Macrocosmica, de Andrea Cellarius (Amsterdam, 1660). En esta proyección de la bóveda celeste sobre la Tierra se representa a la constelación como una corriente sinuosa que cruza la Antártida y fluye hasta Orión.


domingo, 1 de marzo de 2015

Auriga

La constelación del Auriga o Cochero es un arca de mitos. Las estrellas más brillantes del asterismo están dispuestas a la manera de un hexaedro irregular, uno de cuyos vértices (la estrella El Nath) coincide con el ápice del asta izquierda de Tauro.

El Auriga y Tauro compartiendo la estrella El Nath (beta Tauri).
Imagen del blog La bitácora de Galileo.

Auriga se encuentra superpuesta a la Vía Láctea. Capella (también llamada la Cabra) es la estrella de la constelación que se halla a mayor altura sobre la eclíptica, y la magnitud de su brillo amarillento sólo es superada por Sirio en las noches de invierno.

Eratóstenes nos explica que el auriga celeste es el catasterismo -esto es, la conversión en estrellas- de Erictonio, hijo mortal de Hefesto y Gea quien fue el primero en uncir un tronco de caballos, y también que éste rivalizó con el dios Helios en la conducción de una cuádriga. Así mismo fue el primero en organizar una procesión hasta la Acrópolis en honor de la diosa Atenea. El cosmógrafo de Cirene cita en su obra la narración de Eurípides acerca del nacimiento de dicho ser extraordinario:

“Enamorado Hefesto de la diosa Atenea, quiso unirse a ella, pero ésta lo rechazó porque prefería seguir siendo virgen y corrió a refugiarse en un lugar del Ática al que a partir de entonces dieron el nombre de Hefesteo. Mas como el dios insistiera en forzarla echándose sobre ella, tuvo que refrenar sus ardores al ser alcanzado por la lanza de la diosa, aunque su semen se derramó sobre la Tierra. De este semen dicen que nació un niño, al que llamaron Erictonio. Al hacerse mayor se enteró de todo y a partir de entonces resultó muy admirado gracias a sus cualidades guerreras.”

Otra tradición griega sostiene que el auriga es Mirtilo, cochero del rey Enómao de Pisa. Geoffrey Cornelius la expone en su Manual de los cielos y sus mitos:

“El rey Enómao, conocido por su amor a los caballos, no podía soportar la idea de casar a su hija Hipodamia. Así, ideó una competición de carros de caballos, en la cual él competiría con cada uno de los pretendientes de su hija, y si el pretendiente perdía la carrera también perdía la vida. Los caballos de Enómao, más veloces incluso que el viento del norte, habían pertenecido al dios Ares y eran invencibles, motivo por el cual Enómao batió a cada uno de los pretendientes de su hija.

Sin embargo, cuando le llegó el turno a Pélope, hijo de Hermes, los dioses decidieron intervenir: Poseidón, antiguo dios de los caballos y también rey de los mares, le regaló a Pélope un carro de oro tirado por yeguas aladas también de oro. Para asegurarse mejor su victoria, y con Hipodamia como cómplice, Pélope se conjuró con Mirtilo, el conductor del carro de Enómao, para sustituir los clavos de sujeción de los ejes del carro del rey por copias de cera; a cambio prometió que si el rey perdía la carrera, Mirtilo obtendría como recompensa la mitad del reino y la noche de bodas con Hipodamia. Cuando la carrera estaba en su punto más álgido, las ruedas del carro de Enómao se desprendieron, y el rey fue arrastrado hasta morir. Pero antes de morir maldijo a Mirtilo.

Mirtilo reclamó una parte de su recompensa pero Hipodamia se resistió. Pélope golpeó al lujurioso auriga, cogió las riendas y se encaminó de vuelta a casa. Durante el viaje de regreso, Pélope empujó a Mirtilo, causándole la muerte. Hermes, al descubrir el engaño, honró al cochero y le otorgó un lugar entre las estrellas.”

Arato escribe que “si te parece oportuno observar al Cochero y a las estrellas del Cochero, si hasta ti ha llegado el renombre de la Cabra o el de sus Cabritos, que a menudo contemplaron a los hombres esparcidos sobre el mar purpúreo, lo encontrarás, enorme todo él, apoyado en la parte derecha de los Gemelos, mientras que el vértice de su cabeza gira enfrente de Hélice; encima de su hombro izquierdo se mueve la sagrada Cabra que, según la leyenda, ofreció su ubre a Zeus. Los intérpretes de Zeus la llamaban Cabra Olenia. Es grande y brillante; pero sus Cabritos lucen levemente en la juntura de la mano.” Manilio añade que la Cabra es “famosa por haber alimentado al rey del cielo; gracias a sus ubres alcanzó Júpiter el gran Olimpo, adquiriendo fuerzas con aquella leche salvaje para lanzar el rayo y producir el trueno. Por eso Júpiter la colocó merecidamente entre los astros eternos, pagándole la conquista del cielo con la recompensa del mismo.”

La constelación del Auriga en el Manuscrito Aratea (s. IX).
Biblioteca de la Universidad de Leiden, Holanda.

Eratóstenes recoge así el mito de la Cabra signada por la brillante Capella:

“Cuenta al respecto Museo que Rea entregó a Zeus recién nacido en manos de Temis, y que ésta entregó a su vez al niño a Amaltea, que por su parte lo puso a amamantar de una cabra, que crió así a Zeus. La cabra era hija de Helio, y su aspecto era tan terrorífico que los dioses que se alinearon en el bando de Crono sintieron ante ella tal pánico que pidieron a la diosa Gea que la ocultara en una cueva de Creta. Una vez que la cabra quedó encerrada en la cueva, se encargó a Amaltea la crianza del niño, quien lo alimentaba con la leche de la cabra. Una vez hubo alcanzado el niño el vigor de la juventud, a punto de emprender su lucha contra los Titanes sin armas, ya que no las tenía, le fue vaticinado que empleara la piel de la cabra como arma, ya que era invulnerable y al mismo tiempo provocaba el pánico por llevar en mitad del lomo la cabeza de la Górgona. Pertrechado así, Zeus adquirió un doble poderío. Luego recubrió los huesos de la cabra con otra piel y le dio el aliento vital y la inmortalidad. Dicen que ésta fue elevada como constelación al cielo.”

En China, la agrupación de estrellas de los “Cinco carros” coincide con Auriga, siendo igualmente Capella su estrella principal.

lunes, 23 de febrero de 2015

El Unicornio

Las estrellas -apenas perceptibles en los cielos tan contaminados lumínicamente de las ciudades del hemisferio norte - que ocupan el interior del Triángulo de invierno pertenecen a la constelación de Monoceros o Unicornio. Fue el astrónomo holandés Petrus Plancius quien dio este nombre al asterismo en el siglo XVII.

El gesto de Monoceros es el de un animal que salta por encima de la Vía Láctea. Federico González Frías escribe en la entrada “Unicornio” de su Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos lo siguiente:

La constelación del Unicornio entre el Can Menor y el Can Mayor, los "perros de Orión".
De: Alexander Jamieson, Celestial Atlas. Londres, 1822.

“El Unicornio es un caballo blanco con pezuñas divididas y barba de cabra, con un cuerno frontal impelido hacia arriba y que toma forma espiral, tal cual se lo puede observar en el famoso tapiz que lo representa, depositado en la abadía de Cluny. En la iconografía cristiana indica curiosamente a la Virgen fecundada por el rayo del espíritu, por eso se los vincula en muchas iconografías. En todo caso siempre está relacionado con el rayo que toca a los hombres para despertarlos, al mismo tiempo que simboliza un arma de defensa. Posteriormente esta criatura imaginaria ha sido el protagonista de numerosos escritos y leyendas que han dado lugar a múltiples obras de arte relacionadas con los contenidos de la psiqué. En China fue durante un periodo el emblema real y en Inglaterra forma parte -con el león- del escudo del monarca británico.”

El Fisiólogo griego de la Edad Media recoge este mito acerca del unicornio:

“Hay un animal llamado dajja, extremadamente gentil, que los cazadores son incapaces de atrapar debido a su gran fortaleza. Tiene un solo cuerno en medio de la frente. Pero observad la estratagema con la que los cazadores lo atrapan. Traen a una joven doncella, pura y casta, a la que se dirige el animal cuando la ve, lanzándose sobre ella. Entonces la joven le ofrece sus senos, y el animal comienza a mamar de los pechos de la doncella, y a conducirse familiarmente con ella. La muchacha, entonces, mientras sigue sentada tranquilamente, alarga la mano y aferra el cuerno que el animal lleva en la frente; en este momento llegan los cazadores, atrapan a la bestia y la conducen ante el rey. Del mismo modo, Nuestro Señor Jesucristo alzó para nosotros un cuerno de salvación en medio de Jerusalén, en la casa de Dios, mediante la intercesión de la Madre de Dios, una doncella pura, casta, llena de misericordia, inmaculada, inviolada.”

domingo, 15 de febrero de 2015

Cáncer

Cuando el Sol se encuentra sobre Capricornio, las estrellas de Cáncer alumbran sobre el meridiano nocturno con su brillo pálido.

La constelación de Cáncer, entre Leo y Géminis.
Alexander Jamieson, Celestial Atlas. Londres, 1822

He aquí el interesante relato de los Catasterismos de Eratóstenes acerca de la constelación del cangrejo:

"Parece que fue la diosa Hera quien lo colocó en el firmamento. Cuenta Paniasis en su obra Heraclia que un cangrejo salió de la laguna en la que Hércules luchaba con la hidra y le mordió el pie él solo, sin concurso de otros. Hércules, irritado, lo aplastó con el pie, y desde entonces el cangrejo alcanzó una gran fama y se le cuenta como uno de los doce signos del Zodíaco.

Algunas estrellas de esta constelación reciben el nombre de Asnos, y fue el dios Dioniso el que los elevó al cielo. Anexo a ellos se encuentra el llamado Pesebre. He aquí su historia: cuando los dioses partieron a la guerra contra los Gigantes, se dice que el dios Dioniso, Hefesto y unos sátiros subieron a lomos de unos asnos; cuando aún los Gigantes no los habían divisado, los asnos se pusieron a rebuznar hallándose a corta distancia, y los Gigantes echaron a correr al oír los rebuznos. En recompensa por dicha acción los asnos pasaron a formar parte de la constelación de Cáncer a la zona de poniente.

Cáncer tiene dos estrellas muy brillantes sobre su caparazón, que son los Asnos, y una nebulosa que se encuentra entre éstos compone el llamado Pesebre; da la impresión de estar flanqueado por los Asnos. Cáncer tiene una estrella de escaso brillo sobre cada pata del lado derecho y en la pata anterior del lado izquierdo dos poco brillantes, otras dos sobre la pata segunda, una en la tercera; igualmente presenta una en el extremo de la cuarta pata, otra sobre la boca y tres iguales y no muy grandes sobre la pinza de la derecha; otras dos iguales, no de gran tamaño, sobre la pinza de la izquierda. Suman un total de dieciocho."

martes, 10 de febrero de 2015

Géminis

La constelación de Géminis es una imagen celeste de los Dioscuros, los mellizos nacidos del huevo puesto por Leda, reina de Esparta, tras ser fecundada por Zeus revestido de la apariencia de un cisne. Las estrellas más brillantes del asterismo se sitúan sobre las cabezas de los gemelos y llevan sus mismos nombres. Cástor es la de mayor altura sobre la eclíptica, y Pólux, la más luminosa.

Los Dioscuros en el reverso de una moneda del rey griego Eucrátides (s. II a.C.)

Cuenta el mito que Cástor era en verdad hijo del rey Tíndaro -padre también de la bella Helena- y que era mortal a diferencia de su mellizo. Los gemelos viajaron al país gobernado por los hermanos Idas y Linceo y se enfrentaron a ellos. En la lid, Idas asesinó a Cástor con una lanza, Pólux mató a Linceo y Zeus vengó a su hijo muerto con un rayo fulminante. Queriendo Pólux renunciar a su condición de inmortal por el gran amor que sentía hacia Cástor, Zeus permitió a los Dioscuros seguir viviendo juntos aunque repartiendo sus días entre el reino de los dioses y el inframundo, y quiso asimismo, como recompensa a su amor, que la imagen de los gemelos luciese entre las estrellas. Así, cuando Cástor se pone por el oeste descendiendo al Hades, Pólux le sigue, y cuando despunta por el horizonte este, su hermano lo acompaña a continuación.

Se dice que las dos estrellas más brillantes de Géminis eran vistas en el antiguo Egipto como dos brotes vegetales, y en la cultura fenicia, como dos cabras. En una de las interpretaciones romanas de la constelación, se asociaba a los gemelos con Rómulo y Remo.

Los gemini Cástor y Pólux en una moneda del emperador romano Majencio (s. IV d.C.)

Los antiguos navegantes griegos veían en el Fuego de San Telmo, las chispas que se desprenden de los mástiles y cordajes por la electricidad acumulada durante las tormentas, una manifestación protectora de los Dioscuros.

domingo, 1 de febrero de 2015

Tauro

Las constelaciones zodiacales del toro y los gemelos flanquean a Orión en el cielo de invierno. Cuenta Eratóstenes sobre Tauro que pasó a formar parte de la bóveda celeste por haber llevado a la princesa Europa desde Fenicia hasta Creta atravesando el mar. Explica el mito que el toro era el propio Zeus, quien se había metamorfoseado para poder aproximarse a la virgen fenicia. Un día en que Europa estaba recogiendo flores cerca de la playa, vio al animal bañándose y se quedó prendada de él. Acercándosele, le acarició los costados y viendo que era manso, se encaramó a su lomo. Habiéndose montado la doncella en el toro, éste la raptó nadando velozmente hacia mar abierto. Al llegar a Creta, Zeus reveló su identidad a Europa y ella se convirtió en la primera reina de la isla. Los hijos de Zeus y Europa fueron Minos, Radamantis y Sarpedón.

La constelacion de Tauro (Urania's Mirror, Londres, ca. 1825)

Eratóstenes recoge también la tradición según la cual la constelación de Tauro sería una vaca réplica de Io, hermosa muchacha de la ciudad de Argos de la que se enamoró Zeus y a la que transformó en una ternera blanca para salvarla de las iras de la celosa Hera. Añade el autor que las Híades, el cúmulo de estrellas que envuelve el hocico de Tauro, son unas ninfas de Dodona que criaron como nodrizas a Dioniso y que “entregaron al niño a Ino, por miedo a Hera, cuando Licurgo se puso a perseguirlas porque estaban en compañía del dios y se dedicaban a cultivar la vid.” En el mundo romano, Tauro estaba consagrado a Baco; durante las festividades del dios, se llevaba un toro ornado por guirnaldas de flores en torno al cual bailaban muchachas que representaban a las Híades y a sus hermanas las Pléyades.

En el antiguo Egipto se identificó a Tauro con Osiris, representado como un dios-toro, y también con Isis, la cual era figurada como una diosa-vaca. En la tradición hebrea se relacionaba a la constelación zodiacal con un buey y en Persia, con el toro de Mitra.

A Tauro se le reconoce principalmente por Aldebarán, la estrella gigante roja, fría y muy antigua que luce en uno de los ojos del toro, así como por el cúmulo de las Pléyades que se encuentra en el lomo del animal. Las Pléyades eran hijas de Atlas, y se dice que Artemisa las elevó al cielo para que pudiesen escapar de la persecución amorosa de Orión. En la antigüedad griega se les llamaba heptásteras, siete estrellas, aunque una de ellas es muy tenue y sólo se divisan seis Pléyades a simple vista. Eratóstenes cita que estas últimas se unieron a dioses mientras que aquélla se desposó con un mortal. Arato escribe que los nombres de las siete Pléyades son Alcíone, Mérope, Celeno, Electra, Estérope, Taígete “y la venerable Maya”, la madre de Hermes, y que “son  célebres por dar vueltas tanto por la mañana como por la tarde, gracias a Zeus, que las hizo señalar el comienzo del verano y del invierno y la llegada de la labranza.”

Las Pléyades en el manuscrito Aratea (s. IX).
Biblioteca de la Universidad de Leiden, Holanda.

domingo, 18 de enero de 2015

Constelaciones del Triángulo de invierno

El Triángulo de invierno está formado por tres estrellas de primera magnitud -Betelgeuse, Sirio y Proción- que pertenecen respectivamente a las constelaciones de Orión, Can Mayor y Can Menor y se disponen sobre los vértices de un triángulo aproximadamente equilátero superpuesto a la Vía Láctea. La antigua, fría y roja Betelgeuse ocupa un hombro de Orión; la luminosa, fulgurante y multicolor Sirio se encuentra sobre el hocico del Can Mayor; y la blanca Proción adorna un costado del Can Menor.

Can Mayor


Los griegos visualizaron a esta constelación como un perro alzándose sobre sus patas traseras. Relata Eratóstenes que era un can de Orión, que siempre lo acompañaba cuando salía de caza ayudando a todos los cazadores con el mismo empeño, y que fue elevado al firmamento tras la ascensión de su dueño ya que nunca se separaba de él. Cita el astrónomo de Cirene también otra tradición según la cual dicho animal era el perro guardián de Europa y fue obsequiado al rey Minos junto con una lanza. Minos ofreció estos regalos a Procris en agradecimiento por haberlo curado de una enfermedad y Céfalo, certero cazador desposado con Procris, acudió con ellos a Tebas para poder dar caza a una zorra de la que se había dicho que nadie sería capaz de matarla. Tanto el can como la zorra fueron elevados a los cielos por Zeus.

Las constelaciones de la Liebre y el Can Mayor en una carta de Urania's Mirror. Londres, ca. 1825.


Escribe Manilio en sus Astronomica que el Can Mayor es “el más violento de los astros para la tierra cuando sale y el más perjudicial cuando se pone. Cuando se levanta está rígido por el frío, y, cuando deja el radiante cielo, éste se halla abierto al calor del sol: de esta forma mueve el universo en ambos sentidos produciendo efectos contrarios”.

Sirio es la estrella más brillante del Can Mayor. Su nombre deriva del griego seírios, "resplandeciente”, y es más luminosa y de mayor tamaño que nuestro Sol. Para los egipcios -quienes la denominaban Sothis-, este lucero estaba relacionado con Isis y su orto helíaco (esto es, su primera aparición antes de la aurora tras varios meses sin ser visto) señalaba el comienzo del año, anunciando la crecida del Nilo y los “días caniculares” o del can, cuarenta jornadas al inicio del año sotíaco que coincidían con el período más caluroso del verano.

En China, Sirio era conocido como Thien Lang -el “lobo celestial”- y se consideraba una estrella de mal augurio pues cuando brillaba mucho presagiaba el ataque de los lobos. Así mismo, es venerado en el Tíbet. Los pueblos dogón de Mali se han referido desde antiguo a una estrella compañera de Sirio (la pequeña Sirio B con la que Sirio forma un sistema doble) a la que llaman Po, “la estrella más pesada”, con cuya órbita elíptica de 50 años establecen períodos de carácter ritual.

Can Menor


La antigüedad griega denominaba a este asterismo tal como hoy en día se designa a su estrella principal, Proción, viendo en él a otro perro de caza del gigante Orión. Proción quiere decir literalmente “delante del perro” y su nombre se debe, según explica Eratóstenes, a que el orto y el ocaso de la constelación anteceden a los del Perro o Can Mayor.

Al igual que Sirio, Proción es una estrella binaria o doble.

viernes, 2 de enero de 2015

Orión

Orión es la reina de las constelaciones del cielo de invierno. Se distingue muy fácilmente por siete estrellas brillantes dispuestas según una forma parecida a la de una mariposa de las que tres corresponden al cuerpo y cuatro a las alas.

Orión en el cielo visible en las noches de invierno a latitudes boreales intermedias
(la línea a trazos superpuesta a la Vía Láctea indica el Triángulo de Invierno).
Ilustración de la Guía del Cielo 2014, de Ed. Procivel

La antigüedad siempre ha asociado a Orión con un coloso. Cuenta Eratóstenes en sus Catasterismos, recogiendo a su vez el relato de Hesíodo, que Orión era hijo de Poseidón y de Euríale (hija por su parte del rey Minos) y que tenía el don de caminar tanto sobre la tierra como sobre las aguas. Aconteció una vez que Orión viajó a la isla de Quíos, una tierra famosa por sus vinos regentada por Enopión, hijo de Dioniso y Ariadna. Estando allí, Orión se emborrachó y violó a Mérope, la hija del rey. Enopión, enfurecido por el atrevimiento de Orión, dejó ciego a éste y lo expulsó a la isla de Lemnos. Hefesto se compadeció de Orión en su destierro y le entregó al esclavo Cedalión para que le sirviese como lazarillo.


Orión tomó a Cedalión sobre sus hombros y con su guía se dirigió hacia el oriente. Curado allí de su ceguera por Helios, Orión regresó a Quíos dispuesto a vengarse de Enopión; pero los conciudadanos de éste lo habían escondido bajo tierra y el héroe hubo de desistir de su propósito. Acto seguido, Orión se marchó a Creta y se entregó a la caza junto a Artemisa y a su madre Leto. En una ocasión, se jactó de que sería capaz de dar muerte a cualquier animal vivo de la Tierra. Gea se irritó por ello e hizo que apareciera un gigantesco escorpión, el cual picó a Orión y lo mató. Eratóstenes también dice que, según otras tradiciones, Orión se enamoró de Artemisa y que fue ésta quien hizo aparecer al escorpión. Zeus elevó a Orión y al escorpión al firmamento en recuerdo de lo sucedido, y de ahí que la constelación de Escorpio se levante por el este persiguiendo a Orión cuando dicho asterismo se pone por el oeste.

La constelacion de Orión como una de las 32 cartas coloreadas de Urania's Mirror
Impresas por Sidney Hall y publicadas por Samuel Leigh, Londres, ca. 1825.
Museos Nacionales de Escocia.

Los egipcios veían en la constelación de Orión una representación simbólica de Osiris. En la Tradición hebrea se relaciona a Orión con el gigante Sansón. En China, a Orión se le conoce como Tsan, cazador y guerrero.