sábado, 18 de marzo de 2023

La primavera según Botticelli

Botticelli supo representar la esencia de la primavera en una magnífica obra simbólica que Lucrecia Herrera nos describe así (1):

Sandro Botticelli, La primavera (ca. 1480). Galleria degli Uffizi, Florencia

"Si vemos la pintura de frente tenemos por un lado a la derecha, a una trilogía de personajes que empieza con un alado Céfiro o Amor, de color azulado y con las mejillas hinchadas de viento, descendiendo con tal pasión sobre Cloris que dobla las ramas de los árboles por su ímpetu. Esta 'inocente ninfa', se ve sorprendida por él que trata de atraparla, y huye fundiéndose en Flora, que en realidad es Cloris transformada en la belleza por el contacto de Céfiro, y que anuncia la llegada de la primavera, vestida con un ropaje cubierto de flores que esparce sobre la tierra. En el centro, situada un poco más alta y más atrás que las demás figuras, la Diosa, la Venus terrestre, imagen de la Venus celeste, que deja pasar a Flora. En actitud de templanza y equilibrio extiende su mano derecha auspiciando otra trilogía, a la que pareciera que Flora se dirige, y que en realidad es una manifestación triádica de Venus, la cual nos muestra otro proceso, que acontece en su jardín lleno de frutos de oro, a otro nivel. Nos encontramos con las Tres Gracias, unidas en una danza circular entrelazadas por los brazos y manos. Las dos de los lados, forman un triángulo o 'nudo' por encima de la cabeza de la del medio, 'el justo medio' donde se concilian y unifican los opuestos. Por encima de Venus está Eros con los ojos vendados por una cinta (símbolo del amor ciego: la forma suprema del amor, el verdadero No-Saber, la 'docta ignorancia' de Nicolás de Cusa), pero a pesar de ello este pequeño sabe exactamente a quién y en qué lugar dispara su flecha flamígera. Mas allí está Venus, que 'atempera la pasión de esta danza y la mantiene dentro de los límites de un melodioso comedimiento', mostrando ser la imagen de una Venus superior. Al extremo izquierdo está Hermes-Mercurio, completamente raptado y ausente de lo que pasa a su lado. Armado con casco de guerra y grebas en sus piernas, con sandalias aladas, una espada atada a la cintura y en la mano derecha el caduceo (atributo propio de este dios) con el que aparta, penetra y desvela esas pequeñas nubes casi imperceptibles que se encuentran en lo alto, le vemos como 'divino amador', con una túnica roja con pequeñas llamas descendentes, en actitud totalmente concentrada y contemplativa".

O sea, que la primavera es cosa de dioses. Una sinfonía orquestada por la diosa del Amor y la Belleza con dos agentes, Eros y Céfiro, quienes proyectan sus respectivas energías sobre Cloris-Flora y las Tres Gracias desencadenando el dinamismo arquetípico que la estación revela en el plano de la existencia. Una actividad que es un ciclo ritual y no una mera agitación, ya que a ella también concurre el polo inmutable al que Hermes dirige su mirada apartando con su caduceo el follaje del jardín.

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La primavera boreal de 2023 dará comienzo con el equinoccio del 20 de marzo a las 22 horas y 24 minutos de hora oficial peninsular, según el Observatorio Astronómico Nacional. La estación durará aproximadamente 92 días y 18 horas, y terminará el 21 de junio con el solsticio de verano.

Al principio de la estación, Júpiter, Venus y Marte serán visibles tras la puesta de Sol, si bien el primero desaparecerá pronto por el oeste. Mercurio hará una breve aparición vespertina durante el mes de abril.

También al inicio de la primavera, Saturno será el único planeta visible al amanecer. A primeros de mayo, Júpiter aparecerá por el este, y durante el mes de junio también se podrá ver también, muy bajo sobre el horizonte, a Mercurio.

Habrá dos eclipses durante la estación, uno de Sol y otro de Luna. El primero tendrá lugar el 20 de abril y sólo será visible en el sudeste asiático y Oceanía. En cuanto al eclipse de Luna, de tipo penumbral, ocurrirá el 5 de mayo y se verá desde África, Asia y Oceanía.


(1) Lucrecia Herrera, Algunos aspectos de Venus. Revista SYMBOLOS nº 27-28, Barcelona, 2004.


jueves, 29 de diciembre de 2022

En la quietud del solsticio

 
Jano Bifronte. Museos Vaticanos


A Jano

En la quietud del solsticio eres invocado, oh Jano,
en el único y dilatado instante
en que se hace audible el llamado
que del Sí mismo brota
rompiendo el silencio con un humilde llanto.

Acepta mi ofrenda y ábrase tu corazón, la puerta,
la que mira de frente, la que mira a los ojos,
la que todo lo abarca y en eterno presente
transmuta mi pensamiento.

En el crujir de una rama o el murmullo del agua,
en el suave aleteo o el crepitar del fuego,
me reconozco y me entrego porque no hay mañana.

Tu mensaje está en el éter y se hacen eco los bardos
que la Eternidad cantan más allá de las palabras
para que la puerta se abra
y la visión trascienda lo que la vista engaña.

Nada queda pendiente
cuando en tu seno me acoges, oh Bifronte,
entre pasado y futuro,
ardiendo en tu ara toda sombra de vanidad.

No es hoy sino siempre:
allá donde me detenga y a lo inaudible preste oído
y erguido como tu herma cierre los ojos y vea
el camino que me indicas
sin más señas que el silencio.


(“Himno a Jano”. Del volumen Himnos del Agartha, con textos del Ateneo del Agartha e ilustraciones de Ana Contreras. Colección Aleteo de Mercurio nº 6, Ed. Libros del Innombrable, Zaragoza, 2019).


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El solsticio de invierno de 2022 (de verano en el hemisferio sur) ha tenido lugar el día 21 de diciembre a las 22 horas y 48 minutos de hora oficial peninsular, según el Observatorio Astronómico Nacional. La estación invernal durará 88 días y 23 horas, y terminará el 20 de marzo de 2023 con el equinoccio de primavera.

A comienzos del invierno podremos ver a Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno al anochecer. Mercurio desaparecerá del cielo a primeros de enero y Saturno a primeros de febrero, por lo que la estación acabará con sólo tres planetas visibles al anochecer. A mediados de enero, Mercurio hará una breve aparición al amanecer, mientras que Saturno comenzará a ser visible al alba en el mes de marzo.


domingo, 18 de septiembre de 2022

La horizontal celeste

Cada día el sol describe un arco de círculo en el cielo, emergiendo desde un punto hacia el este y poniéndose en otro lugar al oeste. En ausencia de relieve (o sea en un territorio llano, o bien mar adentro), la recta invisible que une ambos puntos resulta ser una horizontal paralela al plano que contiene al horizonte, al cual veríamos como una circunferencia perfecta de 360º de la que somos su centro.

Análogamente, en su viaje anual por la bóveda celeste, el sol recorre un círculo oblicuo (la eclíptica) con respecto al plano ecuatorial, “saliendo” o levantándose por encima de éste en el día del equinoccio de primavera y “poniéndose” en el equinoccio de otoño, efeméride a la cual nos aproximamos. La línea que une los puntos de intersección entre la trayectoria aparente del sol y el ecuador celeste es también una “horizontal celeste” que establece la orientación simbólica este-oeste sobre la esfera de las estrellas fijas, y la que une a los puntos solsticiales -perpendicular a la anterior-, la “vertical celeste” que traza la dirección norte-sur. En la antigua Mesopotamia, en la época en que el punto vernal estaba situado sobre la constelación de Tauro (hoy en Piscis), se consideraba que cuatro estrellas reales u “observadores celestes” custodiaban los brazos de esta cruz simbólica y los cuatro cuadrantes en que dividen al universo: Aldebarán (Tauro), relacionado con la primavera y el este, Régulo (Leo) con el verano y el sur, Antares (Escorpio) con el el otoño y el oeste, y Formalhaut (Pez Austral) con el invierno y el norte (1).

Planisferio celeste septentrional (Venecia, 1777).
La línea oblicua con respecto al contorno circular (ecuador celeste) es la eclíptica.

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Según el Observatorio Astronómico Nacional, el equinoccio de otoño de 2022 tendrá lugar en la madrugada del día 23 de septiembre, a las 3 horas y 4 minutos de hora oficial peninsular. El otoño durará aproximadamente 89 días y 21 horas, y terminará el 21 de diciembre con el solsticio de invierno.

Al comienzo del otoño, Júpiter y Saturno serán los únicos planetas visibles tras la puesta de sol. A partir de diciembre harán su aparición Marte por el este y Venus y Mercurio por el oeste, de manera que la estación terminará con cinco planetas visibles al anochecer. En cuanto al amanecer, se podrán avistar Venus, Júpiter y Marte al inicio del otoño, pero los dos primeros dejarán de ser visibles con el paso de los días. Mercurio hará una breve aparición matutina en octubre, y a Marte ya no lo veremos a partir de mediados de diciembre, por lo que no habrá planetas visibles al alba cuando llegue el invierno.

En el otoño de 2022 habrá dos eclipses, uno de sol y otro de luna. El eclipse de sol tendrá lugar el día 25 de octubre alrededor las 9:30 de hora peninsular y será de tipo parcial. Será visible en Europa, noreste de África y oeste de Asia, y en España, en el nordeste peninsular y las islas Baleares pero con una magnitud baja (se ocultará menos del 10% del diámetro solar). El eclipse de luna sucederá el 8 de noviembre y será de tipo total; Se verá en Asia, Australia y América, pero no en España.

(1) Acerca del simbolismo de estas cuatro constelaciones, ver Marc García, Mitos del cielo estrellado. Colección Aleteo de Mercurio nº 7, Ed. Libros del Innombrable, Zaragoza, 2020.

lunes, 20 de junio de 2022

La cohesión interna del Sol

Las imágenes de la superficie del Sol que proporcionan los telescopios adaptados para su observación directa lo muestran como una esfera compuesta por millones y millones de glóbulos incandescentes en los que el gas caliente asciende desde el interior de la estrella hasta su superficie y vuelve a sumergirse en su seno, trazando celdas de convección vertical que pueden llegar a tener decenas de miles de kilómetros de altura.

Imagen de la fotosfera del Sol (autor desconocido)


Bien se podría decir que nuestro sol, como todas las estrellas análogas del universo, está permanentemente a punto de estallar y centrifugarse por efecto de tales agitaciones, desencadenadas en última instancia por la combustión del hidrógeno y su transformación en átomos de helio. Es ésta una reacción de fusión nuclear que disipa una cantidad ingente de energía, toda aquella que, de conservarse en la transformación de un elemento en otro, impediría que este último fuese estable.

Pero hay algo, que la física moderna denomina gravedad, que aglutina centrípetamente todo ese conjunto siempre al borde de la disgregación y mantiene su cohesión interna. Esa gravedad es una imagen del amor entre las partes, que no es otra cosa que su común vocación de converger en un centro que las atrae perennemente, un lugar en el que no hay más que unidad.

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Según el Observatorio Astronómico Nacional, el solsticio de verano ocurrirá, en el hemisferio norte, el martes 21 de junio a las 11 horas y 14 minutos de hora oficial peninsular. La estación estival durará aproximadamente 93 días y 16 horas, y terminará el 23 de septiembre con el equinoccio de otoño.

A comienzos del verano no habrá ningún planeta visible tras la puesta de Sol, y sólo a partir de mediados de agosto se podrá observar a Saturno al anochecer sobre el horizonte este. Al término de la estación, Júpiter también hará su aparición por el este tras la puesta del Sol. Por el contrario, habrá cinco planetas visibles en el cielo antes de la salida del Sol: Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno. A medida que pasen los meses, los planetas se irán desplazando y al final de la estación sólo quedarán Venus, Júpiter y Marte brillando al amanecer.

Durante el verano de 2022 no se producirá ningún eclipse de Sol o de Luna.


viernes, 18 de marzo de 2022

Tiempo de prodigios

El equinoccio de primavera es un tiempo de prodigios. Al amanecer, la luz del sol equinoccial penetra en el interior de muchos dólmenes megalíticos iluminando sus estancias más internas. En Chichén Itzá, la sombra del dios pájaro-serpiente Kukulkán desciende serpenteando por la escalinata de su majestuosa pirámide. En la pequeña iglesia burgalesa de San Juan de Ortega, un rayo de luz solar se proyecta sobre el capitel románico de la Anunciación de María, preludio del nacimiento del Mesías. Y es que Perséfone, la virgen que había sido raptada por el dios del mundo de los muertos, es rescatada por su madre Deméter y el pastor de almas Hermes, y con su regreso a nuestro mundo renace la vida.

El capitel de la Anunciación iluminado en el equinoccio.
Iglesia de San Juan de Ortega (autor desconocido)

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Según el Observatorio Astronómico Nacional, el equinoccio tendrá lugar el día 20 de marzo a las 16:33 de hora oficial peninsular. La primavera boreal durará aproximadamente 92 días y 18 horas, y terminará el 21 de junio con el solsticio de verano.

Tras la puesta del sol de primavera, el único planeta que resultará visible es Mercurio (allí donde el horizonte oeste sea llano y sin contaminación lumínica) y solamente entre mediados de abril y principios de mayo). Al amanecer podremos ver a Venus, Marte y Saturno durante toda la estación, y a Júpiter desde mediados de abril. Los cuatro planetas aparecerán alineados sobre el horizonte este.

Durante la primavera tendrán lugar dos eclipses, uno de sol y otro de luna. El primero se producirá el 30 de abril, será parcial y afectará solamente al hemisferio sur. El eclipse de luna tendrá lugar el 16 de mayo, será total y se verá en Europa, África y América. En España, la fase de totalidad comenzará a las 05:26 de hora oficial peninsular y terminará a las 06:50.


viernes, 17 de diciembre de 2021

La puerta de los dioses se abre

La iniciación en una vía de Conocimiento es vista por la Tradición como un segundo nacimiento del ser humano y es comparada al ingreso en una caverna. Esta gruta simboliza el conjunto de posibilidades de la manifestación universal y de ella se dice que tiene dos puertas: la “puerta de los dioses” y la “puerta de los hombres”. La puerta de los dioses, que es análoga a la clave de bóveda en el simbolismo del templo cristiano, es “superior” con respecto a la puerta “inferior” de los hombres, la cual es representada, por ejemplo en el simbolismo de la francmasonería, como un portillo imaginal a ras de suelo por el que el candidato a la iniciación es introducido en la logia con los ojos vendados.

Así, el neófito ingresa en la caverna iniciática a través de la puerta de los hombres y emprende un recorrido vital en el que irá conociendo lo que verdaderamente es y vivenciándolo -o sea, efectivizándolo- por medio de su identificación con ello. Con la herramienta del pensamiento y la ayuda imprescindible del símbolo, el rito y el mito, se irán desvelando en él los estados superiores de su ser hasta alcanzar la conciencia de unidad con el Ser Universal. O no, porque no es algo que dependa sólo de su voluntad ya que “el espíritu sopla de dónde quiere, y oyes su sonido, más no sabes de dónde viene ni a dónde va” (Jn 3, 8).

Y llegará el momento, el de su muerte física (o acaso antes), en que toque abandonar la “caja cubo multidimensional” en que un día penetró. Y puede que salga de ella por la misma puerta de los hombres que un día atravesó para emprender un nuevo ciclo en la realización de las posibilidades más altas de su ser, reingresando a la caverna cósmica en otro estado -pues nunca hay repeticiones en la manifestación-. Pero también cabe que salga por la otra puerta, la puerta de los dioses, que la Tradición relaciona por su carácter superior con el solsticio de invierno (así como la puerta de los hombres es relacionada con el solsticio de verano). Una puerta que han traspasado ancestros nuestros que, como los héroes míticos, han efectivizado su iniciación y han logrado autoparirse como dioses. Esa puerta, la del tercer y último nacimiento, conduce a la libertad definitiva de la disolución en lo Absoluto, Infinito y No Dual. Un ámbito inimaginable e incognoscible desde nuestra individualidad en el que no hay otridad ni nada acerca de lo que se pudiera decir algo. La posibilidad de acceder a él es la buena nueva que celebramos en el solsticio de invierno.


Puesta de sol en los días previos al solsticio de invierno de 2021 (Mallorca)

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Según el Observatorio Astronómico Nacional, el solsticio de invierno (de verano en el hemisferio sur) tendrá lugar el 21 de diciembre a las 16 horas y 59 minutos de hora oficial peninsular. La estación durará 88 días y 23 horas, y concluirá el 20 de marzo del año próximo con el equinoccio de primavera.

En el solsticio, el cielo del ocaso estará dominado por Venus, Mercurio, Saturno y Júpiter, pero irán desapareciendo paulatinamente a lo largo de la estación. Venus lo hará a primeros de enero, Mercurio y Saturno a mediados del mes y Júpiter a mediados de febrero, de modo que en marzo no habrá planetas visibles al anochecer. Al amanecer, Marte será visible en enero, Venus desde mediados del mes, y Mercurio y Saturno a partir de febrero.

Durante el invierno no se producirá ningún eclipse.


Alineación de Venus, Saturno y Júpiter en un crepúsculo próximo al solsticio de invierno de 2021 (Mallorca)

martes, 21 de septiembre de 2021

Otoño 2021

En cierto sentido, los equinoccios son el contrapunto de los solsticios. En estos últimos, el Sol detiene su marcha ascendente (solsticio de verano) o descendente (solsticio de invierno) sobre el meridiano del lugar, y todo en la naturaleza terrestre reproduce dicho aquietamiento de una manera u otra -lo que es especialmente notorio en el periodo invernal-. Los equinoccios, por contra, son momentos de cambio máximo: el Sol cruza el ecuador celeste imponiendo su reinado de luz y calor (equinoccio de primavera) o dejando paso a una oscuridad que irá arrinconando a la claridad (equinoccio de otoño).

El otoño es, pues, un periodo de declive. Quizás es la estación que refleja de una manera más nítida la tendencia del ciclo cósmico en el que hemos venido a la existencia -el Sol también declina durante el verano, pero su calor lo disimula-. Y este año, justo al filo de la luna llena del equinoccio de otoño, cuando el magma incandescente del interior de la Tierra experimenta las mareas más intensas y es más proclive a ascender por las grietas de la corteza terrestre, ha entrado en erupción el volcán Cumbre Vieja de la isla canaria de La Palma. Sus lenguas de fuego y lava avanzan sobre un territorio al que los palmeros llaman El Paraíso y arrasan todo lo que encuentran a su paso. Además hemos oído en un noticiero que en estos momentos hay una cantidad enorme de volcanes en erupción en todo el planeta. ¿Qué significará todo esto?

El volcán Cumbre Vieja en erupción (foto: diario AS, 21.09.21)

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El equinoccio de otoño (de primavera en el hemisferio sur) tendrá lugar el día 22 de septiembre a las 21 horas y 21 minutos de hora oficial peninsular, según el Observatorio Astronómico Nacional. La estación durará 89 días y 20 horas, y acabará el 21 de diciembre con el solsticio de invierno.

Venus, Júpiter y Saturno serán visibles al anochecer durante todo el otoño. Se podrá ver a Mercurio al amanecer, aunque sólo hasta el mes de noviembre y en lugares con horizonte llano y sin contaminación lumínica. Marte aparecerá al alba a partir de noviembre.

El 19 de noviembre se producirá un eclipse parcial de Luna que será visible en España a primera hora de la mañana.