domingo, 15 de septiembre de 2024

Poema de otoño


Imagen de la Tierra en un día de equinoccio (del portal lariojameteo.es)


"Se escriben de urgencia estas líneas,
pues se ha visto que los vates
no cantan al otoño como deberían.
Se lamentan por la hoja que cae
y el esplendor perdido.
Elogian a los colores y aromas maduros
de un trance que en verdad no les es querido.
Simples alegorías sobre tu obra, Necesidad,
colaboradora del Destino,
sin que nadie realmente goce
con tu riguroso ejercicio.
¿Que cae la hoja?
¡Claro está!
¿Que se van las golondrinas y el sol?
¡Cómo no!
El fin de un ciclo adviene
porque un día comenzó
y por necesidad se ha de colmar,
por tal razón.
Lo anuncia este otoño,
penúltimo movimiento de tu partitura,
guardiana del acontecer
cuyo accionar hoy celebro.
Y celebro porque comprendo
por obra de la Gracia, providente.
Y porque comprendo, alegre te contemplo,
otoño, ¡otoño!,
tiempo que agotas nuestro tiempo."

Anónimo

* * *

Según el Observatorio Astronómico Nacional, el equinoccio de otoño (de primavera en el hemisferio austral) tendrá lugar el día 22 de septiembre a las 14 horas y 44 minutos de hora oficial peninsular. La estación, cuya duración aproximada será de 89 días y 21 horas, concluirá con la llegada del solsticio de invierno el 21 de diciembre.

Venus y Saturno serán visibles tras la puesta de sol durante toda la estación. Se podrá divisar a Mercurio hacia el oeste durante unas semanas de noviembre en los parajes de horizonte llano. Por su parte, Júpiter y Marte asomarán por el este alrededor de la medianoche al principio del otoño e irán ganando presencia con el transcurso de la estación. En cuanto a los amaneceres, además de Marte y Júpiter, Mercurio será también visible, en este caso sobre el horizonte este y solamente en los días finales del otoño.

Durante el otoño de 2024 ocurrirá un eclipse anular de Sol. Sucederá el 2 de octubre y será visible en el Pacífico y Sudamérica.


lunes, 17 de junio de 2024

Solsticio de verano 2024

Como ya hemos mencionado en otras ocasiones, la tradición hindú considera al solsticio de verano como “la puerta de los hombres”, el punto de la rueda cósmica por el que el ser humano entra en la existencia con una primera respiración, y muchas veces, un llanto. Desde el punto de vista del judeocristianismo y la gnosis, este nuestro estreno en el mundo de la dualidad es algo lamentable por cuanto supone el inicio de un exilio que, por la inercia del ciclo, nos va a llevar cada vez más lejos del Paraíso -cuya visión se irá hundiendo más y más en el río del olvido- a no ser que pongamos remedio por medio de la anamnesis, el recuerdo del Sí alimentado por el trabajo con el símbolo y la contemplación.

La cosa urge porque el olvido avanza a pasos agigantados, o sea que mejor aplicarse a la labor con intensidad y sin distraernos, si es que aún no lo estamos haciendo. Como dice el Libro tibetano de los muertos, “ahora que he obtenido un cuerpo humano, no hay tiempo en el camino para divagaciones de la mente”.

* * *


Imagen reciente de la atmósfera del Sol (Observatorio de Dinámica Solar de la NASA)


Según el Observatorio Astronómico Nacional, el solsticio de verano (de invierno en el hemisferio sur) tendrá lugar el próximo jueves 20 de junio a las 22 horas y 51 minutos de hora oficial peninsular. La estación estival durará aproximadamente 93 días y 16 horas, y terminará el 22 de septiembre con el equinoccio de otoño.

Tras la puesta de sol no habrá ningún planeta visible en el cielo a comienzos del verano. Mercurio hará una aparición fugaz en julio y Venus será visible desde agosto, aunque a muy poca altura sobre el horizonte oeste. Saturno aparecerá por el este al anochecer a partir de primeros de septiembre.

En el crepúsculo matutino, Marte, Júpiter y Saturno serán visibles al inicio de la estación, aunque el último quedará subsumido en el brillo del alba desde mediados de septiembre. Mercurio podrá llegar a ser visto sobre el horizonte este al terminar la estación donde haya buenas condiciones para la observación.

El 18 de septiembre tendrá lugar un eclipse de parcial de Luna que será visible en América, Europa, África. La fase de parcialidad, visible en España, durará de las 4:13 a las 5:16 de hora oficial peninsular.


martes, 19 de marzo de 2024

Primavera 2024

Llega la primavera y así se lo dice el amado a la amada en el Cantar de los Cantares:

Levántate, amada mía,
hermosa mía, y vente.
Porque, mira, ha pasado ya el invierno,
han cesado las lluvias y se han ido.
Aparecen las flores en la tierra,
el tiempo de las canciones es llegado,
se oye el arrullo de la tórtola
en nuestra tierra.
Echa la higuera sus yemas,
y las viñas en cierne exhalan su fragancia.
¡Levántate, amada mía,
hermosa mía, y vente!

(Ct 2, 10-13)

* * *

Según datos del Observatorio Astronómico Nacional, el equinoccio de primavera de 2024 (de otoño en el hemisferio sur) tendrá lugar en la madrugada del día 20 de marzo, exactamente a las 04:06 horas de hora oficial peninsular. La estación, que concluirá el 20 de junio con el solsticio de verano, durará aproximadamente 92 días y 18 horas.

Júpiter será visible tras la puesta de sol, y también Mercurio en los lugares con un horizonte llano y despejado hacia el oeste. Mercurio dejará de ser visible a primeros de abril y Júpiter hacia mediados de mayo, por lo que la primavera acabará sin planetas avistables en el cielo vespertino.

En cuanto al crepúsculo matutino, Marte será el único planeta visible al inicio de la estación. Saturno aparecerá por el este a primeros de abril y Júpiter lo hará en junio. 

En la primavera de 2024 habrá dos eclipses: el 25 de marzo, un eclipse penumbral de luna que podrá verse en América -no en España-, y el 8 de abril, un eclipse total de sol que afectará como tal a Norteamérica y a Centroamérica. En España será visible como eclipse parcial en las islas Canarias más occidentales y el extremo noroeste de la península.

Brotes de un granado joven (Mallorca, marzo de 2024)


domingo, 17 de diciembre de 2023

Invierno astronómico e invierno meteorológico

Relegada la astronomía a la categoría de simple ciencia de curiosidades en que las efemérides no son más que algo “bonito”, los meteorólogos han tenido fortuna con su concepto del “invierno meteorológico” por su supuesta mayor practicidad y coherencia con lo que la gente experimentamos. Abarca del primer día de diciembre al último día de febrero y comprende meses del año que teóricamente presentan una gran similitud en cuanto a temperaturas y climatología. Su definición está basada, pues, en algo tan voluble como la estadística, y al paso que va el calentamiento de nuestro planeta y la variabilidad creciente de sus patrones climáticos, nada tendría de extraño que se decidiese modificar su definición de aquí a poco. O incluso que se optase por comenzarlo y acabarlo cada año en unas fechas distintas según los datos observados o previstos. Un desbarajuste tal sería perfectamente acorde con el desorden cada vez más agresivo que aflora por todas partes y que pugna por atraernos a su vorágine.

Y mientras tanto ahí sigue el Sol, ese atleta que a diario recorre nuestro cielo de este a oeste pacientemente, ora basculando hacia el norte ora hacia el sur según un orden preciso e invariable hasta que su tiempo y el del mundo se hayan cumplido. Un faro de periodo exacto que nos invita a vivir inmersos en el rito, a sumarnos con la acción y el pensamiento a un orden del que participa todo el cosmos sacudiéndonos de encima la agitación gratuita y las tonteras a las que solemos prestar tanta atención. Tanta que llegamos a olvidar quienes somos realmente.

“Por lo que siendo honestos, hemos de empezar dando las gracias a la posibilidad de vivenciar el recuerdo de un Cosmos Vivo, receptor del Misterio al que nos adscribimos y en torno al cual la existencia cobra sentido y lo ordinario se torna extraordinario”. (1)

Puesta de sol en Mallorca, diciembre de 2023


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El solsticio de invierno (de verano en el hemisferio austral) tendrá lugar el viernes 22 de diciembre de 2023 a las 4 horas y 27 minutos de hora oficial peninsular, según el Observatorio Astronómico Nacional. La estación invernal durará aproximadamente 88 días y 23 horas, y concluirá el 20 de marzo de 2024 con el equinoccio de primavera.

Saturno y Júpiter serán visibles al anochecer durante el invierno, si bien Saturno se irá aproximando al Sol gradualmente hasta desaparecer del cielo vespertino a mediados de febrero. Por su parte, Mercurio hará una corta aparición durante el mes de marzo, siendo visible en los lugares de horizonte llano y despejado.

Al inicio de la estación, Venus será el único planeta que veremos durante el crepúsculo matutino. Marte aparecerá sobre el horizonte este en diciembre así como también Mercurio, cuya visibilidad en lugares favorables para su observación se prolongará durante el mes de enero. Venus desaparecerá al término de la estación, siendo Marte el único planeta visible al alba en lo sucesivo.

Durante el próximo invierno no habrá eclipses de sol ni de luna.


(1) Beatriz Ramada, La Taberna Hermética (Comedia radiofónica II). Revista SYMBOLOS nº 64, Barcelona, 2023.


jueves, 21 de septiembre de 2023

Equinoccio de otoño 2023

El fin de este verano boreal se acerca y el cielo no deja de producir prodigios. Hace poco vimos, por efecto de un parhelio sobre un cielo de cirros, a cuatro soles en el cielo simultáneamente, y ese mismo día, un impresionante crepúsculo de sangre. Ayer mismo, todos los medios de comunicación se hicieron eco de un aumento imprevisto de las llamaradas del Sol y de las eyecciones de masa de su corona, las cuales hacían temer daños en satélites, sistemas de comunicaciones y centrales eléctricas. Los antiguos habrían advertido en todos estos fenómenos presagios de los que habrían tomado buena nota. ¿Y nosotros?

Visión de cuatro soles en un parhelio. Fotografía de Mireia Valls, 11 de septiembre de 2023


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Según el Observatorio Astronómico Nacional, el día 23 de septiembre a las 08 horas y 50 minutos de hora oficial peninsular tendrá lugar el equinoccio de otoño (de primavera en el hemisferio sur), el instante del año en que el Sol cruza el ecuador celeste en su aparente desplazamiento hacia el sur, iniciado tras el solsticio de verano, y el día y la noche igualan momentáneamente su duración. El otoño tendrá una duración de 89 días y 21 horas, y terminará el 22 de diciembre con el solsticio de invierno.

Al comienzo de la estación, Saturno será el único planeta visible tras la puesta del Sol. A partir de noviembre hará su aparición Júpiter por el este, y en diciembre será visible Mercurio hacia el oeste en los lugares con horizontes llanos y libres de contaminación lumínica.

Y de madrugada podremos ver a Venus, Júpiter y Mercurio, aunque éste último sólo al inicio de la estación mientras que Júpiter dejará de verse en noviembre.

Durante el otoño de 2023 tendrán lugar dos eclipses, uno de Sol y otro de Luna. El de Sol ocurrirá el 14 de octubre y se mostrará como un eclipse anular en América. En España sólo será visible en las islas Canarias más occidentales, como un eclipse parcial y con magnitudes muy bajas. El eclipse de Luna, de tipo parcial, sucederá el 28 de octubre y estará a la vista en el este de América, Europa, África, Asia y Australia. En España comenzará aproximadamente a las 21 horas y 35 minutos de hora oficial peninsular y durará más o menos 1 hora y 20 minutos.

Crepúsculo sobre la Serra de Tramuntana (Mallorca).
Fotografía de Mireia Valls, 11 de septiembre de 2023


jueves, 31 de agosto de 2023

Oppenheimer, la película

  "Intentaremos ilustrar esta paradoja: la de que la Tradición Hermética está en el Origen de la Ciencia considerada esta última como aplicación a la realidad concreta de los principios herméticos y las doctrinas alquímicas y teúrgicas, y a la vez la de cómo la visión literal y racionalista se fue apoderando poco a poco del hombre de Occidente, quien ha transferido conocimientos de orden vertical a la parcialidad horizontal y así ha procedido indefinidamente a la deriva, al punto de amenazar su suerte".

Federico González, Hermetismo y Masonería

 


Cartel de la película Oppenheimer

Este impactante film de Christopher Nolan, estrenado recientemente, traza un interesante relato biográfico del físico norteamericano al que se considera el padre de la bomba atómica. El guion, escrito por el propio Nolan como el de otras de sus películas -Memento, Interstellar, Dunkerque, etc.-, se basa en una biografía publicada por Kai Bird y Martin Sherwin en 2005 con el sugerente título de American Prometheus

Aunque en nuestra opinión, el Oppenheimer que dibuja la cinta no tiene ningún tipo de relación con el titán que beneficia a los hombres restituyéndoles el fuego secuestrado previamente por Zeus (como castigo por el desvío de parte de las ofrendas debidas a los olímpicos), si bien el envidioso traidor de la película -el presidente de la Comisión de Energía Atómica de los Estados Unidos- lo acusa precisamente de eso, de pretender ser reconocido como un nuevo Prometeo que pone el fuego de los dioses (en este caso, el poder de la energía atómica) en manos de la humanidad, y lo que es peor aún a su juicio, acaparando todos los honores por ello. Sin desconocer la dimensión solidaria del físico, que lo lleva a apoyar económicamente a la causa republicana durante la Guerra Civil española, el motor que lo mueve es, mucho más que el amor a los seres humanos, su enorme curiosidad científica acerca del comportamiento a escalas atómica y subatómica de la materia universal (el film comienza presentándonos a un joven Oppenheimer obsesionado por lo que sucede cuando una estrella del cielo deja de brillar y muere), a la que por supuesto considera como algo ajeno al alma y al espíritu del mundo conforme al paradigma de la física moderna, que los ignora. Por otra parte, si acepta encabezar el proyecto Manhattan para la construcción de una bomba nuclear no es en bien de la humanidad (¿cómo podría serlo el desarrollo de un arma de destrucción masiva?) sino porque el ofrecimiento de los militares estadounidenses le permite colaborar, con medios casi ilimitados, con los mejores físicos teóricos del momento, sus colegas, amén del aliciente de que los nazis hayan comenzado un proyecto secreto análogo (Oppenheimer era judío).

El equipo de aprendices de brujo (hubo un momento en que los científicos del proyecto Manhattan temieron que una explosión nuclear podría desencadenar la ignición de toda la atmósfera terrestre, pero simplemente decidieron seguir adelante esperando que no sucediese tal cosa) consigue dejar a punto sus dos primeras bombas, las tristemente famosas “Little Boy” y “Fat Man”, en 1945, si bien para entonces Alemania ya está a punto de rendirse ante los aliados. Truman, a la sazón presidente de los Estados Unidos (Roosevelt había fallecido unos meses atrás), toma entonces la decisión de lanzarlas sobre Hiroshima y Nagasaki para afirmar la supremacía militar estadounidense a escala planetaria y forzar la rendición de Japón. Al Oppenheimer vitoreado por su equipo y por el público americano en general por el éxito de sus ingenios le atormenta la muerte y la devastación que ha contribuido a causar, el aún mayor potencial destructivo de las bombas termonucleares de fusión en que algunos de sus colegas de proyecto han comenzado a investigar (Edward Teller tendrá lista la primera bomba H en 1952) y la carrera armamentística internacional que todo ello puede llegar a desencadenar. Por tal razón y con la esperanza de ser atendido por su reputación, pide (y logra) ser recibido en la Casa Blanca para pedir al presidente norteamericano que modere el desarrollo del programa de nuevo armamento nuclear. El clímax de la película es la escena en que Oppenheimer, emocionado, dice a Truman que tiene las manos manchadas de sangre, y éste le responde que sólo él como presidente es responsable del uso de las bombas atómicas. Acto seguido despide al científico y cuando éste abandona el Despacho Oval, prohíbe airado a sus ayudantes que le vuelvan a traer a “ese científico llorón”. 

Desde este momento, Oppenheimer utilizará toda su influencia y crédito para intentar que en la sociedad cale un juicio negativo acerca del desarrollo de nuevas armas nucleares, pero la Comisión de Energía Atómica de los EEUU maniobra en su contra acusándolo de filocomunista y consigue desprestigiarlo (era la época de la “caza de brujas” impulsada por el senador McCarthy). Apartado de la vida pública, regresa a sus clases en la universidad y no es rehabilitado hasta 1963, pocos años antes de su muerte. 

En definitiva, el Oppenheimer de Christopher Nolan es un fresco de un instante en el devenir en que la caída vertiginosa en que estamos inmersos por causas cíclicas se acelera de golpe, y de cómo los “sabios” de nuestro tiempo colaboran activamente en este extraño juego de destrucción cósmica, por cierto, desconociendo para quién trabajan en realidad. No se lo pierdan.



Arcano XVI del Tarot, "La Torre de destrucción"


lunes, 12 de junio de 2023

Donde el tiempo ordinario puede ser abolido

“Las fiestas, o sea los espacios significativos donde el tiempo ordinario puede ser abolido, son puntos simbólicos de coyuntura dentro de un tiempo monótono e insignificante y señalan en la sucesión del año lo que es el Tiempo en Sí al valorizarlo y reintegrarlo a un espacio originario; dicho de otro modo, no sería nada el Tiempo, su Ser, sin las fiestas, o espacios, especialmente señalados por su proyección o hálito, el movimiento, para comprenderlo o invocarlo. En estas 'estaciones' que hace el movimiento, el tiempo se reintegra, y es a la vez reintegrado por el rito humano a su Origen Arquetípico. Ya que no hay mayor logro de síntesis que vivenciar al Tiempo como si fuera Espacio; un solo y absoluto espacio vacío; pues si el movimiento que atestiguan los calendarios es la proyección espacial del tiempo, la absorción de éste en lo atemporal es semejante a 'finalizar el discurso sin haber movido la lengua' como reza el texto zen-budista.

Dos han sido siempre para todos los pueblos estas estaciones fundamentales donde el Sol parece detenerse en su recorrido anual y ellas marcan dos puntos extremos en una circunferencia; nos referimos a los solsticios, palabra en cuya etimología está implícita esta 'estación', este 'detenerse', esta invariable y periódica señal que divide al año en dos partes; y posteriormente en cuatro, con los equinoccios como puntos intermedios, estabilizándolo, enmarcándolo y estructurando todas las fiestas sucesivas”. (1)

Constelaciones animales del Códice de París. Imagen de Patricia Martín, Smithsonian Latino Center


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Según el Observatorio Astronómico Nacional, el solsticio de verano (de invierno en el hemisferio sur) tendrá lugar el día 21 de junio a las 16 horas 58 minutos de hora oficial peninsular. La estación durará aproximadamente 93 días y 16 horas, y acabará el 23 de septiembre con el equinoccio del otoño.

Al comenzar el verano, Venus y Marte serán los únicos planetas visibles tras la puesta del Sol sobre el horizonte oeste. Venus se irá aproximando al Sol con el transcurso de la estación y dejará de verse a partir de primeros de agosto. Allí donde el horizonte sea llano, Mercurio podrá ser avistado tras el ocaso solar entre mediados de julio y mediados de agosto.

Júpiter será visible de noche durante todo el verano pero Saturno desaparecerá sumido en el brillo del alba a finales de agosto. Venus reaparecerá por el este poco antes de la salida del Sol en la segunda quincena de agosto y se podrá ver de madrugada en lo sucesivo. Mercurio comenzará a ser visible al alba hacia mediados de septiembre, precediendo al Sol.

Durante el verano de 2023 no se producirá ningún eclipse de Sol o Luna.


(1) Federico González, Simbolismo y Arte. Ed. Libros del Innombrable, Zaragoza, 2004.