viernes, 17 de diciembre de 2021

La puerta de los dioses se abre

La iniciación en una vía de Conocimiento es vista por la Tradición como un segundo nacimiento del ser humano y es comparada al ingreso en una caverna. Esta gruta simboliza el conjunto de posibilidades de la manifestación universal y de ella se dice que tiene dos puertas: la “puerta de los dioses” y la “puerta de los hombres”. La puerta de los dioses, que es análoga a la clave de bóveda en el simbolismo del templo cristiano, es “superior” con respecto a la puerta “inferior” de los hombres, la cual es representada, por ejemplo en el simbolismo de la francmasonería, como un portillo imaginal a ras de suelo por el que el candidato a la iniciación es introducido en la logia con los ojos vendados.

Así, el neófito ingresa en la caverna iniciática a través de la puerta de los hombres y emprende un recorrido vital en el que irá conociendo lo que verdaderamente es y vivenciándolo -o sea, efectivizándolo- por medio de su identificación con ello. Con la herramienta del pensamiento y la ayuda imprescindible del símbolo, el rito y el mito, se irán desvelando en él los estados superiores de su ser hasta alcanzar la conciencia de unidad con el Ser Universal. O no, porque no es algo que dependa sólo de su voluntad ya que “el espíritu sopla de dónde quiere, y oyes su sonido, más no sabes de dónde viene ni a dónde va” (Jn 3, 8).

Y llegará el momento, el de su muerte física (o acaso antes), en que toque abandonar la “caja cubo multidimensional” en que un día penetró. Y puede que salga de ella por la misma puerta de los hombres que un día atravesó para emprender un nuevo ciclo en la realización de las posibilidades más altas de su ser, reingresando a la caverna cósmica en otro estado -pues nunca hay repeticiones en la manifestación-. Pero también cabe que salga por la otra puerta, la puerta de los dioses, que la Tradición relaciona por su carácter superior con el solsticio de invierno (así como la puerta de los hombres es relacionada con el solsticio de verano). Una puerta que han traspasado ancestros nuestros que, como los héroes míticos, han efectivizado su iniciación y han logrado autoparirse como dioses. Esa puerta, la del tercer y último nacimiento, conduce a la libertad definitiva de la disolución en lo Absoluto, Infinito y No Dual. Un ámbito inimaginable e incognoscible desde nuestra individualidad en el que no hay otridad ni nada acerca de lo que se pudiera decir algo. La posibilidad de acceder a él es la buena nueva que celebramos en el solsticio de invierno.


Puesta de sol en los días previos al solsticio de invierno de 2021 (Mallorca)

* * *

Según el Observatorio Astronómico Nacional, el solsticio de invierno (de verano en el hemisferio sur) tendrá lugar el 21 de diciembre a las 16 horas y 59 minutos de hora oficial peninsular. La estación durará 88 días y 23 horas, y concluirá el 20 de marzo del año próximo con el equinoccio de primavera.

En el solsticio, el cielo del ocaso estará dominado por Venus, Mercurio, Saturno y Júpiter, pero irán desapareciendo paulatinamente a lo largo de la estación. Venus lo hará a primeros de enero, Mercurio y Saturno a mediados del mes y Júpiter a mediados de febrero, de modo que en marzo no habrá planetas visibles al anochecer. Al amanecer, Marte será visible en enero, Venus desde mediados del mes, y Mercurio y Saturno a partir de febrero.

Durante el invierno no se producirá ningún eclipse.


Alineación de Venus, Saturno y Júpiter en un crepúsculo próximo al solsticio de invierno de 2021 (Mallorca)

martes, 21 de septiembre de 2021

Otoño 2021

En cierto sentido, los equinoccios son el contrapunto de los solsticios. En estos últimos, el Sol detiene su marcha ascendente (solsticio de verano) o descendente (solsticio de invierno) sobre el meridiano del lugar, y todo en la naturaleza terrestre reproduce dicho aquietamiento de una manera u otra -lo que es especialmente notorio en el periodo invernal-. Los equinoccios, por contra, son momentos de cambio máximo: el Sol cruza el ecuador celeste imponiendo su reinado de luz y calor (equinoccio de primavera) o dejando paso a una oscuridad que irá arrinconando a la claridad (equinoccio de otoño).

El otoño es, pues, un periodo de declive. Quizás es la estación que refleja de una manera más nítida la tendencia del ciclo cósmico en el que hemos venido a la existencia -el Sol también declina durante el verano, pero su calor lo disimula-. Y este año, justo al filo de la luna llena del equinoccio de otoño, cuando el magma incandescente del interior de la Tierra experimenta las mareas más intensas y es más proclive a ascender por las grietas de la corteza terrestre, ha entrado en erupción el volcán Cumbre Vieja de la isla canaria de La Palma. Sus lenguas de fuego y lava avanzan sobre un territorio al que los palmeros llaman El Paraíso y arrasan todo lo que encuentran a su paso. Además hemos oído en un noticiero que en estos momentos hay una cantidad enorme de volcanes en erupción en todo el planeta. ¿Qué significará todo esto?

El volcán Cumbre Vieja en erupción (foto: diario AS, 21.09.21)

***

El equinoccio de otoño (de primavera en el hemisferio sur) tendrá lugar el día 22 de septiembre a las 21 horas y 21 minutos de hora oficial peninsular, según el Observatorio Astronómico Nacional. La estación durará 89 días y 20 horas, y acabará el 21 de diciembre con el solsticio de invierno.

Venus, Júpiter y Saturno serán visibles al anochecer durante todo el otoño. Se podrá ver a Mercurio al amanecer, aunque sólo hasta el mes de noviembre y en lugares con horizonte llano y sin contaminación lumínica. Marte aparecerá al alba a partir de noviembre.

El 19 de noviembre se producirá un eclipse parcial de Luna que será visible en España a primera hora de la mañana.


miércoles, 16 de junio de 2021

El rito tenaz del Sol

Tras el solsticio de invierno, día tras día, tenazmente, la órbita del Sol ha ido ganando altura y amplitud para lograr su culminación. Es una carrera ritual que ha requerido de unas energías enormes y en la que no ha habido el más mínimo desfallecimiento por parte del dios radiante. Cuentan que, a cada amanecer, los incas lo alentaban con esta oración:

Que nunca envejezcas; que siempre permanezcas joven; que cada día te alces para iluminar la tierra1.

Una plegaria que también va con nosotros. Que nuestro corazón, “que es en el interior del hombre lo que el sol es en su exterior”1, nunca envejezca. Que permanezca siempre joven. Que cada día se alce por encima de las brumas pringosas de la mediocridad para bañarse en la luz del Intelecto Universal, y así, regenerado, ilumine las indefinidas estancias del yo auténtico (el cual tiene muy poco que ver con nuestro denso yo individual y sus nimiedades). Sólo así podremos ser lo que somos, verdaderamente y sin dobleces. Sólo así alcanzaremos el Destino al que nos hemos adherido por libre voluntad.


Athanasius Kircher, Speculum geneatheologicum sive Theotechnia Hermetica (1679)


***

Según el Observatorio Astronómico Nacional, el solsticio de verano (de invierno en el hemisferio austral) tendrá lugar el 21 de junio a las 5 horas y 32 minutos de hora oficial peninsular. La estación estival durará 93 días y 15 horas, y concluirá el día 22 de septiembre con el equinoccio de otoño.

Al comenzar el verano, Júpiter y Saturno serán visibles al amanecer. En agosto se les podrá observar casi durante toda la noche, pero al término de la estación sólo se les podrá divisar al anochecer. También Venus será visible cuando anochece, en su caso durante todo el verano, como Marte, pero éste sólo hasta fines de agosto.

Durante la estación no se producirán eclipses de Sol ni de Luna.

1 Federico González Frías, Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos, entrada “Sol”. Ed. Libros del Innombrable, Zaragoza, 2013.


viernes, 19 de marzo de 2021

Primavera 2021

Escribió un poeta anónimo de Tenochtitlán:

Solo venimos a dormir, solo venimos a soñar.
¡No es verdad, no es verdad que venimos
a vivir en la tierra!
Como hierba en cada primavera nos vamos convirtiendo.
Está reverdecido, echa sus brotes,
nuestro corazón.
Algunas flores producen nuestro cuerpo
y por allá queda marchito.



Esa primavera a la que alude el vate y sus goces de distinto orden llegan, en el hemisferio norte, con el equinoccio que se va a producir el 20 de marzo a las 10 horas y 37 minutos de hora oficial peninsular, según el Observatorio Astronómico Nacional. La estación, que va a durar 92 días y 18 horas, acabará con el solsticio de verano el próximo 21 de junio.

En el cielo de los amaneceres de primavera serán visibles Júpiter y Saturno, y tras la puesta de sol, Marte, al que se sumará Venus a partir de finales de abril y Mercurio durante el mes de mayo.

El 26 de mayo tendrá lugar un eclipse total de luna que afectará al este de Asia, Australia, el Pacífico y América, y el 10 de junio, un eclipse anular de sol que será visible en Norteamérica, Europa y Asia. Este último se mostrará en España como un eclipse parcial.