jueves, 29 de diciembre de 2022

En la quietud del solsticio

 
Jano Bifronte. Museos Vaticanos


A Jano

En la quietud del solsticio eres invocado, oh Jano,
en el único y dilatado instante
en que se hace audible el llamado
que del Sí mismo brota
rompiendo el silencio con un humilde llanto.

Acepta mi ofrenda y ábrase tu corazón, la puerta,
la que mira de frente, la que mira a los ojos,
la que todo lo abarca y en eterno presente
transmuta mi pensamiento.

En el crujir de una rama o el murmullo del agua,
en el suave aleteo o el crepitar del fuego,
me reconozco y me entrego porque no hay mañana.

Tu mensaje está en el éter y se hacen eco los bardos
que la Eternidad cantan más allá de las palabras
para que la puerta se abra
y la visión trascienda lo que la vista engaña.

Nada queda pendiente
cuando en tu seno me acoges, oh Bifronte,
entre pasado y futuro,
ardiendo en tu ara toda sombra de vanidad.

No es hoy sino siempre:
allá donde me detenga y a lo inaudible preste oído
y erguido como tu herma cierre los ojos y vea
el camino que me indicas
sin más señas que el silencio.


(“Himno a Jano”. Del volumen Himnos del Agartha, con textos del Ateneo del Agartha e ilustraciones de Ana Contreras. Colección Aleteo de Mercurio nº 6, Ed. Libros del Innombrable, Zaragoza, 2019).


* * *

El solsticio de invierno de 2022 (de verano en el hemisferio sur) ha tenido lugar el día 21 de diciembre a las 22 horas y 48 minutos de hora oficial peninsular, según el Observatorio Astronómico Nacional. La estación invernal durará 88 días y 23 horas, y terminará el 20 de marzo de 2023 con el equinoccio de primavera.

A comienzos del invierno podremos ver a Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno al anochecer. Mercurio desaparecerá del cielo a primeros de enero y Saturno a primeros de febrero, por lo que la estación acabará con sólo tres planetas visibles al anochecer. A mediados de enero, Mercurio hará una breve aparición al amanecer, mientras que Saturno comenzará a ser visible al alba en el mes de marzo.


domingo, 18 de septiembre de 2022

La horizontal celeste

Cada día el sol describe un arco de círculo en el cielo, emergiendo desde un punto hacia el este y poniéndose en otro lugar al oeste. En ausencia de relieve (o sea en un territorio llano, o bien mar adentro), la recta invisible que une ambos puntos resulta ser una horizontal paralela al plano que contiene al horizonte, al cual veríamos como una circunferencia perfecta de 360º de la que somos su centro.

Análogamente, en su viaje anual por la bóveda celeste, el sol recorre un círculo oblicuo (la eclíptica) con respecto al plano ecuatorial, “saliendo” o levantándose por encima de éste en el día del equinoccio de primavera y “poniéndose” en el equinoccio de otoño, efeméride a la cual nos aproximamos. La línea que une los puntos de intersección entre la trayectoria aparente del sol y el ecuador celeste es también una “horizontal celeste” que establece la orientación simbólica este-oeste sobre la esfera de las estrellas fijas, y la que une a los puntos solsticiales -perpendicular a la anterior-, la “vertical celeste” que traza la dirección norte-sur. En la antigua Mesopotamia, en la época en que el punto vernal estaba situado sobre la constelación de Tauro (hoy en Piscis), se consideraba que cuatro estrellas reales u “observadores celestes” custodiaban los brazos de esta cruz simbólica y los cuatro cuadrantes en que dividen al universo: Aldebarán (Tauro), relacionado con la primavera y el este, Régulo (Leo) con el verano y el sur, Antares (Escorpio) con el el otoño y el oeste, y Formalhaut (Pez Austral) con el invierno y el norte (1).

Planisferio celeste septentrional (Venecia, 1777).
La línea oblicua con respecto al contorno circular (ecuador celeste) es la eclíptica.

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Según el Observatorio Astronómico Nacional, el equinoccio de otoño de 2022 tendrá lugar en la madrugada del día 23 de septiembre, a las 3 horas y 4 minutos de hora oficial peninsular. El otoño durará aproximadamente 89 días y 21 horas, y terminará el 21 de diciembre con el solsticio de invierno.

Al comienzo del otoño, Júpiter y Saturno serán los únicos planetas visibles tras la puesta de sol. A partir de diciembre harán su aparición Marte por el este y Venus y Mercurio por el oeste, de manera que la estación terminará con cinco planetas visibles al anochecer. En cuanto al amanecer, se podrán avistar Venus, Júpiter y Marte al inicio del otoño, pero los dos primeros dejarán de ser visibles con el paso de los días. Mercurio hará una breve aparición matutina en octubre, y a Marte ya no lo veremos a partir de mediados de diciembre, por lo que no habrá planetas visibles al alba cuando llegue el invierno.

En el otoño de 2022 habrá dos eclipses, uno de sol y otro de luna. El eclipse de sol tendrá lugar el día 25 de octubre alrededor las 9:30 de hora peninsular y será de tipo parcial. Será visible en Europa, noreste de África y oeste de Asia, y en España, en el nordeste peninsular y las islas Baleares pero con una magnitud baja (se ocultará menos del 10% del diámetro solar). El eclipse de luna sucederá el 8 de noviembre y será de tipo total; Se verá en Asia, Australia y América, pero no en España.

(1) Acerca del simbolismo de estas cuatro constelaciones, ver Marc García, Mitos del cielo estrellado. Colección Aleteo de Mercurio nº 7, Ed. Libros del Innombrable, Zaragoza, 2020.

lunes, 20 de junio de 2022

La cohesión interna del Sol

Las imágenes de la superficie del Sol que proporcionan los telescopios adaptados para su observación directa lo muestran como una esfera compuesta por millones y millones de glóbulos incandescentes en los que el gas caliente asciende desde el interior de la estrella hasta su superficie y vuelve a sumergirse en su seno, trazando celdas de convección vertical que pueden llegar a tener decenas de miles de kilómetros de altura.

Imagen de la fotosfera del Sol (autor desconocido)


Bien se podría decir que nuestro sol, como todas las estrellas análogas del universo, está permanentemente a punto de estallar y centrifugarse por efecto de tales agitaciones, desencadenadas en última instancia por la combustión del hidrógeno y su transformación en átomos de helio. Es ésta una reacción de fusión nuclear que disipa una cantidad ingente de energía, toda aquella que, de conservarse en la transformación de un elemento en otro, impediría que este último fuese estable.

Pero hay algo, que la física moderna denomina gravedad, que aglutina centrípetamente todo ese conjunto siempre al borde de la disgregación y mantiene su cohesión interna. Esa gravedad es una imagen del amor entre las partes, que no es otra cosa que su común vocación de converger en un centro que las atrae perennemente, un lugar en el que no hay más que unidad.

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Según el Observatorio Astronómico Nacional, el solsticio de verano ocurrirá, en el hemisferio norte, el martes 21 de junio a las 11 horas y 14 minutos de hora oficial peninsular. La estación estival durará aproximadamente 93 días y 16 horas, y terminará el 23 de septiembre con el equinoccio de otoño.

A comienzos del verano no habrá ningún planeta visible tras la puesta de Sol, y sólo a partir de mediados de agosto se podrá observar a Saturno al anochecer sobre el horizonte este. Al término de la estación, Júpiter también hará su aparición por el este tras la puesta del Sol. Por el contrario, habrá cinco planetas visibles en el cielo antes de la salida del Sol: Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno. A medida que pasen los meses, los planetas se irán desplazando y al final de la estación sólo quedarán Venus, Júpiter y Marte brillando al amanecer.

Durante el verano de 2022 no se producirá ningún eclipse de Sol o de Luna.


viernes, 18 de marzo de 2022

Tiempo de prodigios

El equinoccio de primavera es un tiempo de prodigios. Al amanecer, la luz del sol equinoccial penetra en el interior de muchos dólmenes megalíticos iluminando sus estancias más internas. En Chichén Itzá, la sombra del dios pájaro-serpiente Kukulkán desciende serpenteando por la escalinata de su majestuosa pirámide. En la pequeña iglesia burgalesa de San Juan de Ortega, un rayo de luz solar se proyecta sobre el capitel románico de la Anunciación de María, preludio del nacimiento del Mesías. Y es que Perséfone, la virgen que había sido raptada por el dios del mundo de los muertos, es rescatada por su madre Deméter y el pastor de almas Hermes, y con su regreso a nuestro mundo renace la vida.

El capitel de la Anunciación iluminado en el equinoccio.
Iglesia de San Juan de Ortega (autor desconocido)

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Según el Observatorio Astronómico Nacional, el equinoccio tendrá lugar el día 20 de marzo a las 16:33 de hora oficial peninsular. La primavera boreal durará aproximadamente 92 días y 18 horas, y terminará el 21 de junio con el solsticio de verano.

Tras la puesta del sol de primavera, el único planeta que resultará visible es Mercurio (allí donde el horizonte oeste sea llano y sin contaminación lumínica) y solamente entre mediados de abril y principios de mayo). Al amanecer podremos ver a Venus, Marte y Saturno durante toda la estación, y a Júpiter desde mediados de abril. Los cuatro planetas aparecerán alineados sobre el horizonte este.

Durante la primavera tendrán lugar dos eclipses, uno de sol y otro de luna. El primero se producirá el 30 de abril, será parcial y afectará solamente al hemisferio sur. El eclipse de luna tendrá lugar el 16 de mayo, será total y se verá en Europa, África y América. En España, la fase de totalidad comenzará a las 05:26 de hora oficial peninsular y terminará a las 06:50.