viernes, 18 de marzo de 2022

Tiempo de prodigios

El equinoccio de primavera es un tiempo de prodigios. Al amanecer, la luz del sol equinoccial penetra en el interior de muchos dólmenes megalíticos iluminando sus estancias más internas. En Chichén Itzá, la sombra del dios pájaro-serpiente Kukulkán desciende serpenteando por la escalinata de su majestuosa pirámide. En la pequeña iglesia burgalesa de San Juan de Ortega, un rayo de luz solar se proyecta sobre el capitel románico de la Anunciación de María, preludio del nacimiento del Mesías. Y es que Perséfone, la virgen que había sido raptada por el dios del mundo de los muertos, es rescatada por su madre Deméter y el pastor de almas Hermes, y con su regreso a nuestro mundo renace la vida.

El capitel de la Anunciación iluminado en el equinoccio.
Iglesia de San Juan de Ortega (autor desconocido)

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Según el Observatorio Astronómico Nacional, el equinoccio tendrá lugar el día 20 de marzo a las 16:33 de hora oficial peninsular. La primavera boreal durará aproximadamente 92 días y 18 horas, y terminará el 21 de junio con el solsticio de verano.

Tras la puesta del sol de primavera, el único planeta que resultará visible es Mercurio (allí donde el horizonte oeste sea llano y sin contaminación lumínica) y solamente entre mediados de abril y principios de mayo). Al amanecer podremos ver a Venus, Marte y Saturno durante toda la estación, y a Júpiter desde mediados de abril. Los cuatro planetas aparecerán alineados sobre el horizonte este.

Durante la primavera tendrán lugar dos eclipses, uno de sol y otro de luna. El primero se producirá el 30 de abril, será parcial y afectará solamente al hemisferio sur. El eclipse de luna tendrá lugar el 16 de mayo, será total y se verá en Europa, África y América. En España, la fase de totalidad comenzará a las 05:26 de hora oficial peninsular y terminará a las 06:50.