domingo, 24 de diciembre de 2017

Un fuego nuevo

En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios. Ella estaba en el principio con Dios. Todo se hizo por ella y sin ella no se hizo nada de cuanto existe. En ella estaba la vida y la vida era la luz de los hombres, y la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron.
Jn 1, 1-5

En cada solsticio de invierno se celebra el triunfo de la Luz. Durante largo tiempo, las tinieblas se han ido ensanchado hasta prevalecer, a medida que el Sol se replegaba; pero esa edad ha llegado a su fin. Hemos encendido un fuego nuevo, decididos a actualizar la victoria del astro solar en nuestra inteligencia. Y empuñando la antorcha luminosa del pensamiento inspirado, emprendemos nuestro ascenso por las gradas de la Ciudadela Celeste.


Tu mihi solus eris.
Emblema de Sebastián de Covarrubias, s. XVII.

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