La razón se encuentra en la diferencia entre nuestro cómputo anual ordinario
(el año solar de 365 días) y el tiempo que tarda el Sol en pasar dos veces
consecutivas por el punto vernal (o lo que es lo mismo, en completar una órbita sobre el
cielo de las estrellas fijas). A este último periodo se le llama año trópico y
su duración es de aproximadamente 365 días y cuarto. Es para corregir ese
desfase de casi 6 horas anuales por lo que nuestro calendario agrega
un día al mes de febrero cada cuatro años -como, por ejemplo, ahora en 2020-,
resultando de ello el “retraso” de la fecha de los equinoccios y los
solsticios.
Como sabemos, los años civiles de 366 días se denominan
bisiestos, pero quizás no nos sea tan familiar el origen de esa denominación.
Fue en el calendario juliano establecido en Roma en época de César donde se
introdujeron los bis sextus dies ante calendas martii
("repetido el sexto día antes del primer día del mes de marzo"), intercalándose cada cuatro años entre los días 23 y 24 de febrero. En el calendario gregoriano,
que es el que se emplea en Occidente desde 1582, ese día extra se añade como número 29 al final del
mes de febrero de los años bisiestos, considerándose como tales todos aquellos
cuyo numeral es divisible entre 4 (como 2020) salvo los años seculares -esto es,
los últimos de siglo y terminados por ello en “00”- que no son divisibles entre
400 (por ejemplo, 1900). Esta última salvedad un tanto artificiosa permite corregir el desajuste del que adolece el año juliano, cuyo año promedio dura exactamente de 365,25 días solares, con respecto a la duración exacta del año trópico medio.
***
La primavera (el otoño en el hemisferio austral) comenzará
este año el 20 de marzo a las 4 horas y 50 minutos de hora oficial peninsular,
según cálculos del Observatorio Astronómico Nacional. La estación durará 92 días
y 18 horas, y terminará el 20 de junio con el solsticio.
Durante la primavera, Venus será visible tras la puesta de
Sol hasta finales de mayo. En junio pasará a verse al amanecer
junto con Marte, Júpiter y Saturno, que se podrán observar durante toda la
primavera.
El 5 de junio tendrá lugar un eclipse penumbral de Luna que
será visible en Europa, África, Asia y Australia. Este eclipse será escasamente perceptible en España (alrededor de las 21.25 horas de tiempo oficial
peninsular podrá llegar a apreciarse un leve oscurecimiento del extremo
meridional de nuestro satélite cuando apenas se haya levantado por el horizonte
este).
La primavera en ciernes
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