"A las estrellas.
Incienso oloroso.
Invoco a la sagrada luz de los Astros celestiales,
al par que conjuro,
con voces rituales,
a las sagradas deidades.
Estrellas celestiales,
amadas hijas de la Negra Noche,
que se mueven en vertiginosos remolinos en torno al trono,
reflectores de luz,
ardientes,
perennes engendradoras de todo,
detentadoras del destino,
porque son prenunciadoras de toda resolución suya,
al cuidar del sendero que los dioses reservan a los hombres mortales;
vigilantes de las zonas de siete luces,
erráticas por el firmamento;
celestiales y terrenales,
veloces como la llama,
de perenne solidez,
que proyectan su luz sobre el manto sombrío de la noche,
brillando con destellos
y se mantienen alegres en vigilia.
Venid, pues,
a las tareas que requieren un gran conocimiento de nuestro piadoso ritual,
realizando un noble trayecto para una empresa gloriosa." (*)
Grabado del manuscrito anónimo Libro de los Milagros. Augsburgo, s. XVI
* Extraído del volumen Vida de Pitágoras. Argonáuticas órficas. Himnos órficos (Ed. Gredos, Madrid, 1987)
Maravilhoso!
ResponderEliminarMaravilhoso!
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