domingo, 22 de septiembre de 2019

Un equinoccio fugaz

Siempre que aquí hemos hablado de los equinoccios hemos puesto el acento en sus aspectos espaciales y geométricos, citando quizás como de pasada la fecha y la hora a la que se producen. Como si la forma del asunto estuviese siempre ahí para ser contemplada en su dimensión simbólica (que es profunda) y obviásemos que esas maravillas del cosmos se producen en un solo instante del tiempo, en un punto de la cinta del devenir a caballo del pasado y del futuro que casi ni existe. Otro tanto se podría decir de los solsticios y de muchas efemérides astronómicas. Dices "ahora" y el momento ya pasó. Y si se piensa en ello surgen un montón de preguntas: ¿existe el presente? ¿Cómo acreditar en algo que no se puede asir? ¿Y qué es exactamente esa sucesión de instantes a la que llamamos existir? Porque existimos, ¿verdad? ¿O no? Preguntas que desde lo convencional y rutinario no tienen respuesta, pero que a algunos les ha hecho darse cuenta de que hay un Misterio silenciosamente entreverado con su vida y les ha movido a abrirse a su infinita inmensidad.

* * *

El equinoccio de otoño boreal se producirá el lunes 23 de septiembre a las 9 horas y 50 minutos de hora oficial peninsular, según el Observatorio Astronómico Nacional del Ministerio de Fomento. La estación durará 89 días y 20 horas, y terminará el 22 de diciembre con el solsticio de invierno.

Durante todo el otoño Marte va a ser visible al amanecer, y a Venus, Saturno y Júpiter se les podrá observar tras la puesta del Sol.

El día 11 de noviembre se producirá un tránsito de Mercurio por delante del Sol que será visible desde España. El anterior tránsito de Mercurio tuvo lugar el 9 de mayo de 2016 y el próximo tendrá lugar el 13 de noviembre de 2032.


El planeta Mercurio (del portal spaceplace.nasa.gov)


No hay comentarios:

Publicar un comentario