"A
menudo se confunde hoy día la Ciencia de la Astrología con la simple confección
de horóscopos, la que siempre fue considerada por la Tradición como secundaria,
derivada y contingente. Esto no quiere decir que carezca de interés el conocer
las influencias planetarias que rigen el día y la hora de nuestro nacimiento,
cuya investigación puede realizarse como práctica para familiarizarnos con esta
disciplina; pero es importante no perder de vista que lo fundamental es conocer
los principios y las normas que gobiernan el cielo, los cuales se ven también
reflejados en el orden natural de la tierra. No debemos olvidar que es gracias
a los astros que tenemos la posibilidad de comprender las leyes que regulan el
tiempo y el espacio. Por un lado, es el sitio de salida del Sol y los planetas
lo que nos permite tener una orientación espacial, a la vez que son también las
esferas celestes las que nos hacen tener la concepción de día y noche, semana,
mes o año, es decir de la durabilidad del tiempo.
Siempre
partiendo de un punto de vista geocéntrico, y aun más, tomando al observador
–el hombre– como el punto central e inmóvil a partir del cual hacemos nuestros
cálculos, el símbolo del zodíaco nos enseña a realizar la división 'espacial' del tiempo, cuando nos muestra al Norte en el Solsticio
del Invierno (Capricornio), al Sur en el de Verano (Cáncer), al Este en el
Equinoccio de Primavera (Aries) y al Oeste en el de Otoño (Libra). Estos cuatro
puntos o signos cardinales están en relación simbólica con la división
cuaternaria del día, el mes y el año, con las cuatro etapas de la vida del
hombre y las civilizaciones, y con las cuatro edades de la humanidad (de Oro,
Plata, Bronce y Hierro), dándonos por lo tanto la posibilidad de establecer
relaciones y analogías entre los ciclos naturales, históricos y cósmicos.
*
* *
"Para la tradición hindú, 'de cada poro de Brahma brota
un universo a cada instante', y un ciclo de vida de un universo es llamado Kalpa al
que se representa como una respiración de ese Ser invisible. Un Kalpa está
a su vez dividido en catorce Manvántaras, siendo cada uno de estos
últimos un ciclo humano completo de existencia, o un 'día' de la tierra, el
cual a su vez es subdividido en cuatro yugas, o subciclos, exactos
a las cuatro edades de los griegos.
Podemos encontrar en las mitologías de los pueblos el recuerdo de un tiempo
primordial; un paraíso perdido –o Edad de Oro– en el que el hombre vivía en
perfecta armonía con el cosmos y la naturaleza, en 'estado de gracia' y perenne
presencia del Espíritu. En ese illo tempore, que los hindúes
denominan Satya Yuga, los hombres se identificaban con los dioses,
y la verdad, como la montaña, era visible para todos. Fue de esos antepasados
míticos que la humanidad heredó la cultura verdadera y los valores espirituales
más elevados. Sin embargo, en razón de las leyes cíclicas ese tiempo fue
seguido por otras edades, cada vez más restringidas, en las que se fue
perdiendo, poco a poco, el estado virginal de los orígenes, los dioses cayeron
y la verdad tuvo que ocultarse en el interior de la caverna, en el mundo
subterráneo, y revelarse únicamente a unos pocos.
A la Edad de Oro o Satya Yuga, siguió una de Plata o Trêtâ
Yuga; luego vino la de Bronce o Dwâpara Yuga; y finalmente la
de Hierro o Kali Yuga, que según datos astrológicos tradicionales
está a punto de llegar a su fin.
Observemos ahora dos ciclos: uno, el de 25.920 años a que nos referimos en
el módulo anterior: la precesión de los equinoccios; el otro, más amplio, de
64.800 años (la duración asignada al Manvántara), relacionado
numéricamente con aquél, con el que guarda la proporción 10:4 como podrá
comprobarse en la siguiente tabla, y siendo uno de sus divisores comunes 2.160
años, duración de una 'era zodiacal' (consultar acápite citado y más adelante
en este módulo). Una manera de verlos es divididos en cuatro partes iguales, en
cuyo caso cada una de las fases del primero sería de 6.480 años y las del
segundo de 16.200. Pero otra forma tradicional de subdividir estos ciclos, que
nos da otra perspectiva sobre los mismos, es la que obtenemos utilizando la ley
de la Tetraktys pitagórica (10 = 1 + 2 + 3 + 4), en cuyo caso
se asigna a cada una de las edades los siguientes números:
10
=
|
Ciclo de:
|
25.920 años
|
64.800
años
|
4 +
|
Satya Yuga =
|
10.368 +
|
25.920 +
|
3 +
|
Trêtâ Yuga =
|
7.776 +
|
19.440 +
|
2 +
|
Dwâpara
Yuga =
|
5.184 +
|
12.960
+
|
1
|
Kali
Yuga =
|
2.592 =
|
6.480 =
|
25.920
|
64.800
|
De ahí que desde el punto de vista del primer ciclo pueda verse el comienzo
del Kali Yuga en una fecha muy cercana al siglo VI
a. C. (hace 2.592 años), mientras que desde la perspectiva del segundo ese
comienzo se remontaría a 6.480 años antes del fin de ciclo. En todo caso es
notable observar que los datos de la tradición nos muestran que ambos ciclos
están llegando a su final, y que nos encontramos en un punto de transición,
hecho que a su vez anuncia el advenimiento de una nueva Edad."
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