lunes, 20 de marzo de 2017

Más sobre la primavera

Brotes verdes en la plaza Lesseps (Barcelona), ayer.

Esta primavera ha comenzado con la Luna en conjunción con Saturno. El cuarto menguante lunar indica que el satélite de la Tierra está en cuadratura con el Sol y que sus energías decrecientes no se han sumado, en este inicio de la estación, a las del astro del que recibe su luz. Algo que nos recuerda que la primavera -y la transmutación alquímica- es una "obra del Sol", de un Sol ahora fortalecido por su exaltación en Aries.

A Mercurio podremos verlo poniéndose sobre un horizonte llano durante el crepúsculo vespertino de los últimos días de marzo y los primeros de abril. El resplandor solar ya ha ocultado a Venus, si bien éste transitará con rapidez por su conjunción inferior y reaparecerá como lucero del alba, brillantísmo, a finales de este mismo mes. A Marte lo iremos observando hacia el oeste durante la primera parte de la noche, con un ocaso cada vez más adelantado. El brillo inconfundible de Júpiter nos acompañará constantemente, aunque su puesta cada vez más temprana hará que lleguemos a perderlo de vista durante algunas horas de la noche en junio. Y a Saturno lo veremos emergiendo cada día por el este casi al mismo tiempo que Júpiter culmina en el punto más alto de su trayectoria.

domingo, 19 de marzo de 2017

Primavera 2017

La primavera boreal (al igual que el otoño austral) dará comienzo el próximo lunes 20 de marzo a las 11.29 h de tiempo local peninsular, momento en que el Sol alcanzará uno de sus equinoccios. Se trata de una coyuntura en el periplo anual de nuestra estrella central por el Zodíaco que jalona la división del día en una mitad luminosa y otra oscura, de modo que si el horizonte que se divisa desde el lugar donde nos encontramos fuese completamente llano veríamos permanecer al Sol en el cielo exactamente durante 12 horas.

La Tierra, en su movimiento anual de traslación, pasa por el denominado punto vernal en el equinoccio de primavera. En esta efeméride, el Sol cruza el ecuador celeste emprendiendo un ascenso que culminará en el solsticio de verano e ingresa en el signo astrológico de Aries. Arranca, pues, un tiempo nuevo, vital; y no es casual que el calendario más antiguo que se conoce de Roma, el atribuido a su fundador y primer rey Rómulo, comenzara en el mes de marzo, época en que se reemprendían las labores agrícolas y las campañas militares iniciándose un año calendárico de 10 meses y 304 días de duración tras un período invernal de recogimiento que estaba excluido del cómputo de los días.(1) Análogamente, el calendario de los sumerios comenzaba en el primer día de la primera Luna nueva tras el equinoccio vernal, y el mes hebreo de Nisán -en cuyo día primero se celebraba la Pascua judía- era el que encabezaba el calendario administrativo de Israel.(2)

Adam MacLean, Coloured Alchemical Sequences (2017)

Llega, pues, un periodo propicio para la Gran Obra de transmutación como bien conocen los alquimistas...

"[La primavera es el] tiempo en que el mercurio toma el temperamento y la complexión cálida y húmeda del aire, lo cual se consigue con un fuego de segundo grado. Este calor ha de ser mediano y temperado, pero más fuerte que el de invierno. Durante este régimen el Azufre deseca al Mercurio; produce las hierbas y flores filosóficas, es decir, los colores que preceden al blanco y a la blancura en sí misma. La materia [de la obra] entonces ya no puede ser destruida. Los Filósofos, para determinar este paso del negro al blanco, lo han llamado primavera, llamando así también a la misma materia." (3)


(1) De ahí que los meses séptimo, octavo, noveno y décimo tras marzo de nuestro calendario reciban los nombres de septiembre, octubre, noviembre y diciembre, respectivamente.
(2) Manolo García y Soliman El-Azir, 5000 años mirando al Sol. Edición de los autores, 2015.
(3) Antoine-Joseph Pernety, Diccionario mito-hermético. Ed. Índigo, Barcelona, 1993.