Según el Observatorio Astronómico Nacional, el equinoccio de otoño tendrá lugar el jueves 22 de septiembre a las 16:21 h (hora oficial peninsular). La estación que se inicia durará 89 días y 20 horas, y concluirá el 21 de diciembre con el solsticio de invierno.
El equinoccio de
otoño se produce al entrar el Sol en el signo de Libra y es un
momento propicio para meditar sobre cuestiones bien importantes. Por
ejemplo, sobre el origen común de las Tradiciones precolombinas y de
aquellas que han florecido en las orillas del Mediterráneo -entre
ellas, la Tradición Hermética-. Éste no es otro que la Tradición
Atlante, heredera a su vez de una Tradición Primordial cuyo punto de
partida coincide con el del Manvántara
al
que pertenece el ciclo cósmico en el que hemos venido a la
existencia, este pesadísimo Kali
Yuga al
que le deben quedar, como se suele decir, cuatro días mal contados, visto el panorama actual…
Tula
es el nombre que recibía el centro supremo de la
Tradición Primordial en la Hiperbórea y el que debió heredar el centro espiritual de
la Tradición Atlante, según apunta el hecho de que los toltecas
atribuyeran dicha denominación a un gran centro sagrado de su tradición en Mesoamérica.
Y este mismo aplelativo, Tula, designa igualmente a la constelación de
Libra(1).
Constelación de Libra (lámina coloreada)
Johannes Hevelius, Firmamentum Sobiescianum sive Uranographia (1687)
Johannes Hevelius, Firmamentum Sobiescianum sive Uranographia (1687)
Tal como el nombre de Tula fue transferido del Norte hiperbóreo al
Occidente atlante, la denominación de Libra o Balanza se trasladó
de la constelación polar que hoy conocemos como Osa Mayor al asterismo y el signo zodiacal que signan el otoño del hemisferio
norte(2). De modo que Libra determina -junto con Aries- un eje
equinoccial
en el que cabe ver una proyección “horizontal” del eje polar o “vertical” de la bóveda celeste según el simbolismo de la cruz (el travesaño proyecta en la
horizontal las energías celestes que descienden por el palo recto).
En definitiva, que en medio de este escenario de hojas que caen, días que se
acortan y una civilización que se va al carajo hay un ámbito a
imagen y semejanza de aquella Tierra de los Vivos hiperbórea donde siempre es primavera. Si lo buscamos, lo encontraremos.
(1)
Ver
René Guénon, “Lugar de la Tradición Atlante en el Manvántara”
(incluido en la recopilación “Formas tradicionales y ciclos
cósmicos”).
(2)
Ibid.
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