Sólo se dan unos trece tránsitos de Mercurio por siglo. Aunque el fenómeno no será observable a simple vista y serán necesarios instrumentos de observación (si es que las nubes permiten ver el cielo, cosa que los meteorólogos auguran que será muy difícil), éste será el tránsito de los últimos 100 años con mejores condiciones para la visión.
Así pues, el heraldo solar, a quien habíamos perdido la pista desde finales de abril al aproximarse a su elongación y quedar su brillo borrado por la luz del día, va a aparecer de repente como un punto móvil sobrepuesto al disco luminoso del Sol. Un punto en movimiento que nos evoca a otro punto, en este caso inmóvil con respecto al Sol, que se encuentra en su centro y al que alude el símbolo astrológico de la estrella. Y este otro punto, a un centro del Cosmos que ¿dónde se encuentra?
El planeta Mercurio.
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