sábado, 29 de noviembre de 2014

Regentes, dignidades y aspectos

[ Textos extraídos de: Federico González y colaboradores, Introducción a la ciencia sagrada. Programa Agartha. Revista Symbolos, 25-26. Barcelona, 2003. http://introduccionalsimbolismo.com ]


"Todos los planetas realizan un recorrido aparente por la rueda del zodíaco, y la duración de ese recorrido es la que determina el ciclo particular de cada uno de ellos, siendo claro el de los dos llamados luminares, el Sol y la Luna, que producen los ciclos anuales y mensuales. Las influencias que estos planetas ejercen en la Tierra varían según se encuentren en una u otra casa zodiacal, pues las cualidades de estos signos pueden ser afines, indiferentes u hostiles a los diversos influjos planetarios.

En el transcurso de un año la rueda celeste de las constelaciones zodiacales realiza un recorrido de 360 grados, completando un ciclo.

El movimiento aparente de esta rueda tiene una dirección inversa a la del desplazamiento del Sol sobre el zodiaco, que es retrógrado. Siguiendo el modelo cíclico sobre el que hemos trabajado, en los gráficos que vemos a continuación se representa, a la izquierda, la rueda de los signos en el cielo tal como se ve mirando hacia el norte. Capricornio corresponde al invierno (es cuando el Sol entra en este signo que da comienzo la estación), Aries a la primavera, Cáncer al verano y Libra al otoño. En el segundo gráfico se muestra la rueda zodiacal con una orientación solar, es decir, tal como la vería un observador mirando hacia el meridiano. Capricornio y Cáncer se hallan en la misma posición, pero el movimiento aparente de los signos es en sentido horario.


Como por el movimiento de rotación de la Tierra, la rueda zodiacal da una vuelta completa en 24 horas, también podemos hacer corresponder este mismo simbolismo con el ciclo del día. En este caso se relaciona simbólicamente a Capricornio con la medianoche, a Aries con el amanecer, a Cáncer con el verano y a Libra con el atardecer.

Ya hemos hecho la advertencia de que, para nuestros estudios y cálculos astrológicos, únicamente utilizaremos los siete planetas tradicionales, con exclusión de Urano, Neptuno y Plutón, ya que estos tres últimos han sido introducidos recientemente y los estudios sobre los mismos son incompletos.

Cada planeta tiene uno o dos signos zodiacales que constituyen su domicilio, y se dice que ellos rigen o gobiernan estas constelaciones pues sus influencias son armónicas y complementarias. Según se desprende del siguiente esquema, los luminares tienen un sólo domicilio, mientras que los otros cinco planetas tienen dos, uno diurno y otro nocturno.
Si el planeta se encuentra en el signo opuesto al de su domicilio, se dice que está en exilio, siendo sus influencias contrarias o desfavorables. Además, cuando la influencia planetaria es afín a la del signo en que se encuentra, se dice que el planeta está en exaltación, y cuando está en el opuesto sus energías son hostiles y el planeta se halla en caída. Esto se comprende mejor con el siguiente cuadro:

PLANETAS
DOMICILIO
EXILIO
EXALT.
CAIDA
SOL
Leo
Acuario
Aries
Libra
LUNA
Cáncer
Capricornio
Tauro
Escorpio
MERCURIO
Géminis-Virgo
Sagit.-Piscis
Acuario
Leo
VENUS
Tauro-Libra
Escorpio-Aries
Piscis
Virgo
MARTE
Aries-Escorpio
Libra-Tauro
Capricornio
Cáncer
JUPITER
Sagitario-Piscis
Géminis-Virgo
Cáncer
Capricornio
SATURNO
Capric.-Acuario
Cáncer-Leo
Libra
Aries

Algunos astrólogos, como Ptolomeo, colocan la exaltación de Mercurio en Virgo y su caída en Piscis."

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"Para realizar los cálculos astrológicos, además de advertir en las influencias que ejercen los planetas en los distintos signos zodiacales, es importante también reparar en las relaciones que ellos tienen entre sí, en vista de que existe una constante conexión interplanetaria, tal como podemos observar en el Arbol Sefirótico y en los simbolismos de la mitología.

Para la confección del horóscopo también es necesario tomar en cuenta que los planetas se interrelacionan de una u otra manera según los lugares en que se ubiquen dentro de la rueda zodiacal y las distancias y proporciones en que se encuentran los unos con respecto a los otros. Esto determina lo que en Astrología se llama los aspectos planetarios, entre los que destacan los siguientes:

Conjunción: dos planetas están en conjunción, cuando se encuentran juntos, en el mismo grado de longitud en la eclíptica. En general se considera una influencia constructiva.

Oposición: cuando están separados 180º, dividiendo al círculo por la mitad, el aspecto es inverso al de la conjunción y se llama oposición, aspecto que en general se considera 'maléfico', productivo de fricción.

Trígono: este aspecto es el que producen dos planetas separados entre sí por 120º, dividiendo al círculo en tres partes. Se lo considera el más favorable de todos, y junta a dos planetas en signos que corresponden al mismo elemento.

Cuadratura: si la separación entre ambos planetas es de 90º, se dice que están haciendo cuadratura, aspecto que se juzga como el más desfavorable, aunque muchas veces se trata nada más que de una prueba severa cuya superación se hace necesaria.

Sextil: es el aspecto que se produce cuando están separados 60º, considerado 'benéfico', generador de actividad y cambios. Los planetas en este caso se encuentran en signos armónicos.

Quincuncio: a 150º de separación se produce este aspecto, considerado en general inconexo y contradictorio.

Existen también otros aspectos de menor importancia, que omitimos mencionar. Las distancias que se dan aquí indican el aspecto en su punto exacto e ideal. La influencia puede producirse aunque las distancias difieran un poco de la indicada (a veces hasta 5 y 10 grados de diferencia). Debe advertirse además que las calificaciones que se otorgan a los distintos aspectos, de 'benéfico' o 'maléfico', lo son en términos generales, y que para determinarlos precisamente es necesario observar el mapa zodiacal en conjunto. Un aspecto 'maléfico' puede redundar en 'beneficios' y viceversa."

domingo, 2 de noviembre de 2014

El simbolismo planetario

[ Textos extraídos de: Federico González y colaboradores, Introducción a la ciencia sagrada. Programa Agartha. Revista Symbolos, 25-26. Barcelona, 2003. http://introduccionalsimbolismo.com ]


"El modelo del Arbol de la Vida Sefirótico ordena de manera prototípica las fuerzas verdaderas que constantemente producen el hecho creacional, o sea el descenso de las emanaciones espirituales que conformarán posteriormente aquello que vulgarmente llamamos materia, o plano físico, o hylico. Por lo tanto merced a la familiarización con estas energías, es decir con su aprehensión, se puede ir tejiendo el sentido analógico de vibraciones y correspondencias que mantienen ligado al Universo entre sí en sus aspectos visibles e invisibles, materiales o inmateriales, con el propósito de ir ascendiendo a otros planos de identificación con el Ser Universal por medio de los vehículos herméticos y la doctrina tradicional. A continuación ofrecemos otras correspondencias astrológicas y alquímicas del diagrama. También incluimos en él a En Sof (Sin Fin), que se halla por encima de Kether, simbolizando el No-Ser, lo auténticamente metafísico y supracósmico, incluso lo no manifestado ni siquiera como Principio.

Con el objeto de ir 'cargando' las esferas del Arbol de la Vida, con ideas que sirvan de soporte a la meditación y promuevan la realización, queremos ir agregando algunos elementos referidos a sus relaciones astrológicas, que nos ayudarán a comprenderlos mejor. Ellas están vinculadas con las nueve esferas de la cosmogonía tradicional, siete de ellas correspondientes a los planetas."



"En Sof, el No-Ser, asimilado por los cabalistas muchas veces a la Nada supraesencial, es decir, a la Vacuidad, se encuentra más allá del firmamento, y a él se llega atravesando a Kether, al que puede atribuirse el simbolismo de la estrella polar, como Puerta de los Dioses, verdadera piedra filosofal de la que pende la plomada del Arquitecto del Universo. Este astro reina en el empíreo, sitio del fuego puro y eterno, lugar del cielo en que los arcángeles, ángeles y bienaventurados gozan de la presencia perenne de la Suprema Deidad, pues en él converge el eje central, siendo las estrellas fijas e incorruptibles asimiladas a Hokhmah. A Binah se le relaciona con Saturno o Cronos, el Tiempo Vivo y siempre presente, que devorando a sus hijos, la creación entera, la regenera perennemente y hace posible que los seres manifestados regresen a su inmanifestada morada eterna, siendo éste el padre de Zeus o Júpiter –Rey del Olimpo– que como Hesed gobierna y legisla la Creación entera. Gueburah, el riguroso destructor, es asimilado a Marte, dios guerrero. Y Tifereth, la Belleza divina, Centro de Centros, se relaciona claramente con el Sol, dador de la vida, luz y calor, a través del cual accedemos a aquellos mundos superiores.

Los tres planetas interiores, que se encuentran con respecto a la Tierra más cercanos que el Sol, y cuyos ciclos son más rápidos, son colocados en el mundo de Yetsirah, y se relacionan con las esferas de este plano. Netsah, como ya sabemos, corresponde a Venus, diosa del Amor, amante de Marte, a quien 'desarma' por el delirio pasional. Ella, como las Musas y las Gracias, es inspiradora de los artistas, y da la victoria a los que la comprenden, siendo entonces emisaria de la belleza y de la unión. Hod es relacionado con Hermes-Mercurio, el rápido mensajero alado de los dioses, que distribuye en la Tierra sus enseñanzas y señales. Se lo ve representado con alas en los pies, que se refieren a su velocidad y a su relación con lo que vuela. Y asimismo con el símbolo del Caduceo, las dos serpientes que ascienden por el eje vertical, las que tienen un par de alas que nos indican su aspecto volátil. Este último ha pasado a ser el símbolo de la medicina, pues como dijimos Hermes-Mercurio –y los dioses, ángeles y espíritus que se le relacionan– ha sido siempre considerado como un médico de cuerpos y almas, el curandero divino, promotor de los ritos y la muerte iniciática, gracias a la cual recuperamos la salud. Finalmente, a Yesod se le asigna la Luna, la reina de la noche, que unánimemente ha sido vinculada con la madre celeste, la ilusión de las formas, las aguas inferiores y los mares –así como con todos los líquidos– y sobre todo con la fecundación y la fertilidad que se concreta en la Tierra."

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"Van aquí algunas características acerca de los siete planetas que, como acabamos de ver, se articulan perfectamente en el diagrama cabalístico:


SATURNO: Saturno es el planeta más alejado de la tierra, pero también el más elevado. En la astronomía judiciaria (Astrología) se lo suele ver como lento (efectivamente lo es) y pesado (la Alquimia lo equipara al plomo), y por lo tanto se lo asocia a la vejez en sus aspectos negativos, en oposición con la agilidad y ductibilidad de Mercurio. Sin embargo, y pese a que las vibraciones de este astro son percibidas psicológicamente como un estado de melancolía y desasosiego espiritual, es el preámbulo a realizaciones profundas, ligadas a lo que está más allá, a lo más elevado, misterioso y oculto. La experiencia y la inteligencia son algunos de sus atributos, a los que debemos relacionar igualmente con la ancianidad, e inclusive con la Antigüedad. Todos los planetas tienen un aspecto maléfico y otro benéfico, al igual que cada una de las sefiroth: una mitad luminosa que mira a Kether, y otra oscura que mira a Malkhuth.


JUPITER: Entidad benéfica y generosa. Padre de los dioses e hijo de Saturno, esta precedencia nos está dando no sólo la idea de energías que se establecen jerárquicamente, sino también la de un orden invariable. Alimenta constantemente la hoguera de la vida y sus efluvios regeneradores procrean de continuo nuevos seres, ideas y cosas, sin más limitaciones que el ejercicio que a veces provee con su arma: el rayo.


MARTE: Marte destruye en el escenario del Mundo todo lo que ya es inútil e innecesario, aunque a simple vista no sea siempre claro su papel regenerador. Dios de la guerra, imprescindible para una perpetua renovación universal, su influencia puede advertirse no sólo en las luchas humanas sino igualmente en las perpetuas batallas macrocósmicas.


SOL: Es el intermediario directo entre lo inmanifestado y la manifestación. Su energía, que extrae de lo más oculto de las posibilidades del cielo, es proyectada sobre el plano de la creación, produciendo todas las cosas manifestadas, de las que es el Padre a nivel creacional, el hombre incluido. Su energía radiante y ubicación central es imprescindible para la vida, a la que sella y conforma.


VENUS: Conocida diosa del Amor, se encarga nada menos que de unir los fragmentos dispersos del ser y el universo. En su aspecto más alto se relaciona con los misterios espirituales y místicos del amor, y el coito con los dioses. Su aspecto más bajo se halla en relación con la personalidad y se expresa por la posesión del otro y la energía genital.


MERCURIO: Emisario de los dioses, sus energías son asimiladas por los mortales como revelaciones que su versatilidad imprime en la inteligencia. Es por lo tanto un iniciador y su rapidez mental –plata viva– le permite valorizaciones intuitivas inmediatas que a veces pueden complicarnos; recuérdese asimismo que es el númen de charlatanes, comerciantes, e incluso ladrones.


LUNA: Astro evidente y nocturno, está relacionado con la Tierra –de la que ella es una imagen celeste–, la fecundación y la potencia esencial de los efluvios vitales. Su identificación con las aguas y la oscuridad resulta sencilla de comprender. Preside la noche, y su débil luz, y la periodicidad de sus ciclos, nos anuncian la presencia de otras realidades ocultas, más allá de los fenómenos psíquicos que constituyen su reinado.


TIERRA: En ella maduran las energías de los astros que concretan la 'materia' del mundo. Es por lo tanto símbolo de la densidad y de la atracción de la gravedad hacia lo bajo. En su seno bullen energías análogas a las de las estrellas y en su cráter se cocinan las cosas más evidentemente substanciales."