“Las fiestas, o sea los espacios significativos donde el
tiempo ordinario puede ser abolido, son puntos simbólicos de coyuntura dentro
de un tiempo monótono e insignificante y señalan en la sucesión del año lo que
es el Tiempo en Sí al valorizarlo y reintegrarlo a un espacio originario; dicho
de otro modo, no sería nada el Tiempo, su Ser, sin las fiestas, o espacios,
especialmente señalados por su proyección o hálito, el movimiento, para
comprenderlo o invocarlo. En estas 'estaciones' que hace el
movimiento, el tiempo se reintegra, y es a la vez reintegrado por el rito
humano a su Origen Arquetípico. Ya que no hay mayor logro de síntesis que
vivenciar al Tiempo como si fuera Espacio; un solo y absoluto espacio vacío;
pues si el movimiento que atestiguan los calendarios es la proyección espacial del
tiempo, la absorción de éste en lo atemporal es semejante a 'finalizar el
discurso sin haber movido la lengua' como reza el texto zen-budista.
Dos han sido siempre para todos los pueblos estas
estaciones fundamentales donde el Sol parece detenerse en su recorrido anual y
ellas marcan dos puntos extremos en una circunferencia; nos referimos a los
solsticios, palabra en cuya etimología está implícita esta 'estación', este 'detenerse', esta invariable y periódica
señal que divide al año en dos partes; y posteriormente en cuatro, con los
equinoccios como puntos intermedios, estabilizándolo, enmarcándolo y
estructurando todas las fiestas sucesivas”. (1)
Constelaciones animales del Códice de París. Imagen de Patricia Martín, Smithsonian Latino Center
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Según el Observatorio Astronómico Nacional, el solsticio de
verano (de invierno en el hemisferio sur) tendrá lugar el día 21 de junio a las
16 horas 58 minutos de hora oficial peninsular. La estación durará
aproximadamente 93 días y 16 horas, y acabará el 23 de septiembre con el
equinoccio del otoño.
Al comenzar el verano, Venus y Marte serán los únicos
planetas visibles tras la puesta del Sol sobre el horizonte oeste. Venus se irá
aproximando al Sol con el transcurso de la estación y dejará de verse a partir
de primeros de agosto. Allí donde el horizonte sea llano, Mercurio podrá ser
avistado tras el ocaso solar entre mediados de julio y mediados de agosto.
Júpiter será visible de noche durante todo el verano pero
Saturno desaparecerá sumido en el brillo del alba a finales de agosto. Venus reaparecerá por el este poco antes de la salida del Sol en la segunda quincena de
agosto y se podrá ver de madrugada en lo sucesivo. Mercurio comenzará a ser
visible al alba hacia mediados de septiembre, precediendo al Sol.
Durante el verano de 2023 no se producirá ningún eclipse de
Sol o Luna.
(1) Federico González, Simbolismo y Arte. Ed. Libros
del Innombrable, Zaragoza, 2004.