sábado, 22 de septiembre de 2018

Llega el equinoccio de otoño

Penetrados por el calor generoso del verano y gozando relajadamente de él, apenas nos habíamos dado cuenta de que la luz se iba contrayendo más y más rápidamente a lo largo de la estación. Es extraño el diseño del tiempo cíclico: justo en el momento en que comienza el periodo de la expansión, el Sol empieza a declinar. Y en el equinoccio de otoño, a velocidad máxima.

Si el tiempo se está comprimiendo, no hay tiempo que perder. Y aquellos sabios consejos que escribiera Marsilio Ficino hace siglos resuenan hoy tan actuales como entonces...

Te lo ruego, opón a las ocupaciones necias, los pasatiempos vacíos y la actividad innecesaria aquellas palabras de Sócrates: “¡Fuera de aquí, enemigos impíos! Fuera de una vez, ladrones de mi alma, para que no sea obligado a alejarme de mí mismo”. Todo ello te sustrae de ti mismo gradualmente, y conduce a la cautividad al hombre nacido para gobernar. Libérate, te solicito, de esa miserable cautividad mientras puedes; pero sólo puedes hacerlo hoy. Sé hoy independiente por vez primera. Créeme, no es juicioso decir ‘viviré’. Mañana es demasiado tarde para vivir. Vive hoy. Lo que te pido, Lorenzo, es fácil. Emplear justa y útilmente una hora de tiempo no es difícil. Dedica una hora cada día, te lo ruego, a alimentar la inteligencia con los estudios liberales, y vive ese breve tiempo de manera provechosa para ti. El resto, si lo deseas, vívelo para otros.

(Fragmento de una carta de Marsilio Ficino a Lorenzo de Medici)

***

El Sol pasará por el equinoccio de otoño boreal mañana domingo 23 de septiembre a las 3 horas y 54 minutos de hora local peninsular. Durante la estación, que durará 89 días y 20 horas, nuestra estrella central estará más tiempo oculta bajo el horizonte que luciendo por encima de él y la duración del día irá menguando.

Marte y Saturno serán visibles tras la puesta de sol durante todo el otoño, Venus hasta los primeros días de octubre y Júpiter hasta mediados de noviembre. Y ambos reaparecerán semanas más tarde en el cielo del amanecer: Venus al inicio de noviembre y Júpiter en la segunda semana de diciembre.

No se va a producir ningún eclipse durante el otoño de 2018.

Otoño en Collserola (del blog http://globerosdecollserola.blogspot.com)

domingo, 9 de septiembre de 2018

La cosmogonía de Hermópolis

(Del volumen Dioses, mitos y rituales en el antiguo Egipto, de Susana Alegre. Ed. Dilema, Madrid, 2017)

“Una de las cosmogonías más interesantes de Egipto fue la elaborada en la ciudad de Hermópolis, cuyo relato conocemos parcialmente y sobre todo por documentos de épocas tardías, aunque desde tiempos remotos Hermópolis era conocida como Khemenu, ‘la ciudad de los Ocho’. Ello indica que su sistema teólogico, en el que destacan ocho divinidades, la Ogdóada, es en realidad uno de los más antiguos de Egipto.

Aunque se han conservado diversas versiones sobre este mito, su singularidad radica en el protagonismo alcanzado por cuatro dioses masculinos y con cabeza de rana, y por otras cuatro divinidades femeninas representadas con cabeza de serpiente. Aunque en ocasiones estas ocho deidades fueron mostradas con aspecto de babuinos machos y hembras; o como toros y vacas.

La Ogdóada en un relieve del techo del templo de Hathor en Dendera.
Fotografía de Olaf Tausch

Lo cierto es que estos ocho dioses resultan singularmente misteriosos y fueron presentados formando parejas: Nun y Naunet, Heh y Hehet, Kek y Keket, Amón y Amonet (raras veces sustituidos por Temenu y Temenet). En conjunto estas parejas aluden a la infinitud, las tinieblas, la oscuridad, la inmovilidad… Y, según narra la leyenda, entre esas divinidades se configuró o emergió una isla. No obstante, la imagen más llamativa de esta cosmogonía suele ser la noción de una flor de loto, que sustituiría o complementaría la idea de una tierra emergida entre el agua; en algunas versiones se alude a la idea de un sagrado estanque en el que surge un gran loto. Hay que tener en cuenta que la flor de loto para los egipcios era símbolo de regeneración y de la vida que es capaz de emerger desde las tinieblas; pues cada noche desaparece bajo las aguas para abrirse al sol por la mañana.

La cosmogonía de inspiración hermopolitana expresaba que de esa flor, o a través de esta flor, era capaz de surgir el dios creador que daba inicio a la existencia, al que generalmente se le denomina Atum o Ra. Aunque en algunas ocasiones se dice que el dios nacido del loto es Shu o hasta Tot, el escriba de los dioses y dios patrón de Hermópolis.

Frecuentemente el dios nacido del loto era presentado como un niño; es decir, como un astro solar infantil. Ello incide en la idea de su reciente nacimiento. Igualmente es habitual que el niño se muestre chupándose el dedo y con una coleta a un lado de la cabeza, peinado típico de la infancia en Egipto. A ello se pueden sumar cetros y otros elementos propios de la monarquía egipcia, identificándose así que este sol niño, recién nacido, era ya el rey de los dioses y el rey de la creación.

La representación de este niño sol, surgiendo del loto, fue una imagen reiterada en la iconografía, apareciendo en amuletos, figurillas, sarcófagos, objetos litúrgicos, joyas…

Horus surgiendo de un loto.
Estatuilla en bronce del Museo Walters (Baltimore, EE.UU.)

Otra versión del mito hermopolitano explica que las ocho divinidades rana y serpiente que vivían en el Nun se ponen de acuerdo para formar un huevo, al que inseminan, conformando la vida en estado embrionario y de la que surgirán, más tarde, todas las cosas.
Recibid el loto que vino a la existencia al principio, aquel que disipó la nube oscura, sin que nadie pudiera aún conocerle. Vosotros (la Ogdóada) habéis depositado vuestro semen en forma de germen. Habéis procreado, en verdad (vuestra) simiente, que habéis depositado en el Caos, reunida en única forma, y vuestro heredero apareció con el aspecto de niño.
Inscripción en el templo de Edfu
Una vez finalizada la obra creadora, los ocho dioses primigenios se quedaron a vivir en el mundo subterráneo; y en adelante se dedicarán a cubrir necesidades tan básicas como, por ejemplo, la diaria salida del sol y el fluir del Nilo."