domingo, 15 de marzo de 2015

Popa

La Astronomía contemporánea divide la gran constelación Argo Navis (la nave Argo) de la Antigüedad en tres asterismos menores: Carina o Quilla, Vela y Popa. De los tres, sólo este último es visible desde las latitudes intermedias del hemisferio norte. A la Popa se la observa debajo del Can Mayor (a la cual se sitúa fácilmente en el cielo de invierno por el gran brillo de Sirio) flanqueada por la Vía Láctea.

La constelación Argo Navis en la Uranographia de Johannes Hevelius (1690),
con la popa de la embarcación en primer plano.

De este modo, contemplar a la Popa es evocar la gesta mítica de Jasón y los Argonautas en pos del Vellocino de Oro, la dorada piel del carnero enviado por los dioses para rescatar a Frixo y que se relaciona con la constelación de Aries.

Cuenta el mito que el rey Atamante de Beocia, desencantado de su esposa Nefele - con quien había tenido a Frixo y Hele -, se casó con Ino y ésta, guiada por los celos, tramó un plan para causar la muerte del hijo varón habido en el anterior matrimonio del rey. Ino arregló secretamente que las mujeres del reino tostasen el grano de trigo almacenado para la siembra de primavera. Cuando los hombres lo sembraron, las semillas no germinaron y hubo una gran hambruna en el país. Atamante envió a un emisario a consultar al oráculo de Delfos acerca de esta cuestión, y aquél, sobornado por Ino, regresó diciendo que el requerimiento del oráculo para que el trigo brotase de nuevo era que Frixo fuese sacrificado. Dispuesto ya Frixo para el sacrificio, Zeus atendió los ruegos de Nefele y envió a un carnero maravilloso con piel de oro que arrebató al niño y a su hermana.

El carnero transportó a Frixo y a Hele por los aires. Al atravesar el estrecho que separa Europa de Asia, la niña cayó al mar que hoy es conocido como Helesponto y murió ahogada en él. Frixo llegó solo al país de la Cólquide a orillas del Mar Negro y fue acogido por su rey Eetes, hijo de Helios y de la ninfa Perseis. En muestra de gratitud, Frixo sacrificó al carnero en honor a Zeus y regaló el Vellocino de Oro al rey. Eetes consagró el Vellocino al dios Ares, colgándolo de un roble del bosque sagrado del dios de la guerra, y lo puso bajo la custodia de un terrible dragón.

Tiempo después, en la ciudad tesalia de Yolco, aconteció que el rey Esón fue desposeído de su trono por su hermanastro Pelias, nacido de la unión de Tiro con Poseidón. Para proteger a Jasón, el hijo pequeño de Esón, su madre Alcimede lo confió al centauro Quirón, y éste lo educó en el monte Pelión enseñándole las artes de la medicina. Habiendo alcanzado la edad adulta, Jasón regresó a Yolco y reclamó el trono a su tío. Pelias impuso a Jasón una condición para devolverle el poder usurpado: que se hiciese con el Vellocino de Oro y lo trajese de vuelta a Tesalia.

Habiendo consultado al oráculo de Delfos, Jasón organizó una expedición naval a la Cólquide con la ayuda de los más grandes héroes de Grecia, entre ellos Heracles, Orfeo y los Dioscuros. Bajo la dirección de Atenea y con la ayuda de Hera - diosa deseosa de perjudicar a Pelias pues éste desdeñaba su culto -, el héroe Argo, hijo de Frixo, construyó un navío bautizado con su nombre con madera de roble del bosque de Dodona, y este fue el bajel que llevó a los Argonautas comandados por Jasón hasta las orillas del reino de Eetes.

Medea, sacerdotisa de Hécate, hija de Eetes y de la ninfa Idía y sobrina de la hechicera Circe, se enamoró de Jasón apasionadamente a primera vista y éste le prometió desposarse con ella a cambio de su ayuda para conquistar el Vellocino de Oro. La sacerdotisa protegió a Jasón con ungüentos mágicos del hálito de fuego de los toros a los que el héroe debía uncir por orden de Eetes y condujo al héroe y a sus compañeros al bosque sagrado donde se encontraba el Vellocino, durmiendo al dragón vigilante con sus sortilegios para que pudieran obtener el botín.

Jasón se hace con la piel de oro y escapa con Medea y los Argonautas a bordo de la nave Argo. Para impedir que los barcos de Eetes den alcance al navío tesalio, Medea despedaza a su hermano Apsirto, a quien había tomado como rehén, y arroja sus trozos al mar para que Eetes deba demorarse recogiendo los trozos de su hijo muerto. Más adelante, las artes de Medea permiten derrotar al gigante de bronce Talos que custodiaba la isla de Creta.

Cuando los Argonautas llegan por fin de vuelta a Yolco, Medea ayuda a Jasón a desembarazarse de Pelias, quien incumple su palabra de restituir el reino al legítimo heredero de Esón; pero es tan cruel su muerte a manos de sus propias hijas, hechizadas, que los habitantes de la ciudad deciden expulsar a Jasón y a Medea. La pareja se refugia en Corinto y vive allí felizmente durante diez años, engendrando a varios hijos.

Jasón acaba repudiando a Medea para casarse con Glauce, hija del rey corintio Creonte, y Medea se venga del héroe argonauta asesinando a la esposa de éste, a Creonte y a sus propios hijos habidos de la unión con Jasón. Tras estos crímenes, Medea huye en un carro tirado por dragones que le había obsequiado el dios Helios.

Explica Arato en los Fenómenos que la Argo celeste navega “del lado de la popa, pues no realiza su marcha según lo acostumbrado, sino que se desliza en sentido inverso, como las naves auténticas cuando los marinos vuelven en dirección contraria la popa al entrar en puerto; cada uno hace virar en seguida la nave, y agitada por el flujo y reflujo toca tierra firme. De este modo, en el sentido de la popa, se desliza la Argo de Jasón.” Por su parte, Eratóstenes expone que “la diosa Atenea elevó al firmamento esta constelación por haber sido la primera nave que se construyó; la nave poseía voz profética y fue la primera que surcó el mar hasta entonces impenetrable. Así quedaba como testimonio imperecedero para las generaciones futuras.” Manilio dice que Argo “posee el cielo merecido por los grandes peligros pasados” y que “por salvar a dioses fue convertida en diosa.”

Plutarco, recogiendo una antigua tradición egipcia, decía que se trataba de la nave de los muertos a las órdenes de Osiris.

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