lunes, 23 de febrero de 2015

El Unicornio

Las estrellas -apenas perceptibles en los cielos tan contaminados lumínicamente de las ciudades del hemisferio norte - que ocupan el interior del Triángulo de invierno pertenecen a la constelación de Monoceros o Unicornio. Fue el astrónomo holandés Petrus Plancius quien dio este nombre al asterismo en el siglo XVII.

El gesto de Monoceros es el de un animal que salta por encima de la Vía Láctea. Federico González Frías escribe en la entrada “Unicornio” de su Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos lo siguiente:

La constelación del Unicornio entre el Can Menor y el Can Mayor, los "perros de Orión".
De: Alexander Jamieson, Celestial Atlas. Londres, 1822.

“El Unicornio es un caballo blanco con pezuñas divididas y barba de cabra, con un cuerno frontal impelido hacia arriba y que toma forma espiral, tal cual se lo puede observar en el famoso tapiz que lo representa, depositado en la abadía de Cluny. En la iconografía cristiana indica curiosamente a la Virgen fecundada por el rayo del espíritu, por eso se los vincula en muchas iconografías. En todo caso siempre está relacionado con el rayo que toca a los hombres para despertarlos, al mismo tiempo que simboliza un arma de defensa. Posteriormente esta criatura imaginaria ha sido el protagonista de numerosos escritos y leyendas que han dado lugar a múltiples obras de arte relacionadas con los contenidos de la psiqué. En China fue durante un periodo el emblema real y en Inglaterra forma parte -con el león- del escudo del monarca británico.”

El Fisiólogo griego de la Edad Media recoge este mito acerca del unicornio:

“Hay un animal llamado dajja, extremadamente gentil, que los cazadores son incapaces de atrapar debido a su gran fortaleza. Tiene un solo cuerno en medio de la frente. Pero observad la estratagema con la que los cazadores lo atrapan. Traen a una joven doncella, pura y casta, a la que se dirige el animal cuando la ve, lanzándose sobre ella. Entonces la joven le ofrece sus senos, y el animal comienza a mamar de los pechos de la doncella, y a conducirse familiarmente con ella. La muchacha, entonces, mientras sigue sentada tranquilamente, alarga la mano y aferra el cuerno que el animal lleva en la frente; en este momento llegan los cazadores, atrapan a la bestia y la conducen ante el rey. Del mismo modo, Nuestro Señor Jesucristo alzó para nosotros un cuerno de salvación en medio de Jerusalén, en la casa de Dios, mediante la intercesión de la Madre de Dios, una doncella pura, casta, llena de misericordia, inmaculada, inviolada.”

domingo, 15 de febrero de 2015

Cáncer

Cuando el Sol se encuentra sobre Capricornio, las estrellas de Cáncer alumbran sobre el meridiano nocturno con su brillo pálido.

La constelación de Cáncer, entre Leo y Géminis.
Alexander Jamieson, Celestial Atlas. Londres, 1822

He aquí el interesante relato de los Catasterismos de Eratóstenes acerca de la constelación del cangrejo:

"Parece que fue la diosa Hera quien lo colocó en el firmamento. Cuenta Paniasis en su obra Heraclia que un cangrejo salió de la laguna en la que Hércules luchaba con la hidra y le mordió el pie él solo, sin concurso de otros. Hércules, irritado, lo aplastó con el pie, y desde entonces el cangrejo alcanzó una gran fama y se le cuenta como uno de los doce signos del Zodíaco.

Algunas estrellas de esta constelación reciben el nombre de Asnos, y fue el dios Dioniso el que los elevó al cielo. Anexo a ellos se encuentra el llamado Pesebre. He aquí su historia: cuando los dioses partieron a la guerra contra los Gigantes, se dice que el dios Dioniso, Hefesto y unos sátiros subieron a lomos de unos asnos; cuando aún los Gigantes no los habían divisado, los asnos se pusieron a rebuznar hallándose a corta distancia, y los Gigantes echaron a correr al oír los rebuznos. En recompensa por dicha acción los asnos pasaron a formar parte de la constelación de Cáncer a la zona de poniente.

Cáncer tiene dos estrellas muy brillantes sobre su caparazón, que son los Asnos, y una nebulosa que se encuentra entre éstos compone el llamado Pesebre; da la impresión de estar flanqueado por los Asnos. Cáncer tiene una estrella de escaso brillo sobre cada pata del lado derecho y en la pata anterior del lado izquierdo dos poco brillantes, otras dos sobre la pata segunda, una en la tercera; igualmente presenta una en el extremo de la cuarta pata, otra sobre la boca y tres iguales y no muy grandes sobre la pinza de la derecha; otras dos iguales, no de gran tamaño, sobre la pinza de la izquierda. Suman un total de dieciocho."

martes, 10 de febrero de 2015

Géminis

La constelación de Géminis es una imagen celeste de los Dioscuros, los mellizos nacidos del huevo puesto por Leda, reina de Esparta, tras ser fecundada por Zeus revestido de la apariencia de un cisne. Las estrellas más brillantes del asterismo se sitúan sobre las cabezas de los gemelos y llevan sus mismos nombres. Cástor es la de mayor altura sobre la eclíptica, y Pólux, la más luminosa.

Los Dioscuros en el reverso de una moneda del rey griego Eucrátides (s. II a.C.)

Cuenta el mito que Cástor era en verdad hijo del rey Tíndaro -padre también de la bella Helena- y que era mortal a diferencia de su mellizo. Los gemelos viajaron al país gobernado por los hermanos Idas y Linceo y se enfrentaron a ellos. En la lid, Idas asesinó a Cástor con una lanza, Pólux mató a Linceo y Zeus vengó a su hijo muerto con un rayo fulminante. Queriendo Pólux renunciar a su condición de inmortal por el gran amor que sentía hacia Cástor, Zeus permitió a los Dioscuros seguir viviendo juntos aunque repartiendo sus días entre el reino de los dioses y el inframundo, y quiso asimismo, como recompensa a su amor, que la imagen de los gemelos luciese entre las estrellas. Así, cuando Cástor se pone por el oeste descendiendo al Hades, Pólux le sigue, y cuando despunta por el horizonte este, su hermano lo acompaña a continuación.

Se dice que las dos estrellas más brillantes de Géminis eran vistas en el antiguo Egipto como dos brotes vegetales, y en la cultura fenicia, como dos cabras. En una de las interpretaciones romanas de la constelación, se asociaba a los gemelos con Rómulo y Remo.

Los gemini Cástor y Pólux en una moneda del emperador romano Majencio (s. IV d.C.)

Los antiguos navegantes griegos veían en el Fuego de San Telmo, las chispas que se desprenden de los mástiles y cordajes por la electricidad acumulada durante las tormentas, una manifestación protectora de los Dioscuros.

domingo, 1 de febrero de 2015

Tauro

Las constelaciones zodiacales del toro y los gemelos flanquean a Orión en el cielo de invierno. Cuenta Eratóstenes sobre Tauro que pasó a formar parte de la bóveda celeste por haber llevado a la princesa Europa desde Fenicia hasta Creta atravesando el mar. Explica el mito que el toro era el propio Zeus, quien se había metamorfoseado para poder aproximarse a la virgen fenicia. Un día en que Europa estaba recogiendo flores cerca de la playa, vio al animal bañándose y se quedó prendada de él. Acercándosele, le acarició los costados y viendo que era manso, se encaramó a su lomo. Habiéndose montado la doncella en el toro, éste la raptó nadando velozmente hacia mar abierto. Al llegar a Creta, Zeus reveló su identidad a Europa y ella se convirtió en la primera reina de la isla. Los hijos de Zeus y Europa fueron Minos, Radamantis y Sarpedón.

La constelacion de Tauro (Urania's Mirror, Londres, ca. 1825)

Eratóstenes recoge también la tradición según la cual la constelación de Tauro sería una vaca réplica de Io, hermosa muchacha de la ciudad de Argos de la que se enamoró Zeus y a la que transformó en una ternera blanca para salvarla de las iras de la celosa Hera. Añade el autor que las Híades, el cúmulo de estrellas que envuelve el hocico de Tauro, son unas ninfas de Dodona que criaron como nodrizas a Dioniso y que “entregaron al niño a Ino, por miedo a Hera, cuando Licurgo se puso a perseguirlas porque estaban en compañía del dios y se dedicaban a cultivar la vid.” En el mundo romano, Tauro estaba consagrado a Baco; durante las festividades del dios, se llevaba un toro ornado por guirnaldas de flores en torno al cual bailaban muchachas que representaban a las Híades y a sus hermanas las Pléyades.

En el antiguo Egipto se identificó a Tauro con Osiris, representado como un dios-toro, y también con Isis, la cual era figurada como una diosa-vaca. En la tradición hebrea se relacionaba a la constelación zodiacal con un buey y en Persia, con el toro de Mitra.

A Tauro se le reconoce principalmente por Aldebarán, la estrella gigante roja, fría y muy antigua que luce en uno de los ojos del toro, así como por el cúmulo de las Pléyades que se encuentra en el lomo del animal. Las Pléyades eran hijas de Atlas, y se dice que Artemisa las elevó al cielo para que pudiesen escapar de la persecución amorosa de Orión. En la antigüedad griega se les llamaba heptásteras, siete estrellas, aunque una de ellas es muy tenue y sólo se divisan seis Pléyades a simple vista. Eratóstenes cita que estas últimas se unieron a dioses mientras que aquélla se desposó con un mortal. Arato escribe que los nombres de las siete Pléyades son Alcíone, Mérope, Celeno, Electra, Estérope, Taígete “y la venerable Maya”, la madre de Hermes, y que “son  célebres por dar vueltas tanto por la mañana como por la tarde, gracias a Zeus, que las hizo señalar el comienzo del verano y del invierno y la llegada de la labranza.”

Las Pléyades en el manuscrito Aratea (s. IX).
Biblioteca de la Universidad de Leiden, Holanda.