martes, 21 de octubre de 2014

La precesión de los equinoccios y las edades

[ Textos extraídos de: Federico González y colaboradores, Introducción a la ciencia sagrada. Programa Agartha. Revista Symbolos, 25-26. Barcelona, 2003. http://introduccionalsimbolismo.com ]


"A menudo se confunde hoy día la Ciencia de la Astrología con la simple confección de horóscopos, la que siempre fue considerada por la Tradición como secundaria, derivada y contingente. Esto no quiere decir que carezca de interés el conocer las influencias planetarias que rigen el día y la hora de nuestro nacimiento, cuya investigación puede realizarse como práctica para familiarizarnos con esta disciplina; pero es importante no perder de vista que lo fundamental es conocer los principios y las normas que gobiernan el cielo, los cuales se ven también reflejados en el orden natural de la tierra. No debemos olvidar que es gracias a los astros que tenemos la posibilidad de comprender las leyes que regulan el tiempo y el espacio. Por un lado, es el sitio de salida del Sol y los planetas lo que nos permite tener una orientación espacial, a la vez que son también las esferas celestes las que nos hacen tener la concepción de día y noche, semana, mes o año, es decir de la durabilidad del tiempo.

Siempre partiendo de un punto de vista geocéntrico, y aun más, tomando al observador –el hombre– como el punto central e inmóvil a partir del cual hacemos nuestros cálculos, el símbolo del zodíaco nos enseña a realizar la división 'espacial' del tiempo, cuando nos muestra al Norte en el Solsticio del Invierno (Capricornio), al Sur en el de Verano (Cáncer), al Este en el Equinoccio de Primavera (Aries) y al Oeste en el de Otoño (Libra). Estos cuatro puntos o signos cardinales están en relación simbólica con la división cuaternaria del día, el mes y el año, con las cuatro etapas de la vida del hombre y las civilizaciones, y con las cuatro edades de la humanidad (de Oro, Plata, Bronce y Hierro), dándonos por lo tanto la posibilidad de establecer relaciones y analogías entre los ciclos naturales, históricos y cósmicos.

La Rueda del Zodíaco realiza en apariencia un recorrido completo de 360° cada día, o período de 24 horas que tarda la Tierra en girar alrededor de su propio eje; el Sol, por su parte, hace un viaje alrededor de los 12 signos durante el año, marcando las cuatro estaciones que rigen las leyes de la agricultura y de la vida del hombre. Pero los antiguos también observaron gracias a los planetas, la posibilidad de entender otras dimensiones temporales, lo que los llevó a conocer las Eras cósmicas o 'tiempo de los dioses'. Un ejemplo de esto lo constituye el período de 25.920 años, conocido por todos los pueblos y explicado tanto por los hindúes como por los pitagóricos y Platón, configurando el ciclo llamado por la Astronomía de la precesión de los equinoccios, el que siempre se vio en relación con los períodos históricos de la humanidad. Tomando como punto de referencia el Equinoccio de Primavera, el Sol recorre durante ese lapso (de 25.920 años, llamado 'el gran día de Brahma' por la tradición hindú) los 12 signos zodiacales, en un movimiento circular invertido al de los ciclos anual y diario, demorando 2.160 años en cada uno de ellos. Las culturas dejaron claras muestras del conocimiento de ese ciclo, y la Era de Tauro fue simbolizada por los egipcios (el buey Apis) y cretenses, así como la de Aries (el Cordero) fue anunciada por Moisés al pueblo judío, y la de Piscis (los Peces) por el cristianismo que se identificó con ese signo. Sabemos gracias a los conocimientos que nos lega la Tradición, que estamos viviendo actualmente el punto de transición entre Piscis y Acuario, lo cual indica claramente que nos encontramos en el fin de un período cósmico, y que se acerca la Edad de Oro o reino de Saturno (planeta que rige para la Antigüedad Acuario y Capricornio)."



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"Para la tradición hindú, 'de cada poro de Brahma brota un universo a cada instante', y un ciclo de vida de un universo es llamado Kalpa al que se representa como una respiración de ese Ser invisible. Un Kalpa está a su vez dividido en catorce Manvántaras, siendo cada uno de estos últimos un ciclo humano completo de existencia, o un 'día' de la tierra, el cual a su vez es subdividido en cuatro yugas, o subciclos, exactos a las cuatro edades de los griegos.

Podemos encontrar en las mitologías de los pueblos el recuerdo de un tiempo primordial; un paraíso perdido –o Edad de Oro– en el que el hombre vivía en perfecta armonía con el cosmos y la naturaleza, en 'estado de gracia' y perenne presencia del Espíritu. En ese illo tempore, que los hindúes denominan Satya Yuga, los hombres se identificaban con los dioses, y la verdad, como la montaña, era visible para todos. Fue de esos antepasados míticos que la humanidad heredó la cultura verdadera y los valores espirituales más elevados. Sin embargo, en razón de las leyes cíclicas ese tiempo fue seguido por otras edades, cada vez más restringidas, en las que se fue perdiendo, poco a poco, el estado virginal de los orígenes, los dioses cayeron y la verdad tuvo que ocultarse en el interior de la caverna, en el mundo subterráneo, y revelarse únicamente a unos pocos.

A la Edad de Oro o Satya Yuga, siguió una de Plata o Trêtâ Yuga; luego vino la de Bronce o Dwâpara Yuga; y finalmente la de Hierro o Kali Yuga, que según datos astrológicos tradicionales está a punto de llegar a su fin.

Observemos ahora dos ciclos: uno, el de 25.920 años a que nos referimos en el módulo anterior: la precesión de los equinoccios; el otro, más amplio, de 64.800 años (la duración asignada al Manvántara), relacionado numéricamente con aquél, con el que guarda la proporción 10:4 como podrá comprobarse en la siguiente tabla, y siendo uno de sus divisores comunes 2.160 años, duración de una 'era zodiacal' (consultar acápite citado y más adelante en este módulo). Una manera de verlos es divididos en cuatro partes iguales, en cuyo caso cada una de las fases del primero sería de 6.480 años y las del segundo de 16.200. Pero otra forma tradicional de subdividir estos ciclos, que nos da otra perspectiva sobre los mismos, es la que obtenemos utilizando la ley de la Tetraktys pitagórica (10 = 1 + 2 + 3 + 4), en cuyo caso se asigna a cada una de las edades los siguientes números:

         10 =
Ciclo de:
   25.920 años
64.800 años 
          4 +
Satya Yuga =
   10.368 +
25.920 +
          3 +
Trêtâ Yuga =
     7.776 +
19.440 +
          2 +
Dwâpara Yuga =
     5.184 + 
12.960 + 
          1
Kali Yuga =
     2.592 =
  6.480 =
    25.920
64.800

De ahí que desde el punto de vista del primer ciclo pueda verse el comienzo del Kali Yuga en una fecha muy cercana al siglo VI a. C. (hace 2.592 años), mientras que desde la perspectiva del segundo ese comienzo se remontaría a 6.480 años antes del fin de ciclo. En todo caso es notable observar que los datos de la tradición nos muestran que ambos ciclos están llegando a su final, y que nos encontramos en un punto de transición, hecho que a su vez anuncia el advenimiento de una nueva Edad."

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