sábado, 20 de diciembre de 2014

Acerca del solsticio de invierno

El Sol está a punto de entrar en el signo astrológico de Capricornio. Mañana, a las 23 horas y 3 minutos de tiempo universal (en la España peninsular, a las 00:03 de la madrugada del lunes 22 de diciembre de 2014), la estrella central que rige nuestros días y años alcanzará el solsticio de invierno tras un periodo de seis meses de disminución ininterrumpida de la altura de su órbita sobre el horizonte. Este hecho ocurre en el día del año con menos horas de sol y en esta ocasión, igualmente, en la noche más oscura del mes ya que la efeméride de Luna nueva tendrá lugar a las 01:36 TU (02:36 horas de tiempo peninsular) de la misma madrugada del 22 de diciembre.

Salomon Trismosin, Splendor solis (1582)

En un momento así, de tremenda oscuridad, es cuando el Sol va a detener su caída para iniciar, invicto, un camino ascendente. Este fenómeno no es solamente una ‘curiosidad astronómica’ (que también lo es) sino un hecho de una trascendencia extraordinaria por su significación, pues el solsticio de invierno es la proyección sobre el plano zodiacal del cenit o polo norte de la Caverna cósmica.

Que el Sol alcance el solsticio invernal simboliza que se abre el pasaje que conduce a los Grandes Misterios, la escotilla por donde se escapa a un ámbito ilimitado e incondicionado más allá del Cosmos. A un no-espacio y no-tiempo que es la matriz de todo lo que ha venido al ser. Al ámbito de la Realidad Absoluta y la Libertad Suprema.

Así lo han considerado tradiciones milenarias como la hindú, para la cual la puerta que abre el semiciclo anual ascendente del Sol (dakshinàyana) es una “puerta de los dioses” que jalona el deva-yâna, la “vía de los dioses”. Se trata de una salida del lugar donde se desarrolla la Manifestación siguiendo un recorrido en el que ya no hay retorno al mundo manifestado, a diferencia de la salida por el pitr-yâna o “vía de los antepasados” –asociada a la “puerta de los hombres” y al solsticio de verano– que conduce a un nuevo estado de manifestación.

Esta “salida definitiva” es la meta final de cualquier iniciación en los Misterios. El ser que ha entrado por la “puerta de los hombres”, habiendo efectivizado su iniciación, debe pasar por la “puerta de los dioses” en su viaje definitivo hacia el Infinito, cruzando el umbral por el que transitan “los seres que tienen acceso a los estados supraindividuales”. Pero por esta puerta también se pueden producir “entradas” excepcionales: un “descenso voluntario al mundo manifestado” de un ser “liberado” de todo condicionamiento, o la de entidades que representan “la expresión directa de un principio supracósmico (…). Haremos notar solo que se puede comprender fácilmente así la razón por la cual el nacimiento del Avatâra se considera como ocurrido en la época del solsticio de invierno, época que es la de la fiesta de Navidad en la tradición cristiana”. (1)

(1) René Guénon, Símbolos Fundamentales de la Ciencia Sagrada, caps. XXXIV y XXXV: “La salida de la caverna” y “Las puertas solsticiales”.

sábado, 13 de diciembre de 2014

Las casas zodiacales

[ Textos extraídos de: Federico González y colaboradores, Introducción a la ciencia sagrada. Programa Agartha. Revista Symbolos, 25-26. Barcelona, 2003. http://introduccionalsimbolismo.com ]


"Así como hemos visto al zodíaco en su ciclo anual, dividido en doce signos mensuales, también podemos verlo en un ciclo diario en el que la rueda zodiacal hace un recorrido aparente completo al girar la Tierra alrededor de su propio eje. Algunos astrólogos consideran que durante las veinticuatro horas que siguen al nacimiento de una persona se reflejará toda su vida. Para hacer las observaciones dividen la rueda del zodíaco en doce Casas y hacen corresponder dos horas a cada una de ellas. Esto determinará el signo ascendente y descendente del individuo y diversos aspectos de su personalidad. Debe tomarse en cuenta, al realizar el cálculo de la Casas, la latitud del lugar de nacimiento, el día del año y la hora del día. Las Casas no son, como los signos, de 30° exactos, sino que oscilan entre los 17° y los 60°.

Damos a continuación los nombres de las doce Casas; pero repitamos que lo fundamental es el conocimiento de los principios, de los que derivan las manifestaciones particulares.

I. Vita: es la casa del nacimiento que indica las particularidades, tendencias, talentos y potencialidades del individuo.

II. Lucrum: se refiere al plano material, los bienes, riquezas y adquisiciones, así como a la alimentación y al mundo físico.

III. Frates: casa de los hermanos, y también de la educación, la instrucción y de la adaptación al medio. Se relaciona con viajes menores.

IV. Genitor: es la casa de los padres y de las características heredadas del medio familiar y social. Se refiere también al patriotismo y a las sucesiones.

V. Filii: esta casa está relacionada con los hijos, y en general con lo que el individuo produce, crea y engendra.

VI. Valetudo: casa de los súbditos, los esclavos y los animales domésticos, lo es también del trabajo, los deberes y las obligaciones.

VII. Uxor: se refiere al matrimonio, los afectos y las uniones, y también a las alianzas y las asociaciones.

VIII. Mors: es la casa de la muerte y las grandes transformaciones. Lo es también de la descomposición y la putrefacción.

IX. Peregrinationes: casa de las peregrinaciones y grandes viajes, está relacionada con la espiritualidad, la filosofía, la religión y el misterio.

X. Regnum, Honores: se relaciona con los objetivos, las dignidades y la gloria, así como con la profesión, las ambiciones y las recompensas.

XI. Amici benefacta: casa de los amigos, benefactores y admiradores.

XII. Inimici: en esta casa se ven los enemigos ocultos, la prisión, el exilio, así como las enfermedades, debilidades y dolencias."

sábado, 29 de noviembre de 2014

Regentes, dignidades y aspectos

[ Textos extraídos de: Federico González y colaboradores, Introducción a la ciencia sagrada. Programa Agartha. Revista Symbolos, 25-26. Barcelona, 2003. http://introduccionalsimbolismo.com ]


"Todos los planetas realizan un recorrido aparente por la rueda del zodíaco, y la duración de ese recorrido es la que determina el ciclo particular de cada uno de ellos, siendo claro el de los dos llamados luminares, el Sol y la Luna, que producen los ciclos anuales y mensuales. Las influencias que estos planetas ejercen en la Tierra varían según se encuentren en una u otra casa zodiacal, pues las cualidades de estos signos pueden ser afines, indiferentes u hostiles a los diversos influjos planetarios.

En el transcurso de un año la rueda celeste de las constelaciones zodiacales realiza un recorrido de 360 grados, completando un ciclo.

El movimiento aparente de esta rueda tiene una dirección inversa a la del desplazamiento del Sol sobre el zodiaco, que es retrógrado. Siguiendo el modelo cíclico sobre el que hemos trabajado, en los gráficos que vemos a continuación se representa, a la izquierda, la rueda de los signos en el cielo tal como se ve mirando hacia el norte. Capricornio corresponde al invierno (es cuando el Sol entra en este signo que da comienzo la estación), Aries a la primavera, Cáncer al verano y Libra al otoño. En el segundo gráfico se muestra la rueda zodiacal con una orientación solar, es decir, tal como la vería un observador mirando hacia el meridiano. Capricornio y Cáncer se hallan en la misma posición, pero el movimiento aparente de los signos es en sentido horario.


Como por el movimiento de rotación de la Tierra, la rueda zodiacal da una vuelta completa en 24 horas, también podemos hacer corresponder este mismo simbolismo con el ciclo del día. En este caso se relaciona simbólicamente a Capricornio con la medianoche, a Aries con el amanecer, a Cáncer con el verano y a Libra con el atardecer.

Ya hemos hecho la advertencia de que, para nuestros estudios y cálculos astrológicos, únicamente utilizaremos los siete planetas tradicionales, con exclusión de Urano, Neptuno y Plutón, ya que estos tres últimos han sido introducidos recientemente y los estudios sobre los mismos son incompletos.

Cada planeta tiene uno o dos signos zodiacales que constituyen su domicilio, y se dice que ellos rigen o gobiernan estas constelaciones pues sus influencias son armónicas y complementarias. Según se desprende del siguiente esquema, los luminares tienen un sólo domicilio, mientras que los otros cinco planetas tienen dos, uno diurno y otro nocturno.
Si el planeta se encuentra en el signo opuesto al de su domicilio, se dice que está en exilio, siendo sus influencias contrarias o desfavorables. Además, cuando la influencia planetaria es afín a la del signo en que se encuentra, se dice que el planeta está en exaltación, y cuando está en el opuesto sus energías son hostiles y el planeta se halla en caída. Esto se comprende mejor con el siguiente cuadro:

PLANETAS
DOMICILIO
EXILIO
EXALT.
CAIDA
SOL
Leo
Acuario
Aries
Libra
LUNA
Cáncer
Capricornio
Tauro
Escorpio
MERCURIO
Géminis-Virgo
Sagit.-Piscis
Acuario
Leo
VENUS
Tauro-Libra
Escorpio-Aries
Piscis
Virgo
MARTE
Aries-Escorpio
Libra-Tauro
Capricornio
Cáncer
JUPITER
Sagitario-Piscis
Géminis-Virgo
Cáncer
Capricornio
SATURNO
Capric.-Acuario
Cáncer-Leo
Libra
Aries

Algunos astrólogos, como Ptolomeo, colocan la exaltación de Mercurio en Virgo y su caída en Piscis."

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"Para realizar los cálculos astrológicos, además de advertir en las influencias que ejercen los planetas en los distintos signos zodiacales, es importante también reparar en las relaciones que ellos tienen entre sí, en vista de que existe una constante conexión interplanetaria, tal como podemos observar en el Arbol Sefirótico y en los simbolismos de la mitología.

Para la confección del horóscopo también es necesario tomar en cuenta que los planetas se interrelacionan de una u otra manera según los lugares en que se ubiquen dentro de la rueda zodiacal y las distancias y proporciones en que se encuentran los unos con respecto a los otros. Esto determina lo que en Astrología se llama los aspectos planetarios, entre los que destacan los siguientes:

Conjunción: dos planetas están en conjunción, cuando se encuentran juntos, en el mismo grado de longitud en la eclíptica. En general se considera una influencia constructiva.

Oposición: cuando están separados 180º, dividiendo al círculo por la mitad, el aspecto es inverso al de la conjunción y se llama oposición, aspecto que en general se considera 'maléfico', productivo de fricción.

Trígono: este aspecto es el que producen dos planetas separados entre sí por 120º, dividiendo al círculo en tres partes. Se lo considera el más favorable de todos, y junta a dos planetas en signos que corresponden al mismo elemento.

Cuadratura: si la separación entre ambos planetas es de 90º, se dice que están haciendo cuadratura, aspecto que se juzga como el más desfavorable, aunque muchas veces se trata nada más que de una prueba severa cuya superación se hace necesaria.

Sextil: es el aspecto que se produce cuando están separados 60º, considerado 'benéfico', generador de actividad y cambios. Los planetas en este caso se encuentran en signos armónicos.

Quincuncio: a 150º de separación se produce este aspecto, considerado en general inconexo y contradictorio.

Existen también otros aspectos de menor importancia, que omitimos mencionar. Las distancias que se dan aquí indican el aspecto en su punto exacto e ideal. La influencia puede producirse aunque las distancias difieran un poco de la indicada (a veces hasta 5 y 10 grados de diferencia). Debe advertirse además que las calificaciones que se otorgan a los distintos aspectos, de 'benéfico' o 'maléfico', lo son en términos generales, y que para determinarlos precisamente es necesario observar el mapa zodiacal en conjunto. Un aspecto 'maléfico' puede redundar en 'beneficios' y viceversa."

domingo, 2 de noviembre de 2014

El simbolismo planetario

[ Textos extraídos de: Federico González y colaboradores, Introducción a la ciencia sagrada. Programa Agartha. Revista Symbolos, 25-26. Barcelona, 2003. http://introduccionalsimbolismo.com ]


"El modelo del Arbol de la Vida Sefirótico ordena de manera prototípica las fuerzas verdaderas que constantemente producen el hecho creacional, o sea el descenso de las emanaciones espirituales que conformarán posteriormente aquello que vulgarmente llamamos materia, o plano físico, o hylico. Por lo tanto merced a la familiarización con estas energías, es decir con su aprehensión, se puede ir tejiendo el sentido analógico de vibraciones y correspondencias que mantienen ligado al Universo entre sí en sus aspectos visibles e invisibles, materiales o inmateriales, con el propósito de ir ascendiendo a otros planos de identificación con el Ser Universal por medio de los vehículos herméticos y la doctrina tradicional. A continuación ofrecemos otras correspondencias astrológicas y alquímicas del diagrama. También incluimos en él a En Sof (Sin Fin), que se halla por encima de Kether, simbolizando el No-Ser, lo auténticamente metafísico y supracósmico, incluso lo no manifestado ni siquiera como Principio.

Con el objeto de ir 'cargando' las esferas del Arbol de la Vida, con ideas que sirvan de soporte a la meditación y promuevan la realización, queremos ir agregando algunos elementos referidos a sus relaciones astrológicas, que nos ayudarán a comprenderlos mejor. Ellas están vinculadas con las nueve esferas de la cosmogonía tradicional, siete de ellas correspondientes a los planetas."



"En Sof, el No-Ser, asimilado por los cabalistas muchas veces a la Nada supraesencial, es decir, a la Vacuidad, se encuentra más allá del firmamento, y a él se llega atravesando a Kether, al que puede atribuirse el simbolismo de la estrella polar, como Puerta de los Dioses, verdadera piedra filosofal de la que pende la plomada del Arquitecto del Universo. Este astro reina en el empíreo, sitio del fuego puro y eterno, lugar del cielo en que los arcángeles, ángeles y bienaventurados gozan de la presencia perenne de la Suprema Deidad, pues en él converge el eje central, siendo las estrellas fijas e incorruptibles asimiladas a Hokhmah. A Binah se le relaciona con Saturno o Cronos, el Tiempo Vivo y siempre presente, que devorando a sus hijos, la creación entera, la regenera perennemente y hace posible que los seres manifestados regresen a su inmanifestada morada eterna, siendo éste el padre de Zeus o Júpiter –Rey del Olimpo– que como Hesed gobierna y legisla la Creación entera. Gueburah, el riguroso destructor, es asimilado a Marte, dios guerrero. Y Tifereth, la Belleza divina, Centro de Centros, se relaciona claramente con el Sol, dador de la vida, luz y calor, a través del cual accedemos a aquellos mundos superiores.

Los tres planetas interiores, que se encuentran con respecto a la Tierra más cercanos que el Sol, y cuyos ciclos son más rápidos, son colocados en el mundo de Yetsirah, y se relacionan con las esferas de este plano. Netsah, como ya sabemos, corresponde a Venus, diosa del Amor, amante de Marte, a quien 'desarma' por el delirio pasional. Ella, como las Musas y las Gracias, es inspiradora de los artistas, y da la victoria a los que la comprenden, siendo entonces emisaria de la belleza y de la unión. Hod es relacionado con Hermes-Mercurio, el rápido mensajero alado de los dioses, que distribuye en la Tierra sus enseñanzas y señales. Se lo ve representado con alas en los pies, que se refieren a su velocidad y a su relación con lo que vuela. Y asimismo con el símbolo del Caduceo, las dos serpientes que ascienden por el eje vertical, las que tienen un par de alas que nos indican su aspecto volátil. Este último ha pasado a ser el símbolo de la medicina, pues como dijimos Hermes-Mercurio –y los dioses, ángeles y espíritus que se le relacionan– ha sido siempre considerado como un médico de cuerpos y almas, el curandero divino, promotor de los ritos y la muerte iniciática, gracias a la cual recuperamos la salud. Finalmente, a Yesod se le asigna la Luna, la reina de la noche, que unánimemente ha sido vinculada con la madre celeste, la ilusión de las formas, las aguas inferiores y los mares –así como con todos los líquidos– y sobre todo con la fecundación y la fertilidad que se concreta en la Tierra."

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"Van aquí algunas características acerca de los siete planetas que, como acabamos de ver, se articulan perfectamente en el diagrama cabalístico:


SATURNO: Saturno es el planeta más alejado de la tierra, pero también el más elevado. En la astronomía judiciaria (Astrología) se lo suele ver como lento (efectivamente lo es) y pesado (la Alquimia lo equipara al plomo), y por lo tanto se lo asocia a la vejez en sus aspectos negativos, en oposición con la agilidad y ductibilidad de Mercurio. Sin embargo, y pese a que las vibraciones de este astro son percibidas psicológicamente como un estado de melancolía y desasosiego espiritual, es el preámbulo a realizaciones profundas, ligadas a lo que está más allá, a lo más elevado, misterioso y oculto. La experiencia y la inteligencia son algunos de sus atributos, a los que debemos relacionar igualmente con la ancianidad, e inclusive con la Antigüedad. Todos los planetas tienen un aspecto maléfico y otro benéfico, al igual que cada una de las sefiroth: una mitad luminosa que mira a Kether, y otra oscura que mira a Malkhuth.


JUPITER: Entidad benéfica y generosa. Padre de los dioses e hijo de Saturno, esta precedencia nos está dando no sólo la idea de energías que se establecen jerárquicamente, sino también la de un orden invariable. Alimenta constantemente la hoguera de la vida y sus efluvios regeneradores procrean de continuo nuevos seres, ideas y cosas, sin más limitaciones que el ejercicio que a veces provee con su arma: el rayo.


MARTE: Marte destruye en el escenario del Mundo todo lo que ya es inútil e innecesario, aunque a simple vista no sea siempre claro su papel regenerador. Dios de la guerra, imprescindible para una perpetua renovación universal, su influencia puede advertirse no sólo en las luchas humanas sino igualmente en las perpetuas batallas macrocósmicas.


SOL: Es el intermediario directo entre lo inmanifestado y la manifestación. Su energía, que extrae de lo más oculto de las posibilidades del cielo, es proyectada sobre el plano de la creación, produciendo todas las cosas manifestadas, de las que es el Padre a nivel creacional, el hombre incluido. Su energía radiante y ubicación central es imprescindible para la vida, a la que sella y conforma.


VENUS: Conocida diosa del Amor, se encarga nada menos que de unir los fragmentos dispersos del ser y el universo. En su aspecto más alto se relaciona con los misterios espirituales y místicos del amor, y el coito con los dioses. Su aspecto más bajo se halla en relación con la personalidad y se expresa por la posesión del otro y la energía genital.


MERCURIO: Emisario de los dioses, sus energías son asimiladas por los mortales como revelaciones que su versatilidad imprime en la inteligencia. Es por lo tanto un iniciador y su rapidez mental –plata viva– le permite valorizaciones intuitivas inmediatas que a veces pueden complicarnos; recuérdese asimismo que es el númen de charlatanes, comerciantes, e incluso ladrones.


LUNA: Astro evidente y nocturno, está relacionado con la Tierra –de la que ella es una imagen celeste–, la fecundación y la potencia esencial de los efluvios vitales. Su identificación con las aguas y la oscuridad resulta sencilla de comprender. Preside la noche, y su débil luz, y la periodicidad de sus ciclos, nos anuncian la presencia de otras realidades ocultas, más allá de los fenómenos psíquicos que constituyen su reinado.


TIERRA: En ella maduran las energías de los astros que concretan la 'materia' del mundo. Es por lo tanto símbolo de la densidad y de la atracción de la gravedad hacia lo bajo. En su seno bullen energías análogas a las de las estrellas y en su cráter se cocinan las cosas más evidentemente substanciales."

martes, 21 de octubre de 2014

La precesión de los equinoccios y las edades

[ Textos extraídos de: Federico González y colaboradores, Introducción a la ciencia sagrada. Programa Agartha. Revista Symbolos, 25-26. Barcelona, 2003. http://introduccionalsimbolismo.com ]


"A menudo se confunde hoy día la Ciencia de la Astrología con la simple confección de horóscopos, la que siempre fue considerada por la Tradición como secundaria, derivada y contingente. Esto no quiere decir que carezca de interés el conocer las influencias planetarias que rigen el día y la hora de nuestro nacimiento, cuya investigación puede realizarse como práctica para familiarizarnos con esta disciplina; pero es importante no perder de vista que lo fundamental es conocer los principios y las normas que gobiernan el cielo, los cuales se ven también reflejados en el orden natural de la tierra. No debemos olvidar que es gracias a los astros que tenemos la posibilidad de comprender las leyes que regulan el tiempo y el espacio. Por un lado, es el sitio de salida del Sol y los planetas lo que nos permite tener una orientación espacial, a la vez que son también las esferas celestes las que nos hacen tener la concepción de día y noche, semana, mes o año, es decir de la durabilidad del tiempo.

Siempre partiendo de un punto de vista geocéntrico, y aun más, tomando al observador –el hombre– como el punto central e inmóvil a partir del cual hacemos nuestros cálculos, el símbolo del zodíaco nos enseña a realizar la división 'espacial' del tiempo, cuando nos muestra al Norte en el Solsticio del Invierno (Capricornio), al Sur en el de Verano (Cáncer), al Este en el Equinoccio de Primavera (Aries) y al Oeste en el de Otoño (Libra). Estos cuatro puntos o signos cardinales están en relación simbólica con la división cuaternaria del día, el mes y el año, con las cuatro etapas de la vida del hombre y las civilizaciones, y con las cuatro edades de la humanidad (de Oro, Plata, Bronce y Hierro), dándonos por lo tanto la posibilidad de establecer relaciones y analogías entre los ciclos naturales, históricos y cósmicos.

La Rueda del Zodíaco realiza en apariencia un recorrido completo de 360° cada día, o período de 24 horas que tarda la Tierra en girar alrededor de su propio eje; el Sol, por su parte, hace un viaje alrededor de los 12 signos durante el año, marcando las cuatro estaciones que rigen las leyes de la agricultura y de la vida del hombre. Pero los antiguos también observaron gracias a los planetas, la posibilidad de entender otras dimensiones temporales, lo que los llevó a conocer las Eras cósmicas o 'tiempo de los dioses'. Un ejemplo de esto lo constituye el período de 25.920 años, conocido por todos los pueblos y explicado tanto por los hindúes como por los pitagóricos y Platón, configurando el ciclo llamado por la Astronomía de la precesión de los equinoccios, el que siempre se vio en relación con los períodos históricos de la humanidad. Tomando como punto de referencia el Equinoccio de Primavera, el Sol recorre durante ese lapso (de 25.920 años, llamado 'el gran día de Brahma' por la tradición hindú) los 12 signos zodiacales, en un movimiento circular invertido al de los ciclos anual y diario, demorando 2.160 años en cada uno de ellos. Las culturas dejaron claras muestras del conocimiento de ese ciclo, y la Era de Tauro fue simbolizada por los egipcios (el buey Apis) y cretenses, así como la de Aries (el Cordero) fue anunciada por Moisés al pueblo judío, y la de Piscis (los Peces) por el cristianismo que se identificó con ese signo. Sabemos gracias a los conocimientos que nos lega la Tradición, que estamos viviendo actualmente el punto de transición entre Piscis y Acuario, lo cual indica claramente que nos encontramos en el fin de un período cósmico, y que se acerca la Edad de Oro o reino de Saturno (planeta que rige para la Antigüedad Acuario y Capricornio)."



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"Para la tradición hindú, 'de cada poro de Brahma brota un universo a cada instante', y un ciclo de vida de un universo es llamado Kalpa al que se representa como una respiración de ese Ser invisible. Un Kalpa está a su vez dividido en catorce Manvántaras, siendo cada uno de estos últimos un ciclo humano completo de existencia, o un 'día' de la tierra, el cual a su vez es subdividido en cuatro yugas, o subciclos, exactos a las cuatro edades de los griegos.

Podemos encontrar en las mitologías de los pueblos el recuerdo de un tiempo primordial; un paraíso perdido –o Edad de Oro– en el que el hombre vivía en perfecta armonía con el cosmos y la naturaleza, en 'estado de gracia' y perenne presencia del Espíritu. En ese illo tempore, que los hindúes denominan Satya Yuga, los hombres se identificaban con los dioses, y la verdad, como la montaña, era visible para todos. Fue de esos antepasados míticos que la humanidad heredó la cultura verdadera y los valores espirituales más elevados. Sin embargo, en razón de las leyes cíclicas ese tiempo fue seguido por otras edades, cada vez más restringidas, en las que se fue perdiendo, poco a poco, el estado virginal de los orígenes, los dioses cayeron y la verdad tuvo que ocultarse en el interior de la caverna, en el mundo subterráneo, y revelarse únicamente a unos pocos.

A la Edad de Oro o Satya Yuga, siguió una de Plata o Trêtâ Yuga; luego vino la de Bronce o Dwâpara Yuga; y finalmente la de Hierro o Kali Yuga, que según datos astrológicos tradicionales está a punto de llegar a su fin.

Observemos ahora dos ciclos: uno, el de 25.920 años a que nos referimos en el módulo anterior: la precesión de los equinoccios; el otro, más amplio, de 64.800 años (la duración asignada al Manvántara), relacionado numéricamente con aquél, con el que guarda la proporción 10:4 como podrá comprobarse en la siguiente tabla, y siendo uno de sus divisores comunes 2.160 años, duración de una 'era zodiacal' (consultar acápite citado y más adelante en este módulo). Una manera de verlos es divididos en cuatro partes iguales, en cuyo caso cada una de las fases del primero sería de 6.480 años y las del segundo de 16.200. Pero otra forma tradicional de subdividir estos ciclos, que nos da otra perspectiva sobre los mismos, es la que obtenemos utilizando la ley de la Tetraktys pitagórica (10 = 1 + 2 + 3 + 4), en cuyo caso se asigna a cada una de las edades los siguientes números:

         10 =
Ciclo de:
   25.920 años
64.800 años 
          4 +
Satya Yuga =
   10.368 +
25.920 +
          3 +
Trêtâ Yuga =
     7.776 +
19.440 +
          2 +
Dwâpara Yuga =
     5.184 + 
12.960 + 
          1
Kali Yuga =
     2.592 =
  6.480 =
    25.920
64.800

De ahí que desde el punto de vista del primer ciclo pueda verse el comienzo del Kali Yuga en una fecha muy cercana al siglo VI a. C. (hace 2.592 años), mientras que desde la perspectiva del segundo ese comienzo se remontaría a 6.480 años antes del fin de ciclo. En todo caso es notable observar que los datos de la tradición nos muestran que ambos ciclos están llegando a su final, y que nos encontramos en un punto de transición, hecho que a su vez anuncia el advenimiento de una nueva Edad."

domingo, 12 de octubre de 2014

El zodíaco

[ Textos extraídos de: Federico González y colaboradores, Introducción a la ciencia sagrada. Programa Agartha. Revista Symbolos, 25-26. Barcelona, 2003. http://introduccionalsimbolismo.com ]


"La Astrología (Astronomía judiciaria) en la Antigüedad era la misma ciencia que la Astronomía, sólo que su interés se centraba en la observación de los ciclos y sus reiteraciones, con propósitos esencialmente predictivos. Así, la Astrología leía los destinos particulares en base a los ritmos cósmicos y las coordenadas celestes. En todo caso, Astronomía y Astrología tienen como punto básico común a la rueda zodiacal, compuesta de 12 signos o estadios que el Sol en su recorrido anual toca. En realidad el zodíaco es imaginario, pues se trata de la partición en 12 segmentos de la bóveda celeste y constituye un plano ideal paralelo a la eclíptica, es decir tangencial al eje del mundo. 

Si la bóveda celeste está representada por los 360 grados de la circunferencia, cada una de estas 12 partes o símbolos, casi todos animales, contará con 30 grados, y éstas se sucederán regularmente a lo largo del ciclo anual. El zodíaco es, pues, fundamentalmente, una medida del tiempo (mientras los astros se refieren más especialmente al espacio) y como tal debe tomárselo. Por otra parte, recordaremos que zodíaco significa 'rueda de la vida' y es obvia la vinculación con el movimiento."


  
"Los 12 signos zodiacales a su vez admiten una división tradicional cuaternaria en correspondencia con los elementos de la Filosofía, la Ciencia de la antigüedad y la Alquimia. A saber:

FUEGO:
Aries
Leo
Sagitario
TIERRA:
Tauro
Virgo
Capricornio
AIRE:
Géminis
Libra
Acuario
AGUA:
Cáncer
Escorpio
Piscis
 
Obsérvese que la sucesión de los elementos es constante: fuego, tierra, aire, agua. Al terminar la serie, se vuelven a reciclar en el mismo orden. A lo largo de los 360 grados de la circunferencia, los 3 signos referidos al mismo elemento se encuentran en distintas porciones del círculo, formando un trígono."

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Los tres signos de fuego

"ARIES.  El Cordero, es el primer signo de la rueda zodiacal, en donde ésta comienza su rotación retrógrada. Su energía es vital, y ha de tener la fuerza necesaria para mover toda la rueda bajo su impulso. Su regente es Marte, dios de la guerra, y se le suele emparentar con la violencia, pero siempre con la energía necesaria a toda acción paciente y duradera. Si la pasión es uno de sus atributos, la experiencia lleva a templar el carácter de Aries y a enriquecer sus virtudes."

"LEO.  Colocado en el centro del solsticio de verano, la ubicación de Leo (el león, el Rey de la Selva) en el medio del año y en mitad del verano, hacen de él un signo tan ardiente como resplandeciente. El amarillo dorado del león, el sol (que lo rige), y el oro, se conjugan en el brillo de Leo, que lo lleva a la maduración de los frutos."

"SAGITARIO.  El fuego de Sagitario (el flechador) no es arrebatador, ni se deja ganar por una excesiva euforia. Los grandes ardores han pasado, y el calor ha ido dando lugar a la luz clara de Sagitario, donde los contornos de las cosas se perfilan como más netos. Sagitario, regido por Júpiter, envía su flecha hacia el Sol, devolviendo a éste la savia de la vida que de él ha recibido."


Los tres signos de tierra  


"TAURO.  Es caracterizado por el toro, animal obviamente relacionado con la tierra, cuya fuerza de trabajo, tozudez e insistencia son conocidas. La extraordinaria vitalidad de Tauro sobrepasa sus propios esfuerzos, y una y otra vez arremete sobre sus propósitos y contra sus enemigos, obteniendo así logros y resultados constantes. El toro es un símbolo interno de abnegación y lucha, que a la larga ha de terminar con éxito, pues su fortaleza está unida a la perseverancia. Es un signo regido por Venus."

"VIRGO.  Es conocido por su sensatez y su paciencia, a la que une un carácter práctico y sereno. Es sencillo y muy apegado a sus maneras, y piensa no necesitar de la imaginación porque sabe que ésta puede perturbarlo. El planeta Mercurio rige al signo de la Virgen y le agrega una movilidad imprescindible y apenas suficiente." 

"CAPRICORNIO.  La cabra afirma sus pies sobre la tierra y en delicado equilibrio se impulsa hacia lo más alto del monte, descubriendo caminos prácticamente inaccesibles para todos los otros animales. Si es fastidiada embiste sin fijarse. Si se la deja libre, asciende por su misma naturaleza intrépida, constante y escaladora. Saturno rige a este signo y lo hace profundo."


Los tres signos de aire   


"GEMINIS.  Los mellizos constituyen el primer signo de aire, y como tal se expanden a lo largo del año. Regidos por Mercurio, son dos remolinos de viento que se unen en un punto, manifestando la inmovilidad y la evolución. Los análogos se atraen y se repelen, y en esa constante danza cósmica las cosas se reproducen de manera natural."

"LIBRA.  Aporta en su balanza el secreto del equilibrio. Regido por Venus, su aire es un soplo continuo, una brisa templada y conservadora. Sin embargo es versátil, y el menor influjo puede hacerla cambiar. Recta en la intención, accede a veces al desequilibrio, para volver a armonizarse."

"ACUARIO.  Si el aire se ha estabilizado, puede sin embargo transformarse repentinamente en un torbellino, una tromba o un huracán. El viento del signo del Aguador es creador, y de él surgen las posibilidades germinales de otras realidades. Pasados los efectos del huracán, la tierra nace como nueva y beneficiada. Su regente es Saturno."


Los tres signos de agua
  

"CANCER.  El agua irriga con su fertilidad las maravillas de la tierra, a las que fecunda. El agua es pasiva con respecto al fuego, y como tal se la puede ver en lagos y ríos. La imaginación y la creación señalan al signo del cangrejo como la potencia generativa, o núcleo de las grandes posibilidades. Su regente es la luna."

"ESCORPIO.  Signo de agua, el Escorpión se revuelve sobre sí mismo, y clava su cola envenenada en su propio cuerpo, el que permanentemente resucita. Su veneno es fatal, y el carácter de este signo, vinculado con los genitales, sorprende por su complejidad y profundidad. Su regente es Marte. Tal vez sea el signo más fuerte del zodíaco, sobre todo en la época actual."

"PISCIS.  Simboliza aguas más mansas que las de Escorpio. Los peces nadan cómoda y sueltamente sin preocuparse demasiado por las cosas. Su comodidad les es casi indispensable, ya que sin ella no pueden vivir, tal es su costumbre. Su carácter aparece como frágil y con fluidez se manejan por el mundo. Su regente es Júpiter."

martes, 23 de septiembre de 2014

En el equinoccio de otoño

Una amiga recordaba ayer en su muro de Facebook el paso del Sol por el equinoccio. El Astro Rey ha ingresado esta madrugada en el signo zodiacal de Libra, concretamente a las 2.30 h de tiempo universal (4.30 h en el tiempo local de la España peninsular), y con ello se ha inaugurado el otoño astronómico en nuestro hemisferio.

En los equinoccios, la trayectoria aparente del Sol en torno a la Tierra intersecta el plano ecuatorial celeste, y el eje terrestre y la línea que une el centro de nuestro planeta con el de la estrella forman exactamente un ángulo recto. De ahí que las duraciones del día y de la noche se igualen en los puntos equinocciales y que éstos sean denominados así (del latín aequus, 'igual', y nox, 'noche').

Tal igualdad, como también la "rectitud" del ángulo que abarcan el eje polar y la alineación Tierra-Sol, evocan las ideas de equilibrio y justicia. De alguna manera, el tránsito por el equinoccio de otoño es una "hora de la verdad". En ella, el Sol se hunde por debajo del ecuador de los cielos y se dirige a la "hora final" del solsticio de invierno. En nuestras tierras habrá cada vez menos luz y calor, y la Naturaleza se irá revistiendo de tonos más y más pardos, de imágenes más y más desnudas... Es un tiempo de repliegue en el gabinete alquímico, de contemplación de una oscuridad creciente en lo que ella simboliza: el camino hacia el fin del ciclo y el alba de otro tiempo aún por nacer.

La Fageda d'en Jordà. Óleo sobre lienzo de Manuel Candón (2007)

Como escribía un autor anónimo hablando sobre el ángulo recto equinoccial:
"Conformamos una entidad, en el seno de la cual lo individual se transmuta, la forma se trasciende, las ideas se desvelan y actualizan al ser invocadas, y el Principio sintetiza todo en sí mismo." (Siete Maestros Masones, La Logia Viva)

domingo, 14 de septiembre de 2014

En torno a Andrómeda

Narra el mito que la reina Casiopea y su hija Andrómeda eran muy bellas. Un día en que Casiopea proclamó orgullosamente que ellas eran más bellas que las Nereidas -las cincuenta ninfas del mar hijas del sabio Nereo-, éstas fueron a quejarse a Poseidón, su protector. Poseidón se enfureció por la afrenta sufrida por las ninfas, agitó las aguas con su tridente inundando las costas de Palestina y convocó al monstruo Cetus (Ballena). Viendo su reino amenazado por el dios, el rey Cefeo, esposo de Casiopea, consultó al oráculo de Amón cómo podría salvarlo y el oráculo le respondió que debía sacrificar Andrómeda a Cetus.

Casiopea y Cefeo. Sydney Hall, Urania's Mirror. Londres, 1825.

Cefeo resolvió entonces encadenar a Andrómeda a unas rocas ante la costa de Jope (la actual Jaffa o Yafo junto a Tel Aviv, donde los arrecifes naturales que resguardan su pequeño puerto pesquero son denominados aún hoy en día Rocas de Andrómeda) a fin de que el monstruo la devorara. Eratóstenes dice que Andrómeda se muestra en el cielo con los brazos en cruz tal como fue expuesta a Cetus.

Andrómeda. Ms. Aratea, Biblioteca de la Universidad de Leiden. S. IX.

Cuando ya la fiera criatura se aproximaba a Andrómeda, Perseo acudió a lomos de su caballo alado Pegaso y se ofreció a combatirla a cambio de la mano de la princesa encadenada. Tras acceder Cefeo y Casiopea a ello, Perseo emprendió un vuelo sobre la superficie marina con el que consiguió engañar a Cetus haciendo que éste lo confundiera con su sombra, y logró de ese modo clavar su espada en el monstruo.

Cetus. Jacob Green, Astronomical Recreations, or Sketches of the Relative Position
and Mythological History of the Constellations
. Filadelfia, 1824.

Se cuenta también que al celebrarse el matrimonio de Perseo con Andrómeda, un celoso pretendiente de ésta conjurado con Casiopea lanzó a 200 guerreros contra la pareja nupcial. Perseo sacó la cabeza cortada de Medusa de su zurrón y los atacantes quedaron petrificados al verla.

Perseo y Andrómeda. Alexander Jamieson, A Celestial Atlas comprising
a systematic display of the Heaven
. Londres, 1822.

El mito de Perseo


El oráculo de Delfos revela a Acrisio, rey de Argos, que no tendrá descendencia masculina y que un nieto suyo lo matará, por lo que decide encerrar a su hija Dánae en una torre de bronce. Zeus logra penetrar en la torre a través de una grieta en forma de lluvia de oro y fecunda a Dánae, quien da a luz a Perseo. Dánae consigue ocultarlo durante 4 años, pero Acrisio acaba descubriéndolo y ordena que ella y Perseo sean lanzados al mar en un cofre. Éste es transportado por las corrientes hasta la isla de Sérifos y allí son rescatados por el pescador Dictys, hermano del rey Polidectes.

Polidectes se enamora de Dánae y Perseo, para poder liberar a su madre, pacta con el rey traerle la cabeza de la górgona Medusa, sacerdotisa de Atenea violada por Poseidón y transformada por ello en una criatura terrorífica con la cabeza cubierta de serpientes cuya visión petrificaba al mortal que la mirase. Perseo logra llevarlo a cabo con la hoz que le brinda Hermes, el escudo bruñido que le ofrece Atenea -con el cual puede ver el reflejo de Medusa sin mirarla- y las sandalias aladas, el zurrón y el casco de invisibilidad de Hades que le entregan las ninfas Estigias.

Regresa a Argos tras su matrimonio con Andrómeda y se entera que Polidectes ha intentado violar a su madre en su ausencia. En un banquete con el rey extrae la cabeza de Medusa de su bolsa y convierte en piedra a Polidectes y a toda su corte. Más tarde devuelve a Hermes y a Atenea los instrumentos con los que ha llevado a cabo sus gestas, y la diosa coloca la cabeza de Medusa en el centro de su escudo divino.

Perseo. Johannes Hevelius, Firmamentum Sobescianum sive Uranographia. S. XVII.


Acerca de Pegaso


Se dice que Pegaso fue concebido por Medusa cuando Poseidón la sedujo disfrazado de caballo. Al degollar Perseo a la górgona, Pegaso sale de su interior completamente formado.

Asimismo se cuenta que la fuente del monte Helicón que los pastores llamaron Hipocrene (según Arato) nació de la marca de sus cascos. Esta fuente fue consagrada a las musas.

Pegaso también fue montado por el héroe Belerofontes, cuyas hazañas son citadas por Homero en el canto VI de la Ilíada.

Pegaso. Johannes Hevelius, op. cit..

viernes, 12 de septiembre de 2014

Ofiuco y La Serpiente

Ofiuco (o Serpentario), situado entre Hércules y Escorpión, sostiene en sus manos una gran serpiente que atraviesa toda la constelación. La Antigüedad grecorromana lo relacionó con Asclepios (Esculapio), hijo de Apolo y de Coronis. Cuenta el mito que Coronis se dejó seducir por el mortal Isquis cuando ya estaba encinta de Apolo y que el dios la mató para castigar su infidelidad. En el momento en que el cuerpo de Coronis iba a consumirse sobre la pira funeraria, Hermes (o el propio Apolo según otros relatos) liberó al niño nonato del vientre de su madre.


Ofiuco y La Serpiente. Sidney Hall, Urania's Mirror. Londres, 1825.

Asclepios fue instruido por el centauro Quirón en el arte de la medicina y puso su ciencia al servicio de los mortales, realizando muchas curaciones y resucitando a muertos. El poder de Asclepios se convirtió en un grave perjuicio para el reino de Hades, y éste protestó ante Zeus. El dios olímpico, para evitar que el orden del mundo se alterase, decidió aniquilar a Asclepios con uno de sus rayos, y Apolo vengó el acto matando a los Cíclopes, gigantes forjadores de dichos rayos. Asclepios fue elevado al cielo tras su muerte, concediéndosele la inmortalidad y el rango de dios.

domingo, 7 de septiembre de 2014

La Corona Boreal

Se la divisa junto al Boyero, entre esta constelación y Hércules. Es una diadema de 7 estrellas que representa la corona que Ariadna, la hija del rey Minos de Creta, portaba en su boda con Dioniso en la isla de Naxos. Se dice que Hefesto la hizo con oro fundido y piedras preciosas de la India, que era un obsequio de las Horas y de Afrodita y que fue Dioniso quien la elevó a los cielos.

La Corona Boreal junto a la vara del Boyero. Johann Ehlert Bode, Uranographia. Berlín, 1805.

Otra tradición cuenta que es el hilo de oro que permitió a Teseo salir del laberinto del Minotauro.

Esta pequeña constelación contiene un racimo de 400 galaxias situadas a más de 1.000 millones de años luz de la Tierra.

lunes, 1 de septiembre de 2014

El Boyero

La estrella más brillante de la constelación del Boyero es de color amarillo y resulta muy fácilmente visible en los cielos de primavera y verano. Su nombre, Arturo, significa “el que guarda osos” y se refiere a la faceta del Boyero (=“pastor de bueyes”) como perseguidor de las Osas Mayor y Menor alrededor del polo norte celeste. En la Antigüedad se la consideraba un presagio de tormentas, y la Astrología siempre la ha tenido por un astro benéfico. Arturo se sitúa en la rodilla del Boyero.

Arato denomina Artofílace (=“guardián de la osa”) a esta constelación.

La tradición relaciona al Boyero con el ateniense Icario y su hija Erígone. Cuenta el mito que Dioniso reveló a Icario el secreto de la elaboración del vino y que éste obsequió la bebida a unos labradores. Aquellos la bebieron hasta embriagarse, y creyendo haber sido envenenados, mataron a Icario y quemaron su cuerpo. Erígone, con la ayuda de su perra Maira, buscó la tumba de Icario y habiendo dado con ella, apesadumbrada, se ahorcó. Zeus (o, según otras leyendas, Dioniso) elevó a los cielos a Icario como el Boyero, a Erígone como Virgo y a Maira como la estrella Procion del Can Menor (o la constelación de Canes Venatici).

Virgo se sitúa a los pies del Boyero, el cual extiende su mano hacia el rabo de la Osa Mayor.

De Johannes Hevelius, Firmamentum Sobescianum sive Uranographia. S. XVII.

martes, 26 de agosto de 2014

Hércules

Se trata de una constelación muy extensa si bien sus estrellas son poco brillantes. En la Antigüedad también se la llamaba “El Arrodillado” por su forma. En la iconografía hermética se lo representa blandiendo una maza, portando la piel del león de Nemea y apoyando un pie sobre la cabeza del Dragón.

De Kornelius Reissig, Sozviezdiia Predstavlennia na XXX tablitsakh. San Petersburgo, 1829.

Hércules (Heracles) es hijo de Zeus y de la mortal Alcmena, hija a su vez de Perseo. Al nacer, Hera envía dos serpientes para matarlo pero éste, dotado de una fuerza prodigiosa, las estrangula. De joven es instruido en las artes de conducir carros, manejar el arco y tocar la lira. Habiendo liberado su ciudad natal, Tebas, del tirano Ergino, el rey Creonte le entrega en agradecimiento a su hija Mégara, con la cual se une y tiene hijos. Pero Hércules es enloquecido por Hera y mata a sus hijos en un rapto de locura. Cuando el héroe recupera la cordura, abandona su ciudad por consejo de la Pitia y emprende los trabajos que habrán de permitir la expiación de su crimen.

Leemos acerca de Hércules en el Programa Agartha:
“Esta figura, prototipo del héroe triunfante, es decir del hombre que a través de una serie de esfuerzos y aventuras logra ‘divinizarse’, o mejor, retornar a sus orígenes divinos (ya que es hijo de Zeus-Júpiter), es tal vez la más importante y ejemplificadora de la antigüedad greco-latina. Su simbólica incluye no sólo los doce famosos trabajos y pruebas que debe realizar a exigencias de Hera-Juno, la contraparte femenina de Zeus-Júpiter (este último, símbolo del espíritu fecundador), sino igualmente una serie de fabulosas victorias que corren parejas con sus nutridas flaquezas. Esta oposición entre las energías masculinas, celestes y espirituales, y las femeninas, terrestres y materiales, prefiguradas por la pareja olímpica Zeus-Hera (Júpiter-Juno para los romanos), marcará la vida de Heracles-Hércules, nacido humano, y el que por medio de los combates purificadores de toda su existencia es recibido en el Olimpo como el hijo preferido de su Padre celestial en razón del continuado sacrificio mediante el cual no sólo ha vencido a innumerables enemigos externos, sino que ha podido salir victorioso de los combates internos contra sus indefinidas tendencias hacia la densidad, reflejo de sus innumerables egos, antes de acceder al conocimiento y la paz, emblemas de la inmortalidad del alma y la vida eterna que finalmente logra por su espíritu combativo, sublimizado por la búsqueda constante del Espíritu y la Verdad, a través de un recorrido jalonado de errores, rectificaciones y logros. 
Narrar los trabajos, hazañas y aventuras de este héroe llevaría por lo menos un volumen. Nos limitaremos a dar a los lectores algunos de los elementos de la rica simbólica de este personaje mítico, recordando que todos sus infortunios y caídas son provocados por Hera, imagen de sus impulsos destructores y descendentes, puesto que esta divinidad le maldijo por el hecho de ser hijo de su esposo Zeus (el espíritu ascendente), el que le fue infiel al procrear a Heracles fuera de su olímpico matrimonio, razón por la que el héroe humano debe ser objeto de su venganza y su nefasta influencia. Es importante recordar que el nombre Heracles significa ‘la gloria de Hera’. Señalaremos que todos estos ‘trabajos’ o combates tienen el discurso de un poema continuado y se refieren a la purificación del espíritu gracias a la victoria sobre los oscuros impulsos ‘materiales’, es decir entre la oposición y la complementación de lo más sutil y lo más denso. 
En sus primeras acciones Heracles domina al jabalí de Erimanto, vence al toro de Creta y ahoga al león de Nemea. Todos estos animales simbolizan a las fuerzas vivas de las pasiones, a las que el héroe debe imponerse sin negarlas, ya que debe enfrentarlas como obstáculos en su camino. Igualmente sojuzga a la reina de las amazonas, o sea a su parte pasiva y oscura, uno de sus egos inestables. También mata a la hidra de Lerna, imagen de esos egos serpentinos a los que es casi imposible cortar la cabeza, labor que se le facilita por haber anteriormente limpiado de estiércol las caballerizas de Augías. Luego se impondrá sobre el gigante Geriones y sobre Anteo y Diomedes, símbolos de la bestialidad y lo antiespiritual, y puede así cazar a los emisarios celestes, los pájaros del lago de Estinfalo, lo que le permitirá obtener viva a la cierva de los pies de bronce, imagen de la ligereza, levedad y rapidez. Finalmente llega al jardín de las Hespérides, donde obtiene el fruto áureo de sus esfuerzos, lo que le facilita dominar al perro-monstruo de tres cabezas, Cerbero, guardián del Tártaro (como el dragón en otras tradiciones), último de sus obstáculos en el camino de la reintegración al Sí Mismo.”
Hércules regresa a su patria purificado de su delito de sangre, y se casa con Deyanira, hija del rey Eneo. Cuenta el mito que el centauro Neso quiso violarla y que Hércules lo atravesó con una flecha. Neso, antes de morir, entrega a Deyanira una túnica envenenada con su sangre haciéndole creer que con ella podrá reavivar el amor de su esposo si éste algún día se debilita. Transcurrido el tiempo, Hércules se apodera de la hija del rey de Éurito y Deyanira le ofrece la túnica para recuperar su estima. Hércules se la pone y al instante es atacado por el violento veneno que la impregna. Devorado por atroces dolores, el héroe ordena levantar una pira en el monte Eta y se lanza sobre ella. Zeus lo saca de las llamas y lo conduce al Olimpo, donde le concede la inmortalidad.